No se nace para el odio, sino para el amor y la paz.
La persona agresiva lleva la herencia de Caín.
Ensucia con sangre lo amado y lo negado.
No hay espacio en la humanidad
para quien asesina a su compañera, veja sus sentimientos;
para quien se convierte terrorista de besos y de dulzura;
furiosos machistas del martirio;
cavernícolas del pensamiento;
enemigos de la libertad;
devoradores de caricias;
tiranos deshabitados de bondad;
jugadores de furia;
falsos de los propios arrepentimientos;
mentirosos compulsivos y traidores.
No merecéis nacer.
Estáis hechos de arcilla, sin corazón ni alma, sólo cólera.
Verdugos obsesivos del sexo.
Asesinos encubiertos en los celos.
Destructores de sueños inconclusos.
El mundo os condena al desprecio,
a vivir por los siglos… en las sombras.
“Machistas del Martirio”,
Sergio Macías.
De acuerdo con la Real Academia Española, el acoso sexual“ tiene por objeto obtener los favores sexuales de una persona cuando quien lo realiza abusa de su posición de superioridad sobre quien lo sufre”.
La Declaración de las Naciones Unidas sobre la “Eliminación dela Violencia contra la Mujer” define que la violencia contra la mujer es “todo acto de violencia basado en la pertenencia del género femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer”.
Entre los tipos de violencia está el ACOSO SEXUAL que afecta principalmente a las mujeres debido a que impide su desarrollo integral, viola su integridad física, psicológica y moral, pero también atenta contra su libertad, seguridad, trabajo en intimidad.
Estas conductas nocivas se ejercen desde una posición de poder, en la que la mujer violentada tiene una situación muy vulnerable y está por debajo debido a muy diferentes causas, y se relacionan con los roles que tradicionalmente se le han atribuido a hombres y mujeres por décadas en los ámbitos, social y económico, y que afectan directamente en su desempeño y desarrollo y crecimiento personal, social y laboral.
En lo referente al ámbito laboral, donde la violencia de genero se presenta como discriminación, maltrato, sueldos inferiores, mayores cargas de trabajo y menores posibilidades para obtener ascensos, el acoso sexual es la manifestación de agresión más grave contra las mujeres porque el acosador se aprovecha de su fuerza física pero también, cuando tiene un nivel superior y amenaza con represalias que, incluso, llegan al despido injustificado.
Hay veces en las que muchas mujeres no queremos ver lo que para otras personas es muy evidente; tal vez porque tratamos de evitar problemas. De manera que, para que estemos prevenidas, es necesario que conozcamos que existen tres niveles de acoso:
Nivel 1: El acoso leve es VERBAL, se manifiesta con piropos, conversaciones y chistes de contenido sexual, pedir citas, hacer preguntas muy personales, insinuaciones sexuales, presionar para que se esté con esa persona después de una ruptura sentimental y llamadas telefónicas recurrentes.
Nivel 2: El acoso medio es NO VERBAL Y SIN CONTACTO FÍSICO, se da cuando hay acercamientos físicos excesivos, miradas, insinuaciones, gestos lascivos, muecas, envío de cartas y mensajes.
Nivel 3: El acoso grave es VERBAL Y CON CONTACTO FÍSICO, se presenta con abrazos y besos no deseados, tocamientos, pellizcos, acercamientos y roces, acorralamientos, presiones para obtener sexo a cambio de mejoras o amenazas, realizar actos sexuales bajo presión de despido que pueden llegar al extremo del asalto sexual.
Este flagelo afecta no sólo a las mujeres que lo padecen y sufren, sino que también repercute en sus lugares de trabajos porque aumenta el ausentismo y disminuye su desempeño debido a que la motivación que se tiene llega a agotarse.
En el aspecto psicológico, quienes han sufrido alguno de los tres niveles de acoso o, incluso todos, se sienten humilladas, siempre están enojadas, y es muy frecuente que sientan estrés, ansiedad, depresión, desesperación e impotencia, lo cual que repercute negativamente en sus actividades cotidianas; pero también hay consecuencias en su salud física porque se padecen trastornos del sueño, dolores de cabeza, náuseas, hipertensión, hipotensión, colitis nerviosa, dermatitis nerviosa, etc. Todos estos síntomas pueden empeorar cuando quien es víctima, decide callar y ocultar el acoso por miedo a que se cumplan las amenazas, haya represalias o que, incluso, no se le crea si es que se atreve a denunciar.
Este tipo de vivencias acaban siendo limitantes muy difíciles de superar, que pueden derivar en que se pida baja temporal del empleo o abandono del mismo porque se dificulta afrontar estas situaciones; pero también se dan despidos injustificados porque la persona acechada se niega a someterse al acosador.
En nuestro país, la situación de protección y seguridad a las mujeres en todos los ámbitos ha tenido un deterioro muy grave en los últimos cuatro años; es decir, desde que inició el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. En este período hemos constatado que el “Acuerdo por la Igualdad entre Mujeres y Hombres” firmado en noviembre de 2019, nació muerto porque el aumento de los casos de acoso sexual es una de las consecuencias por haber hecho a un lado e, incluso, IGNORAR, la difusión y el apoyo de la igualdad de género y el respeto delos derechos humanos de las mujeres, sobre todo porque se redujeron al máximo los recursos para capacitar al personal que atiende los delitos contra nosotras.
Recientemente, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a conocer que, en el país, 7 de cada 10 mujeres han sufrido algún tipo de violencia a lo largo de su vida, y que entre 2016 y 2021, el acoso sexual hacia las mujeres creció de 41.3% a 49.7%. El porcentaje de mayor incidencia es en las comunidades (22.4%), seguido del ámbito laboral (20.8%), en la relación de pareja (20.7%), en la escuela (20.2%), y al interior de la familia (11.4%).
Los estados donde hay más denuncias de acoso sexual son Estado de México (78.7%), Ciudad de México (76.2%) y Querétaro (75.2%). Sin embargo, esto no significa estas entidades sean las que tienen el mayor número de casos, sino que es donde más se denuncia; y esto puede deberse a factores como son índices de escolaridad y, en consecuencia, comprensión de los derechos que se tienen, un poco más de recursos económicos debido a que hay más fuentes de trabajo (formal y/o informal).
Debido a que en estos cuatro años el Estado de Derecho ha prácticamente desaparecido la cifra negra de este delito ha de ser enorme. El hecho de que aumenten las denuncias, no significa que, ahora sí, las víctimas se atrevan a denunciar, sino que, más bien, el acoso sexual es una calamidad que ha ido creciendo como consecuencia de la falta de impartición de justicia y la impunidad que ha empeorado en México; la prueba de esto es que se calcula que, en 2021, NO SE DENUNCIARON el 99.7% de los casos de acoso sexual que ocurrieron en el país.
Es cualquier tipo de violencia debemos apoyarnos, jalarnos, empujarnos para salir adelante; pero cuando se trata de acoso sexual, la SORORIDAD debe surgir, prevalecer y fortalecerse la SORORIDAD para dar, o regresar, autoestima, amor propio y empoderamiento que nos ayuden a recuperarnos como las personas capaces, hábiles, inteligentes y excelentes que somos. No podemos ni debemos permitir que la MISOGINIA y el PATRIARCADO traten de quitarnos con violencia, los espacios que nos merecemos y que hemos obtenido con tanto esfuerzo y trabajo.
Fuentes:
Foto CANVA Pro
