Por Yolanda Díaz
La semana pasada estuve en casa de una amiga por un par de días y antes de regresar a la mágica y caótica CDMX le tomé dos libros prestados, uno de ellos “Corazones Rotos” de Amy Chan. Evidentemente el título me llamó más la atención que el de Psicogenealogía que también me prestó. Pues me puse a leer el libro y de inmediato me enganchó, cabe mencionar que es un libro que aunque tiene 346 páginas es bastante digerible de leer y esto me llevó a escribir hoy de las rupturas y sus diferentes maneras de sobrellevarlas. Y como este tema es bastante profundo, me di a la tarea de hacer un sondeo –
investigación con gente cercana a la que le envié whats y otr@s más me respondieron al tuit que publiqué con la pregunta: ¿cómo superan una ruptura amorosa?
Tengo una amiga que es bastante práctica, inteligente y no se anda con rodeos y su respuesta fue; que por muy dolorosa que sea la separación hay que aceptar la realidad, amarrarte los ovarios, recordarte quien eres y permitirte el duelo y la pérdida, y entender y aceptar que duele, que te sientes sola pero que pasará poco a poco y después de ello reinventarte.
Otro amigo me dijo que la manera que a él le ha funcionado es ocuparse, distraerse en sus hijos, su trabajo, ver pelis (obvio no que no sean de amor) y si en el inter le surge un date pues sale y en una de esas si ese date funciona hasta se da el chance
de volverse a enamorar (demasiado rápido para mi gusto, pero el hombre es más práctico en los menesteres de las separaciones). En las demás respuestas vía twitter hay un común denominador entre mujeres que fue; no estar de stalker en las redes sociales del susodicho (que honestamente todas lo hemos hecho), llorar: soltar este cúmulo de sentimientos que nos caracterizan a la mayoría que pueden ser ira, dolor, pérdida, entre otros, recurrir a tu red de apoyo: familia, amigos, etc. Y por último y no menos importante, buscar ayuda profesional (psicológica).
En cambio, en el género masculino las respuestas que predominaron fueron: distraerse, trabajar más, enfocarse en los hijos (quien los tiene), viajar y todo lo que funcione para distraer su mente.
Lo curioso es que ninguno de los caballeros mencionó en algún momento el llorar, el desahogarse con los amigos y el buscar ayuda psicológica. Esto me lleva a pensar en un tema que podría ser interminable; los hombres son más prácticos o de plano
no se sinceraron del todo para no verse vulnerables, aunque yo supongo que es más lo primero, ah y otro dato curioso es que nadie mencionó el ponerse una buena “guarapeta” en “honor al nuev@ innombrable”. Ahora resulta que tod@s son abstemi@s, ay ajaaaá. Pues yo la verdad sí le doy su “justo lugar” a esto de la ruptura, es decir, después de terminar y salir un poco del shock, me pongo mi atuendo de “María Magdalena”, agarro mi caja de kleenex y le doy “vuelo a la hilacha” en esto de la moqueada y debo confesar que soy de lágrima fácil, o sea para que se den una idea, lloré en la película de Transformers cuando yacía moribundo Optimus Prime (no es broma), si le ando dedicando una buena “guarapeta” a mi corazón partido, me pongo canciones de dolor dolor; yo he contribuido espléndidamente con las regalías a la familia del fallecido y bien recordado Príncipe de la canción, José José, después de un merecido encierro para pensar, meditar, lamer mis heridas, recurro a mi red de apoyo para sentir ese respaldo necesario despotricando del innombrable y ya después de varias de estas sesiones me dispongo a ver las cosas con mayor claridad y verlo como un aprendizaje y sacar lo bueno de esa relación fallida. Es muy trillada esta frase de “el tiempo te da la razón” y en mi caso sí me la ha dado y de qué manera. Eso sí, soy enemiga de las frases de aliento tipo: “las cosas pasan por algo, échale ganas, ánimo”, noooooo, o sea, créanme que al menos en mi caso no me encanta sentirme mal, eso de ánimo cae mal: amiga, te cuento que me enamoré y me rompieron el corazón y este órgano no necesita ánimo, necesita resucitar, necesita más que curitas, así que tu ánimo no ayuda, plis evítense esa palabra que en lugar de dar ánimo da coraje (repito: en mi caso). En una ocasión una amiga me dijo: Yolanda, si duele un buen así que llórale tres días, sécate las lágrimas y después le sigues; eso sí sirvió.
El punto de todo esto es que cada individuo vive su ruptura de manera particular y si eso le funciona, se vale. Como amig@s solo nos corresponde acompañar y si la persona lo desea, comentar, mas no aconsejar. Al paso del tiempo ya será “una raya más al tigre” y se estarán riendo de la situación y/o la recordaran como debe ser, cada caso es diferente y evidentemente
hay rupturas de terror y esas llevan un proceso más a detalle.
Algo que a mí me funciona es escribir, curiosamente aquí estoy hablando de este tema. Lo que sí es que nunca se aferren a algo que ya no funciona, a eso que ya no les suma, las relaciones se hicieron para disfrutarse y no para sufrirse.
Otro día con más calma les contaré de mis rupturas mas significativas.
“Decir adiós también cuenta como amor, a veces hay que dejar ir, y otras hay que aprender a irse”
Nicolás Andreoli.
Nos leemos la próxima semana.
Yolanda Díaz
IG @yoladiaz.n
Twitter @yoladiazn
Foto de RODNAE Productions: https://www.pexels.com/es-es/foto/hombre-pareja-mujer-mano-6669875/