Es una lástima callar y dejar a los hombres que hablen

Para mí, lo verdaderamente vergonzoso es pensar que la historia de la humanidad ha sido mayormente contada desde una perspectiva masculina, ignorando por completo a la mitad de la población

por Samantha Batrez

Por Sam Batrez

Aristóteles fue requerido para impartir una clase sobre retórica tras la publicación de su libro «Grillo», en el que refutó el planteamiento sobre la retórica defendido por Isócrates. Se dice que al comenzar su clase, Aristóteles expresó: «Es vergonzoso callar y dejar a Isócrates que hable». Tanto esta clase de retórica como su libro «Grillo» gozaron de gran éxito, incluso al punto de que el discípulo de Isócrates, Cefisodoro, escribió una obra en cuatro libros titulada «Contra Aristóteles».

Esta anécdota ilustra la disparidad entre la valoración de las acciones de hombres y mujeres en la historia. Mientras a un hombre se le premia por su capacidad de discernimiento y su firmeza en sus ideales, otro se avergüenza de las mentiras del primero. Sin embargo, el segundo aún tiene la oportunidad de expresarse al respecto. ¿Cuándo llegará el momento en que las mujeres podamos hacer lo mismo?

Pensar en esa interacción, me lleva a reflexionar sobre lo que considero vergonzoso. Para mí, lo verdaderamente vergonzoso es pensar que la historia de la humanidad ha sido mayormente contada desde una perspectiva masculina, ignorando por completo a la mitad de la población. Creo que como sociedad, es vergonzoso permitir que los hombres monopolizen las conversaciones sobre otros hombres durante horas y horas, como si las mujeres carecieran de voz o no hubieran contribuido significativamente a la historia. Es vergonzoso que hasta el siglo XX, las mujeres hayan sido relegadas a un segundo plano, emergiendo solo en los relatos históricos cuando luchaban por sus derechos. Parece como si en todos los demás aspectos, se nos excluyera y se nos negara nuestro lugar en la historia. Es vergonzoso que hayamos permitido que esto sucediera, es vergonzoso que durante tantos años nadie se haya detenido a cuestionar por qué usamos «historia de la humanidad» como sinónimo discreto de «historia de los hombres».

Podría decir «es vergonzoso callar y dejar a los hombres que hablen», pero no lo digo porque eso, en realidad, no considero que sea vergonzoso. Ser prudente, tener miedo, permitir que la duda corroa, eso no es vergonzoso, pero sí es una lástima. Es una lástima callar y permitir que los hombres hablen mientras tu voz se ve sofocada por la suya, como ha sucedido tantas veces. Es una lástima callar y permitir que hablen de sus ideas revolucionarias que en realidad tienen muy poco de ello. Es una lástima callar y dejar que continúen ocupando los espacios académicos y pregonando ideas masculinas con confianza y superioridad, como si nosotras no hubiéramos pensado lo mismo muchos años antes, y de manera más brillante.

¿Cuándo llegará el día en que los temarios de las clases universitarias estén repletos de nombres de mujeres, mujeres que hablaron y cuyas contribuciones han sido reconocidas y valoradas? Hasta que ese día llegue, me llenaré de vergüenza por sus acciones y de profunda lástima por todo el conocimiento que en esa aula se ha perdido.

Te suplico, mujer, que no permitas que este ciclo continúe, porque es una lástima que te calles y nos prives de tus ideas. Si un hombre estuviera en tu lugar no se avergonzaría de compartirlas.

Imagen Composición LCR y Cortesía

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