Las mujeres escribimos

Llevamos siglos existiendo y escribiendo, en lo que se pudiera, en las paredes de piedra, en las servilletas del bar, en los cuadernos de la escuela, en nuestra libreta de apuntes, en el diario que escondimos bajo la cama o inclusive en el diario imaginario que tuvimos por miedo a ser descubiertas

por Yolitzin Jaimes

Por Yolitzin Jaimes Rendón

Las mujeres escribimos:

Llevamos siglos existiendo y escribiendo, en lo que se pudiera, en las paredes de piedra, en las servilletas del bar, en los cuadernos de la escuela, en nuestra libreta de apuntes, en el diario que escondimos bajo la cama o inclusive en el diario imaginario que tuvimos por miedo a ser descubiertas, escribimos nuestra historia, escribimos las recetas de cocina y las resguardamos como un tesoro ancestral , en las trenzas de los cabellos, en la arena frente al mar, en el patio junto a las plantas , en la corteza de los árboles, en el concreto, en los baños , en las paredes, en nuestra piel y en nuestra memoria, nos hemos contando historias, nos hemos espejeado en las historias de las otras, hablamos de nuestras experiencias y nos resistimos a que los otros hablaran por nosotras y nuestros procesos, nos escribimos mujeres, hemos seguido nuestras propias direcciones, hemos cancelado sus códigos y sus leyes, reinventamos un mundo a nuestra medida, nos escribimos amorosamente, nos dejamos notas en las rendijas del pasado, leímos a otras, a esas otras que también sintieron como nosotras, escribimos canciones, poesía, hicimos un rap, construimos un discurso, nuestra lengua materna sigue viva, ha estado viva, la llama no se apaga, ningún viento huracanado puede con ella, las mujeres escribimos porque vemos un horizonte nuevo en el proceso de escritura, rompemos con dogmas, rechazamos el orden establecido e imaginamos esos mundos posibles junto a las otras, no necesitamos estar hablando de ellos todo el tiempo, pues no existimos a partir de ellos, somos marea, juntas, a solas, por nosotras, desde nosotras, el territorio de las mujeres no se somete a la conquista de ningún encantador, la palabra es nuestra, nuestra voz cobra fuerza , el silencio es una elección más no un destino. Recuperamos la autoridad, de la reconocemos a las otras, no hablamos de teorías o del “pensamiento crítico” que les pertenece a ellos , desarrollamos pensamiento de la experiencia, de lo que nos atraviesa, no necesitamos incluirlos a ellos, pues nuestro modo de vivir es a partir de nosotras, de las voces que se hilan cuando estamos haciendo política de las mujeres, escribimos para nosotras, leemos a las otras, navegamos en el mundo y ahí sembramos el horizonte colectivo. Las mujeres escribimos porque estamos vivas, no sobreviendo.

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