Los retos de ser mujer en el deporte

Disfrutar, jugar, esforzarse, competir, entrenarse para ser la mejor, para superarse a sí misma, a otras personas o enfrentarse a los elementos naturales no tiene por qué ser patrimonio de los hombres

por Adriana Ortiz

Psicoanalista Adriana Ortíz Barraza

El deporte ha sido a través del tiempo, un fenómeno de gran relevancia social, cultural, económica e incluso política; siendo un medio que enaltece al ser humano de formas diversas.

Sin embargo, la mujer deportista ha enfrentado una serie de retos y dificultades, los cuales se presentan a nivel biológico, sociocultural e institucional.

Al hablar de los aspectos biológicos que han sido un obstáculo para las atletas, podemos hablar del “cuerpo femenino” en sí mismo; es decir, todo lo que ha sido asociado a través del tiempo al concebirnos como el “el sexo débil” y la supuesta “fragilidad física”.

El periodo menstrual como un impedimento para la práctica deportiva, o la idea de que al realizar cierto tipo de ejercicios se perjudica la maternidad.

Ahora bien, todos hemos escuchado o visto en las diferentes redes sociales, comentarios relacionados con el cuerpo de la mujer deportista, observando más cómo luce, o si el uniforme la hace mostrar más sus curvas, no importando su rendimiento deportivo incluso si son profesionales. Criticando a aquellas mujeres con los músculos más grandes o que realizan deportes considerados más rudos; asociándolas con “lo masculino”.

En lo referente a los aspectos socioculturales que han obstaculizado a la mujer en el deporte, el rol de género es el más complejo; en donde históricamente se ha buscado encasillar a la mujer a una vida privada, pasiva, dentro del hogar y al cuidado de los hijos.

Cuando se crearon los primeros Juegos Olímpicos en Grecia en el año 776 a.c., a las mujeres se le impedía participar en ellos, tan sólo podían ser “espectadoras”, pero únicamente las mujeres solteras, ya que las casadas, lo tenían prohibido; de hacerlo eran castigadas con la muerte.

Desde ese entonces, se puede observar como en el marco deportivo estaban presentes los estereotipos de género.

El creador de los Juegos Olímpicos modernos, el marqués Pierre de Coubertin, consideraba que la participación de las mujeres en el deporte era “antiestética”, además de alejarlas de su destino como madres.

Fue hasta el año de 1900 en las Olimpiadas de París, donde se incluye por primera vez la participación de la mujer, aunque cabe mencionar que no en todas las disciplinas deportivas.

Participaron un total de 1225 atletas, de los cuales, 1206 eran hombres y solo 19 mujeres. Charlotte Cooper, tenista, se convierte en la primera campeona de los Juegos Olímpicos...

Desafortunadamente, en ocasiones es en el mismo seno familiar, donde se trasmite el mensaje a las niñas de no practicar cierto tipo de deporte, por considerarlo “poco femenino” o de “machorras”; lo cual es una barrera para que se pueda desarrollar el talento femenino a edades tempranas.

En mi experiencia profesional, al trabajar con deportistas mujeres, he escuchado frases dichas a ellas por sus propios familiares, como la siguiente:

“Ese deporte es para machorras, no te vayan a gustar las mujeres, eh” Madre a su hija que practicaba box.

Por otra parte, no podemos dejar de mencionar la influencia de los medios de comunicación en el ámbito deportivo, ya que éstos desempeñan un rol fundamental en la difusión y cobertura de los eventos relevantes en el deporte, evidentemente se encuentran de por medio aspectos económicos, pero hay una marcada desigualdad en los espacios que se dan para los deportes practicados por varones, que los realizados por las féminas.

Aquellos deportes que son considerados “apropiados” para la mujer como el voleibol, la gimnasia, el tenis o el patinaje, son trasmitidos por la cadenas de televisión con mayor frecuencia. En donde se puede observar que las mujeres son exaltadas por su cuerpo o belleza física, mientras que sus logros deportivos se minimizan.

Dejar de usar frases que devalúan a la mujer como “corres como niña”, o “pegas como vieja”, es labor de todos.

El apoyo de las distintas instituciones deportivas ha sido desigual, lo cual provoca que las mujeres deportistas tengan menores oportunidades, menor capacitación y también en el caso de las deportistas profesionalesmenores salarios.

Falta un mayor liderazgo de las mujeres en las organizaciones deportivas, una mayor inclusión a espacios, puestos deportivos, recursos económicos, entre otros.

Finalmente, como lo menciona Matilde Fontecha, en su libro “El deporte se instala en las cavernas de la igualdad”:

… disfrutar, jugar, esforzarse, competir, entrenarse para ser la mejor, para superarse a sí misma, a otras personas o enfrentarse a los elementos naturales no tiene por qué ser patrimonio de los hombres…

Foto de cottonbro: https://www.pexels.com/es-es/foto/mujer-joven-red-sujetando-10350233/

 

 

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