El país que me gustaría ver

Es indispensable que nuestros líderes (mujeres u hombres) comprendan que el fortalecimiento de las instituciones es uno de los aspectos más trascendental para la salud del Estado Nacional; poner una institución sobre otra es tan perjudicial para una como para otra

por Araceli García Rico

Por Araceli GarcíaRico
Vivimos en un país con una situación actual “desagradable”. A la mayoría nos aterra la idea de que la delincuencia organizada pueda dañarnos a nosotras o a nuestra familia; no estamos conformes, ni con las cifras macro, ni microeconómicas del país; existe una sensación generalizada de malestar e incomodidad, tal vez en parte por la
cotidianidad del día a día; pero sin duda, hoy experimentamos incertidumbre, desesperanza y miedo; sentimos la indiferencia de las autoridades y en cambio, la sociedad ha perdido ilusión en alcanzar sus aspiraciones. Vivir así es terrible.
A pesar de lo anterior, en esta breve reflexión, quiero compartir el México que me gustaría ver.
Primero, quisiera ver un México dirigido por líderes competentes con un gran sentido de la responsabilidad, que promuevan la unidad nacional y que no sean indiferentes a los problemas que sacuden al país. Me gustaría que los líderes sean
más y mejores administradores públicos, que políticos y también quisiera testificar que no se polarice más a la sociedad, sino por el contrario, que la unan, pues todas y todos somos mexicanos.
Es indispensable que nuestros líderes (mujeres u hombres) comprendan que el fortalecimiento de las instituciones es uno de los aspectos más trascendental para la salud del Estado Nacional; poner una institución sobre otra es tan perjudicial para
una como para otra. En segundo lugar, me gustaría que la administración pública en todas sus modalidades, incluyendo a los tres poderes en los tres niveles, adopte un sistema de gestión de calidad. Este sistema debería ser la cualidad más distintiva de quien ejerza la función pública; sin duda, exigiría una inversión económica, material e intelectual considerable, pero sería una garantía de formalidad y de eficiencia, pero sobre todo de transparencia y legitimidad; ayudaría en gran medida a vencer la corrupción, la informalidad, la improvisación y la impunidad. Establecer un sistema de esta magnitud implica el desarrollo de políticas públicas, estrategias de alto nivel, procesos, procedimientos y tareas de carácter institucional que definirán guías tendientes a la mejora continua y al desarrollo de mejores prácticas, lo que redunda
en un servicio de calidad. Este paso constituiría una postura inédita en el Estado Mexicano. Dejaría de existir el gobierno de un partido, para pasar a tener una Administración del Estado Mexicano donde exista un sistema profesional de carrera que exija perfiles determinados. Con ello reitero, la importancia de la continuidad transexenal de las políticas públicas y no que se interrumpan con cada cambio de gobierno, corresponda o no al mismo partido político.

Como tercer punto, quisiera que las instituciones y las personas administradoras públicas adopten un conjunto de valores que les comprometan a proporcionar un mejor servicio público.

En mi opinión estos principios deberían ser:
1. Eficiencia.
2. Eficacia.
3. Legitimidad.
4. Democracia.
5. Transparencia.
6. Pluralidad.
7. Respeto a los derechos humanos.
Estos valores deberían estar presentes en todo momento durante el ejercicio público. Es muy importante que las personas servidoras públicas sean más profesionales, más éticas y que cuenten un marco legal y normativo formal. Como cuarto punto, anhelo el México que gracias a esta concatenación de acciones y valores, erradique el gran flagelo de la violencia contra las niñas y las mujeres, no podemos permitir que 11 mujeres al día sigan siendo víctimas de feminicidio y la falta
de justicia siga siendo el común denominador. El México que me gustaría ver no está fuera del alcance de nuestro país. Hay muchas esperanzas y posibilidades de ver esa realidad. Solo hace falta que exista un liderazgo social, insisto no político, que guíe los esfuerzos de la nación de manera formal, ética y pragmática, priorizando en una escala de valor los elementos estratégicos del Estado Mexicano:
1. Liderazgo.
2. Ética y moral.
3. Educación, desarrollo científico y tecnológico.
4. Salud.
5. Energía.
6. Economía.
7. Infraestructura.
8. Infoestructura.
9. Seguridad.
10. Defensa.
Nuestro país tiene un potencial enorme, las limitaciones las ponemos las y los mexicanos. Nuestra Patria tiene una posición privilegiada. El legado histórico, cultural y multiétnico que corre en nuestra sangre es también fundamental. Nuestro pasado y presente deben ser la fuerza que nos ayude a construir el futuro; el problema como siempre: hace falta un líder que sepa entretejer todos estos elementos para darle forma al México que todos queremos ver.
México es grande.

Foto Twitter @katvoltage

 

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