Violar a la enemiga

Millones de hombres al día violan a las mujeres en todos los prostíbulos del mundo, pero se me hace especialmente perverso que, bajo las bombas y el dolor más absoluto, a los hombres se les levante el miembro y se mantengan excitados hasta eyacular en su víctima

por Nuria González López

Por Núria González

Millones de hombres al día violan a las mujeres en todos los prostíbulos del mundo, pero se me hace especialmente perverso que, bajo las bombas y el dolor más absoluto, a los hombres se les levante el miembro y se mantengan excitados hasta eyacular en su víctima.

Hay que ver cómo, de repente, todos los grandes medios de comunicación del mundo se preocupan por las violaciones a las mujeres. Sin embargo, esta afirmación no es cierta, al menos, no totalmente afinada.

En realidad, a los grandes medios de comunicación les han importado esta semana la violación de estas mujeres israelíes por parte de los terroristas de Hamás. Pero ninguna más, en ningún lugar del mundo más, ni en ningún otro enfrentamiento armado.

Y les ha importado esta porque, en un alarde de mezquindad sin parangón, no se han cortado un pelo en utilizar las imágenes del cuerpo inerte de la joven Shani Louk como propaganda de guerra. Pero dudo mucho que sepan lo que esa imagen significa para cualquier mujer en cualquier lugar del mundo.

El cuerpo casi desnudo de Shani Louk bajo la pierna del terrorista es la imagen del terror para todas las mujeres. Sin embargo y tristemente, sabemos muy bien que no es la primera ni la única. Todas igual de nefastas y condenables.

Lo inquietante es que parece que hay personas que han descubierto ahora que en todos los conflictos armados desde que el mundo existe y los hombres ostentan el poder, se viola a las mujeres de manera sistemática como una potente arma de guerra más. Y da igual que el conflicto sea una guerra abierta entre países o un enfrentamiento entre tribus en la selva o en un periodo de dictadura, y lo tenemos muy documentado.

Por ejemplo, en los testimonios ante los jueces de los soldados argentinos que vigilaban a las mujeres prisioneras en la tristemente famosa ESMA durante la dictadura del general Videla, y que pueden encontrar en no pocos libros, estos soldados rasos explicaron que violaban sistemáticamente a las mujeres allí retenidas, muchas veces hasta su muerte. Ellos, ante el tribunal se excusaron diciendo que habían violado a aquellas mujeres porque así se lo habían ordenado sus superiores militares. Y la gran mayoría fueron exculpados gracias a la Ley de obediencia debida que básicamente compraba ese argumento.

Pero, ¿a qué hombre se le puede ordenar tener una erección si no se excita? Por mucho que te lo ordene un mismísimo capitán general o te apunte con una pistola para ello, ¿cómo puede un hombre mantener su pene erecto durante toda una relación sexual completa, también con eyaculación porque embarazarlas también es el objetivo, si no “le pone” la situación de violencia extrema que está perpetrando?

Millones de hombres al día violan a las mujeres en todos los prostíbulos del mundo sabiendo que, en cualquier otra situación, esas mujeres jamás los tocarían ni con un palo, pero se me hace especialmente perverso que, bajo las bombas, las balas y el dolor más absoluto, que a los hombres se les levante el miembro y se mantengan excitados hasta eyacular en su víctima.

Cuando veo esas imágenes sólo me pregunto cómo puede ser que haya tanto “soldado obediente” en todos los sitios y bajo todas las banderas dispuestos a cumplir con el cometido de violar a la enemiga. Y sepan aquellos a quienes les parece una excelente pieza de propaganda de guerra la imagen del cuerpo de Shani Louk a merced de un terrorista, que la propaganda no sólo se la están haciendo a un bando u a otro, sino a todos los hombres del mundo, no sólo capaces de hacer eso, sino que haya se han mantenido en silencio hasta ver a Shani Louk.

Así son.

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