Por Verónica Rivera Ramírez
El 2025 ha iniciado con escenarios tan apocalípticos como confusos. El mundo se encuentra en un momento lleno de incertidumbre, drama y cambios de los panoramas políticos, sociales y económicos que no son del todo positivos. Así que estimada lectora, estimado lector, en las siguientes líneas, podrás encontrar algunas proyecciones que se esperan para este año desde el análisis geopolítico.
Durante el 2024, más de 70 países vivieron procesos electorales, lo que significa que en este 2025 tendremos el reflejo del voto de más de 1500 millones de personas que, desde la desilusión, el coraje o el miedo, decidieron castigar a los partidos y a los regímenes en el poder. La lista de derrotados es larga: coaliciones que se anunciaron como la gran esperanza, demócratas norteamericanos que creían tener todo bajo control, macronistas cegados a un solo líder francés, británicos hechos al más puro estilo conservador y para sorpresa de nadie, una democracia venezolana cada vez más disminuida por los líderes autoritarios de izquierda.
En este sentido, el surgimiento de nuevos liderazgos políticos y actores de poder a lo largo y ancho del globo terráqueo es inminente. Tenemos, por ejemplo, al magnate Elon Musk, que por sí mismo es ya un poder global y que tiene ahora la entrada directa al despacho oval de la Casa Blanca, mismo que Donald Trump está re-estrenando -con nuevo botón para las coquitas bien Elodias-, pero si quiere saber más de este aclamado personaje, le invito a leer el artículo dedicado a su versión 2.0 en el poder.
Ahora, regresemos con el señor Musk; personaje que nos ha enseñado cómo se están reconfigurando los ejercicios del poder, dejando en claro que las actuales agendas políticas se tienen que jugar tanto en lo público y en lo privado. Lo anterior se concluye dado que, las democracias occidentales cada vez se encuentran más debilitadas y esto hace un choque directo con la gran actividad económica y comercial del sur global; es decir: los países ricos ya no son el mejor ejemplo de calidad de vida y los países pobres pues ya no son tan pobres (aunque no exactamente mejoren las vidas de sus habitantes).
Respecto a los conflictos armados visibles tanto en Medio Oriente como el conflicto Ruso-Ucraniano, tendremos inciertas treguas sin paz. Por una parte, el egocentrismo de Trump por cumplir su promesa de campaña de <<terminar la guerra con una llamada>> o que en un momento de enfado y berrinche -como ha demostrado en varias ocasiones- mantenga el apoyo militar en Ucrania. Por otro lado, Vladimir Putin con el respaldo militar en medio oriente -aunque muy desgastado por su propio conflicto regional-, genera las condiciones perfectas para la entrada por la puerta grande de la diplomacia antes que la continuación de la guerra.
Sin embargo, hay que aclarar el panorama, dichas condiciones no son necesariamente por las razones que usted cree. Estas situaciones se fueron dando por el final inesperado del régimen de Basha al-Assad en Siria, por el descanso de tropas tanto de Israel como de Hezbolá en el conflicto que juegan en el Líbano, por el genocidio en Gaza que cuenta más de 45,000 muertos y por un Irán atravesando una fuerte debilidad económica y de estrategia de guerra pocas veces vista. Así pues, los escenarios son ahora una moneda al aire que solamente permitirán negociaciones y movimientos diplomáticos en donde los países de esta región estarán más interesados en sus propios beneficios que en las soluciones reales de los conflictos.
Y como cereza del pastel, nuevamente queda demostrada la ineficiencia del sistema internacional y de los diversos organismos que lo conforman, para lograr los consensos globales o ser las plataformas de resolución de controversias. Lo que nos demuestra que a partir del 2025 el mundo comenzará a volverse más emocional y menos institucional.
En el horizonte se percibe una guerra comercial. Por una parte, veremos el proteccionismo de uno de los mercados más importantes dentro del sistema internacional, pues la nueva administración estadounidense y sus constantes amenazas de subir los aranceles para productos chinos a más del 60%, hasta un 25% para México y Canadá y entre el 10% y 20% para los demás socios comerciales, tiene a las economías globales con la incertidumbre creciendo a pasos agigantados.
Si lo analizamos desde el otro lado del mundo, la relación comercial entre la India y el Reino Unido cada vez se ve más fortalecida por sus acuerdos de libre comercio. La gran actividad económica del sur global, como ya lo mencionaba, está repuntando, a tal grado que la Unión Europea tiene la firme intención de vencer de una vez y por todas, la carrera de obstáculos que se ha formado para, por fin, ratificar el acuerdo con MERCOSUR. China, por su parte, también dará la pelea en esta guerra -aún con el lastre que le ha causado el sector inmobiliario y que le ha costado inestabilidad en su política interna- y con el liderazgo que le caracteriza al gigante asiático, responderá a las nuevas restricciones comerciales, de inversión y tecnológicas contra Estados Unidos. Finalmente, hay que destacar el gran espacio que se están abriendo las criptomonedas en todo este panorama, pues se espera que esta industria represente muy pronto la moneda de cambio entre las grandes corporaciones financieras, aún con la inestabilidad que este mercado representa.
Por último y como es costumbre de esta autora, no puedo cerrar esta lectura sin hablar de cómo todo este panorama afectará a mi México, lindo y querido. Nos encontramos en un año clave para las negociaciones y para dar paso a los acuerdos diplomáticos, el primero y más importante: el T-MEC (o TLCAN, para quienes todavía usan Facebook), mismo que dependerá del nivel de respuesta del Gobierno Mexicano para cumplir con la disminución del tráfico ilícito de fentanilo y con la disminución también, del paso de migrantes para cumplir el sueño americano; pues de no tomar cartas en el asunto, el depredador sexual que tienen como presidente en Norteamérica, terminará convirtiendo aquello en la mexican nightmare.
Así mismo, debemos considerar que no podemos simplemente voltear a los horizontes asiáticos y tomar partida por China, porque en los negocios y en todas las esferas de nuestro bello país, seguimos estando tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos. Finalmente, y aunque a muchos de la 4T les duela, la incertidumbre de la política interna no está generando las mejores condiciones para invertir en México, por mucha campaña que la PresidentA se esfuerce en hacer. La serie de reformas que empujó -a contra corriente, en sedes alternas y rodeada de cientos de granaderos- en especial la reforma judicial y el capricho de elegir a las y los jueces por voto popular no es la mejor muestra de responsabilidad para el acceso a la justicia, al igual que otorgar carta libre a la guardia nacional para realizar acciones de seguridad civil; megaproyectos que siguen sin funcionar -refinerías que no refinan, trenes sin pasajeros, aerolíneas sin vuelos y sin aviones; incluso, ignorar con total impunidad a los organismos internacionales de derechos humanos con la prisión preventiva oficiosa … ¡pff!…claramente reflejan una falta de compromiso para jugar en el plano internacional.
Por hoy, es todo. Claramente el panorama no es del todo alentador, aunque tendremos que estar muy atentas y atentos a las reconfiguraciones de poder que se presenten durante los siguientes 11 meses. Por ahora, le invito a que reflexione y comparta este artículo a la persona que más confianza le tenga, porque desde acá les deseo en su 2025 un ¡feliz año nuevo!
Imagen creada con IA por LCR