Por Mayra Martínez Pineda
El déficit de la democracia siempre fue la falta de inclusión de las mujeres, y no me refiero a la imposibilidad de ejercer el voto en elecciones, hablo de la casi nula elección de mujeres a puestos de representación. Qué difícil resulta eliminar una de las formas de violencia hacia las mujeres más profunda y arraigada en el mundo, que es la que niega a las mujeres su lugar como persona poseedora de derechos civiles y políticos, y con ello se abre la puerta a la violencia política por razón de su género, la que pretende anular las capacidades para ser electas y gobernar. Por ello vale la pena seguir hablándolo en todos los foros posibles y abonar a que la democracia, la única forma de organización que conocemos, funcione, incluyendo a las mujeres. Entre más mujeres considere la democracia, mejor cumple su propósito.
Bolivia, Costa Rica, Ecuador, Honduras, México, Nicaragua, Panamá y Argentina a partir de 2018 a 2019, integraron legislaciones paritarias, pero esto no ha garantizado que el porcentaje de mujeres Gobernando los países, incluso desde los municipios como es el caso de México, sea en igualdad.
El tema de fondo es que la legislación obliga a la postulación, y de manera interna los partidos colocaban a mujeres en municipios donde podían perder sólo por cumplir con las cuotas, y en realidad no hay compromiso con la causa, por ello es importante que la democracia si sea feminista.
Con democracia feminista analizaremos el punto de vista de una de las mujeres que ha escrito al respecto:
Tres son las teorías políticas que sirven a la construcción de las sociedades democráticas: liberalismo, socialismo y feminismo. Con mayor o menor acierto se puede describir en qué consiste una democracia liberal o en qué consiste la socialdemocracia o democracia socialista, pero apenas tenemos evidencias de qué es una democracia feminista dice Alicia Miyares en su obra que la titula justo así, democracia feminista, y la parte que resume su filosofía con mayor claridad es que ni la democracia liberal ni la socialdemocracia clásica, han satisfecho por entero las exigencias y expectativas de las mujeres, y sólo el feminismo, al ser una teoría política, ofrece un nuevo modelo de democracia, democracia feminista, que supera las limitaciones en las que hoy se hallan el liberalismo o la socialdemocracia.
¿Cómo construir una democracia feminista? Dejen que las feministas participen en la construcción de las leyes, escuchen la voz de las mujeres, tracen con nosotras las nuevas líneas para garantizar la paridad efectiva en los cargos de representación y no sólo en las postulaciones, como lo han hecho en los Congresos, cuya tendencia si es tener un número igualitario en las representaciones.
El primer candado son los partidos políticos, los estatutos y luego las instancias de control para su cumplimiento.
Lo que está ya a la vista es que los partidos que han abierto las puertas a las mujeres, las han postulado y han ganado con ellas, ocupan un mejor lugar en la confianza y ponderación del electorado que aquéllos que aún no lo hacen y continúan con prácticas arcaicas en el tema.
El 2024 será un año histórico para la democracia feminista, veremos a una mayoría de mujeres participando. Ya las elecciones de 2021 marcaron la pauta, me complace saber que la tendencia que garantiza más triunfos es la que postula mujeres al frente, no atrás o supletoriamente, sino al frente.
La democracia seguirá siendo por muchos años más la forma de organización más estudiada, con más aceptación; la democracia feminista será siempre la única generadora de igualdad y de justicia.
Foto Lorena Romero desde Canva PRO
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