Por Mar Grecia Oliva Guerrero
La semana pasada se filtró a través de redes sociales y medios de comunicación un vídeo de seguridad en el que se observa a un hombre agrediendo físicamente a una mujer que no pudo oponer ninguna resistencia. Hoy sabemos que el sano hijo del patriarcado que emprendió la cobarde agresión es Hugo N, Presidente Municipal de San Juan del Río, tierra, por cierto, del hoy Gobernador de Durango, Esteban Villegas.
Más tarde, por una entrevista realizada por el periodista Pilar Aguilar, al padre de la mujer víctima, pudimos conocer que desde que Hugo, de 35 años, se “robara” a María Idaly de 18 años, hace 4 meses sustrayéndola de su seno familiar para hacer con ella vida en pareja, éste no dejó de agredirla física, verbal, psicológica y sexualmente, así como de amenazar a su familia, ostentando el poder de su cargo, para que no intervinieran. Las lesiones que le provocará el agresor feminicida después de lo conocido en el vídeo, fueron de tal gravedad que la sobreviviente y sus padres llegaron al límite, sobreponiéndose al terror que expresaron tenerle al violentador y atreviéndose a interponer una formal denuncia ante la Fiscalía del Estado, la cual se sabe, ya cuenta con los peritajes y pruebas suficientes para poner a consideración de un juez que obsequie la orden de aprehensión correspondiente por los delitos que resulten contra Hugo, desde el pasado viernes. Sin duda, las imágenes indignantes que fueron vistas por un amplio sector de la población en Durango, aunadas al relato de los hechos que compartiera el padre de Idaly, generaron una reacción generalizada de presión que orillaron al violento munícipe priísta a solicitar licencia para, como él mismo lo dijo, “responder a las denuncias en su contra y poder defenderse”.
Si el agresor, ya se ha separado de su cargo con el cuento rancio de defenderse de lo indefendible, y si ya existe en su contra una denuncia y pruebas contundentes de su acción criminal y misógina, qué espera la fiscalía para detenerlo y el poder judicial para juzgarlo. ¿De qué privilegios goza Hugo, que no gozan otros ciudadanos que son señalados por cometer un delito en práctica flagrancia?
Tal vez, Hugo goza del tiempo de gracia que se le concede a un amigo o del privilegio de la protección de la manada, pues para nadie es un secreto que muchos políticos antes que él han cometido en absoluta impunidad agresiones violentas de mayor o menor gravedad que la suya contra sus propias esposas o parejas.
Si en las últimas décadas hubieran existido las redes sociales y sobre todo, consciencia generalizada de que ningún agresor en lo privado es apto para ocupar ningún puesto público, ¿cuántos diputados, gobernadores, senadores, dirigentes o pseudopolíticos golpeadores, violadores y más, nos hubiéramos ahorrado?
Hoy, los mismos que normalizan lo hecho por el presidente con licencia, quienes hacen sus chistes enfermos para minimizar la gravedad del hecho, o que insisten en querer confinar su conducta delictiva a un asunto privado, son justamente quienes mantienen la política local convertida en un concurso de acosadores y machos.
Por esto, es importante reflexionar que una eventual fuga de Hugo, con la complicidad explícita de las autoridades, un proceso amañado de simulación que abrevie su debido castigo o cualquier solución politiquera que no allegue a Idaly un digno proceso de justicia, representarían una afrenta absoluta al Estado de Derecho y una traición de las autoridades al pueblo de Durango, en tanto su compromiso de actuar contra quienes ejercen violencia contra las mujeres. Por otro lado, un proceso ejemplar, en que se aplique la perspectiva de género y no se concedan privilegios al ex funcionario, sentaría un afortunadísimo precedente que sanearía un poco el tortuoso camino de dolor y desesperación que padecen quienes denuncian.
Es hora de que el PRI deje de mirar hacia otro lado y se haga cargo de sus múltiples agresores denunciados, que al igual que los demás partidos, protegen con cómplice cinismo. Tiene el poder en turno también una nueva oportunidad de demostrar de qué lado está: del de las mujeres o del de los agresores. Estamos observando.
Twitter @mar_grecia
Foto Composición de Capturas de Pantalla, Twitter