LaCostillaRota. 3 de junio, 2025.- Cada año, miles de mujeres emprenden un viaje lleno de incertidumbre y desafíos, dejando atrás sus hogares en busca de una vida mejor. Las mujeres migrantes, un pilar fundamental en los flujos migratorios globales, enfrentan una doble travesía: la inherente al desplazamiento y la que surge de su condición de género. Su resiliencia y determinación son innegables, pero también lo son los riesgos y las vulnerabilidades que marcan su camino.
La migración femenina ha experimentado un crecimiento significativo en las últimas décadas. Ya sea como jefas de hogar, buscando oportunidades económicas, huyendo de la violencia o reuniéndose con sus familias, las mujeres representan una parte cada vez más visible y crucial de la diáspora. Sin embargo, su vulnerabilidad se acentúa en cada etapa del trayecto.
Los Peligros en el Camino:
Desde el momento en que inician su viaje, las mujeres migrantes son blanco de múltiples peligros. La falta de acceso a información segura, la precariedad económica y la necesidad de confiar en redes informales las exponen a:
- Violencia de Género: Lamentablemente, el riesgo de sufrir violencia sexual, física y psicológica se incrementa exponencialmente durante la ruta migratoria. Traficantes de personas, grupos criminales e incluso autoridades inescrupulosas pueden explotar su vulnerabilidad.
- Tráfico y Trata de Personas: Muchas mujeres son engañadas con falsas promesas de empleo o una vida mejor, solo para caer en redes de tráfico y trata con fines de explotación sexual o laboral.
- Falta de Acceso a Servicios Básicos: Durante el trayecto, el acceso a atención médica, saneamiento e higiene es limitado, lo que agrava las condiciones de salud, especialmente para mujeres embarazadas o con hijos.
- Discriminación y Estigmatización: A menudo, las mujeres migrantes enfrentan discriminación por su género y origen étnico, lo que dificulta su integración y acceso a derechos en los países de tránsito y destino.
Un Acto de Valentía y Resiliencia:
A pesar de estos desafíos abrumadores, la decisión de migrar para muchas mujeres es un acto de profunda valentía. Buscan mejores oportunidades para sus hijos, escapar de la pobreza extrema, la violencia doméstica o conflictos armados. Su contribución a las economías de origen y destino es inmensa a través de las remesas que envían y el trabajo que realizan.
Una vez que llegan a sus destinos, muchas mujeres se insertan en sectores laborales precarios y mal remunerados, como el trabajo doméstico, la agricultura o la manufactura. A pesar de ello, su capacidad de adaptación y su incansable esfuerzo por sacar adelante a sus familias son un testimonio de su fuerza.
La Urgencia de una Respuesta Integral:
Es imperativo que los gobiernos, las organizaciones internacionales y la sociedad civil trabajen de manera coordinada para garantizar la protección y los derechos de las mujeres migrantes. Esto incluye:
- Rutas Seguras y Regulares: Establecer vías legales y seguras para la migración que minimicen los riesgos y la dependencia de traficantes.
- Acceso a la Justicia y Protección: Fortalecer los mecanismos de denuncia y atención a la violencia de género, y asegurar que las víctimas reciban apoyo legal y psicológico.
- Servicios de Salud y Apoyo Psicosocial: Garantizar el acceso a servicios de salud integrales, incluyendo salud sexual y reproductiva, y apoyo psicosocial para atender el trauma de la migración.
- Autonomía Económica: Promover la inclusión laboral y el acceso a oportunidades educativas y de capacitación para que las mujeres migrantes puedan desarrollarse plenamente.
- Sensibilización y Eliminación de la Discriminación: Combatir los estereotipos y la estigmatización asociados a las mujeres migrantes, promoviendo una visión más justa y equitativa.
Las mujeres migrantes no son solo cifras; son historias de coraje, sacrificio y esperanza. Reconocer sus desafíos y brindarles el apoyo necesario es un imperativo humanitario y una inversión en un futuro más justo e igualitario para todos.
