#JusticiaParaLuzRaquel en un Estado omiso e indolente, y ante una sociedad intolerante y sin empatía

Ya estamos cansadas de decir ni una más, y de tener todos los días que actualizar nuestro duelo con el nombre de las nuevas 11 víctimas del Estado feminicida

por Mar Grecia
Luz Raquel, era una mujer de 35 años, lesbiana, activista y madre radicada en Jalisco que, en palabras de la activista de la colectiva Yo Cuido México, Mily Cruz, se dedicaba completamente a cuidar y proteger a su hijito diagnosticado dentro del espectro autista.
El odio feminicida y lesbocida que priva de la vida todos los días a 11 mujeres en nuestro país, la hizo temer en más de una ocasión por su integridad, pues fue víctima de constantes amenazas que en su momento denunció e hizo públicas buscando obtener el apoyo social e institucional para salvaguardarse, pero como en muchas ocasiones, el Estado le falló y la sociedad no fue capaz de sentir empatía por ella y por su familia.
Sus propios vecinos, hundidos en la miseria humana, el odio y los prejuicios, le lanzaron en no pocas ocasiones insultos y amenazas de muerte, que tomaron formas terribles primero con gritos e intolerancia al ruido que su menor hijo hacía al tener crisis y episodios propios de su condición autista, para luego ascender a un claro intento de feminicidio realizado con un ataque con cloro industrial que le arrojaran a Luz, causándole lesiones meses atrás. Después, no conformes con lastimarla, decidieron terminar de aterrorizarla con las pintas que realizaron a las puertas de su hogar donde le advirtieron: “te voy a quemar viva”, “te vas a morir, machorra”, “te vas a morir, Luz”, muerte a Luz”. Para las negligentes autoridades, la gravedad de estos ataques, con todos los antecedentes ya descritos, de los cuales tuvieron conocimiento y denuncia, se redujeron a una simple pelea de vecinos, con lo que Luz Raquel, nuevamente fue abandonada e ignorada por quienes debían protegerla. Las amenazas de muerte y el acoso reiterado que contra ella emprendió Sergio Ismael N, en presunto contubernio con sus agresores y vecinos, señalado un sinnúmero de veces por Luz, por su condición de Lesbiana y por un inexplicable odio hacia ella desde la ignorancia y la incomprensión, finalmente desenlazaron en el atentado en el que a Luz, despiadadamente le prendieron fuego viva, causándole lesiones en el 90% de su cuerpo, de las cuales, no se pudo ya recuperar.
Luz Raquel, acudió a todas las instancias para salvarse: acudió a la policía, a la fiscalía, invocó medidas de protección al gobierno que no le concedieron en forma, se acercó a colectivas de activistas de otras madres cuidadoras para dar cuenta de su situación y hasta hizo públicas en redes sociales las capturas y fotografías de las amenazas y ataques de que fue objeto. Solicitó auxilio, pidió ayuda, señaló y puso rostro a sus violentadores y nadie la alcanzamos a escuchar. Claro que como sociedad tenemos deuda; nuestra carencia de empatía y nuestra mínima capacidad de asombro nos acusan. Pero en esta ocasión, además de los agresores materiales del feminicidio/lesbocidio, hay una gran responsabilidad Y CULPA, por parte del Estado. Ir a denunciar es, en sí mismo, para las víctimas un acto de tortura, pero ignorar una denuncia de la magnitud y gravedad de la que emprendió Luz, es un crimen de Gobierno. Toda la cadena de mando y quienes hoy han fomentado que las Fiscalías sean cedazos que solo atienden los casos que tienen luz verde o recomendación expresa de perseguir, tienen este feminicidio y los tantos otros en las manos. Así.
Es inconcebible que hasta el titular del ejecutivo federal, en una declaración que raya en el pensamiento mágico, diga que según sus creencias, es el proceso neoliberal el responsable de la muerte de Luz Raquel, en vez de verse en un espejo y advertir que la responsabilidad es en parte suya; que esa banda presidencial que porta y ese juramento que rindió para obtenerla, lo hace responsable de la política de seguridad y combate al crimen que hoy nos está fallando a todas las personas pero que se está ensañando con delirio contra nosotras las mujeres. Ya estamos cansadas de decir ni una más, y de tener todos los días que actualizar nuestro duelo con el nombre de las nuevas 11 víctimas del Estado feminicida.
Tejamos redes de apoyo y vigilancia, exijamos con más fuerza el cese a la violencia, hagamos conciencia individual y colectiva pero que nadie nos confunda o distraiga de seguir señalando a las autoridades omisas y a quienes prefieren inventarse enemigos imaginarios antes de atender su deber y de pagar su deuda histórica. La impunidad mata. Justicia para Luz Raquel. Verdad y Justicia para Todas.
Malas mujeres.
A propósito de la violencia feminicida que no descansa, el miércoles tuve oportunidad de escuchar el Space en Twitter a que convocó la asociación conocida como Frente Nacional de Mujeres, del que forman parte importantes activistas contra la violencia vicaria como Gaby Pablos y Natalia Lococo. En dicho foro, la periodista Rebeca Cebrecos, junto con más de 100 activistas presentes virtualmente de forma escalonada, pudo contar la historia de terror de la vida real que tuvo que sufrir por causa de su ex pareja, José Miguel N, quien haciendo uso de su poder, dinero e influencia, logró obtener en la ilegalidad una orden de aprehensión en contra de Rebeca, consiguiendo que la encarcelaran en el penal de Santa Martha Acatitla, por un delito fabricado en venganza por demandarle a él, el cumplimiento del pago de una pensión alimentaria para su menor hija. Afortunadamente, al tratarse de una insostenible ilegalidad, Rebeca, logró salir hace unos días para contarnos su terrible experiencia. Conocer a través de su testimonio su gran valentía y fortaleza ante la adversidad, fue inspirador y muy impactante, pues al igual que ella, miles de mujeres son víctimas y sobrevivientes de la llamada violencia vicaria, algo que como sociedad tenemos indebidamente normalizado pero ante lo que hoy las mujeres nos estamos uniendo para combatir. Mi amor y apoyo en lo que valga para impulsar su necesaria lucha a favor de las infancias y contra un sistema judicial que no logra desprenderse por completo de su corrupción traducida en desprecio por las mujeres y por las madres. En próximas entregas, hablaremos a profundidad sobre este interesante tema. Hasta entonces.
@mar_grecia
Ilustración  de @brujasdelmar

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