Por Verónica Chalita
En 2009, se estrenó la película Flor del desierto, un largometraje basado en el libro del mismo nombre, publicado en 1998 y escrito por la protagonista, Waris Dirie.
Waris Dirie, fue la primera mujer que habló sobre la ablación. Ella nació en el desierto de Somalia, y de acuerdo con las tradiciones de comunidades africanas, fue mutilada a los 3 años de edad. Sus genitales fueron extirpados por una cortadora (mujer dedicada al procedimiento sin estudios en medicina); su clítoris, labios mayores y menores fueron desechados de su cuerpo, además de haber sido sometida al estrechamiento del orificio vaginal.
Cuando a los 13 años fue obligada a casarse con un hombre mayor, escapó a Londres, donde trabajó de camarera y conoció a un famoso fotógrafo. A los 18 años, comenzó su carrera como modelo, estando en las portadas de las principales revistas de moda, lo que le abrió la oportunidad de denunciar públicamente el abuso del que fue objeto, y su testimonio recorrió el mundo, dando pie a una campaña en Europa en contra de la Mutilación Genital Femenina (MGF).
La MGF llega a provocar problemas de salud física y mental, que a menudo afectan a las víctimas por el resto de sus vidas. Puede causar dolor intenso, hemorragias graves, quistes, infecciones e infertilidad, así como complicaciones durante el embarazo y el parto.
Tanto el libro como la película son desgarradoras, pues retrata el sufrimiento, dolor y vergüenza de las mujeres que han sido víctimas de esta aberrante tradición.
El sustento de estas comunidades para la MGF radica en la inhibición de la libido, pues garantiza la virginidad antes del matrimonio y la fidelidad conyugal. Tras el discurso de la purificación de la mujer, el patriarcado busca su sometimiento. Waris Dirie explica que, si una mujer no cuenta con la ablación, no se casa, es expulsada de su aldea y tratada como prostituta.
A pesar de que en la actualidad se han llevado a cabo campañas mundiales en contra de la MGF, y que incluso está prohibida por legislaciones de distintos países de África y Europa, en comunidades de Kenia, Egipto y Sudán, médicos y enfermeras también llegan a practicar este procedimiento, lo que provoca dificultades para la erradicación.
Según UNICEF con datos de 2020, en los 31 países de los que se dispone de información, al menos 200 millones de niñas y mujeres fueron sometidas a la mutilación genital y 68 millones de niñas corren el riesgo de sufrirla en 2030.
Han sido años de todo tipo de vejaciones, abusos y desigualdades; de la lucha feminista por un cambio en el mundo, por una revolución femenina liderada por grandes activistas y promotoras de este cambio. Hoy por hoy es mucho lo que la sociedad en su conjunto le debe a las mujeres, es mucho lo que nos debemos a nosotras mismas.
