Del México Feminicida al México militar, las mujeres tenemos que dejar de ser tributo en el Pacto Patriarcal

Por parte de los gobiernos en turno, el PACTO PATRIARCAL se sella, generando todas las condiciones para los violadores que con uniforme institucional establezcan su propia ley, la del depredador

por Yolitzin Jaimes

Por Yolitzin Jaimes Rendón.

La militarización es una amenaza que se agazapa, se pasea, se regodea, se ufana, y su presencia tiene la legitimidad de ejercer la fuerza, poder que el mismo Estado le otorga. Que se le llame Guardia Nacional no le quita el carácter militar ni la vuelve civil. Es como si pensáramos que, por llamarles Ateneas y no granaderas, las policías “antimotines” no lastiman a las manifestantes feministas que acuden a Palacio Nacional a visibilizar sus demandas. La Militarización es una maleza verde y como toda maleza se expande rápidamente en lugares donde no se les desea, donde las mujeres corren si los ven venir mientras lavan la ropa junto al río, pero no pueden correr cuando llegan directamente a sus casas, ahí frente a sus criaturas viven lo más podrido de la Militarización: la tortura sexual. Es en el cuerpo de las mujeres donde se incrustan las garras del depredador que supuestamente es mandado a “cuidar” “proteger” “enfrentar” y su paso es como el del huracán que arrasa con todo, más si ese todo no habla español. Los tiroteos continúan, los enfrentamientos también, La militarización en México tiene su historia, algunos en el poder, hoy parece que sufrieron Amnesia, si eres de donde soy, desde niña aprendes que a los <guachos>; es mejor tenerlos lejos. Los “guachos” luchan contra los malos, y en medio las mujeres y las niñas, porque los “guachos” ni son buenitos, ni salvadores de nadie, agresores sí, de las Mujeres y las Niñas.

Sobre el caso de Valentina Rosendo Cantú, indígena Me´Phaa: El día seguramente era soleado, pues Valentina estaba lavando ropa junto al río, cuando llega ante ella un grupo de soldados para abusarla sexualmente. Fue en febrero del 2002 cuando Valentina fue víctima de tortura sexual por parte del Estado, del estado sí, porque los militares representan al Estado, comenzaron por golpearla con sus armas en el vientre, después le jalaron los cabellos y la violaron. La violación es una expresión masculina de DOMINIO, se busca el control de ese primer territorio de las mujeres “el cuerpo” como dice Rita Segato, la violación no ocurre porque haya impunidad, sino que es la exhibición misma de la IMPUNIDAD y tratándose de MILITARES es la reafirmación de una supuesta INTOCABILIDAD, la consumación evidente del PACTO PATRIARCAL ENTRE HOMBRES, donde las pactadas son las mujeres víctimas de este tipo de abusos. Valentina tuvo que luchar, Valentina
tuvo que contar la historia que le hizo vivir el Ejército mexicano una y otra vez, primero a ella en carne propia y también a toda su familia que fue amenazada para que ella desistiera. Detrás de Valentina hay muchas mujeres de comunidades indígenas que fueron obligadas a callar por parte de los gobiernos en turno, el PACTO PATRIARCAL se sella, generando todas las condiciones para los violadores que con uniforme institucional establezcan su propia ley, la del depredador.

Sobre el caso de Inés Fernández Ortega, indígena Me´Phaa:
En ese mismo contexto de violaciones sistemáticas a las comunidades indígenas por parte de los MILITARES, en marzo del 2022 Inés fue torturada sexualmente por un grupo de soldados, y fue dentro de su casa, mientras se encontraba con sus hijos. Inés no tuvo acceso a la justicia en México, Inés junto con Valentina tuvieron que recurrir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos para que el Estado Mexicano reconociera el agravio cometido por el ejército y se pudiera reformar el Código de Justicia Militar.

Como ellas, muchísimas mujeres en todo el país han sufrido en carne propia los agravios del Ejército Mexicano, golpearlas, electrocutarlas y violarlas en grupo pareciera ser la consigna del ejército, esa es su ley, la ley del depredador.

De niña crecí escuchando que a los “guachos” es mejor tenerlos lejos, porque si se acercan capaz y detienen y desaparecen a más de 400 personas como lo hicieron en Atoyac, como lo hicieron con un tío que fue detenido junto con 25 campesinos, entre ellos mi abuelo, acusado de guerrillero y obligado a culparse para que mi abuelo quedara libre, ver en sus muñecas años después las huellas de la tortura me hicieron comprender de lo que ejército era capaz. La desaparición forzada de los 43 nos lo hizo recordar, recordar para no olvidar.

De niña me dijeron no te acerques a los “guachos” de adulta puedo gritar un no a la Militarización, no al uso de un cuerpo de granaderas para la represión de las movilizaciones feministas, un NO rotundo al PACTO PATRIARCAL.

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