Meritocracia ¿Harta de responder cuestionamientos sin sentido?

Las mujeres por años hemos tenido que soportar tratos indignos

por Patricia Talavera

Algunos mexicanos tenemos cierta manera de reaccionar cuando otra persona adquiere algo para su beneficio, reconocimiento, éxito o algún triunfo, es común que la gente a su alrededor cuestione si era merecedor de este éxito o no lo era. Sin embargo, ¿Quién nos otorgó el poder para acreditar el logro de la otra persona? En realidad nadie, son de estos derechos que creemos que tenemos pero en realidad no estamos ni cerca de ello, y que bueno que así sea.

Las mujeres por años hemos tenido que soportar tratos indignos laboralmente, sin embargo es notorio que hoy estos lastres los hemos soltado poco a poco. Hoy ya no creemos ciegamente en los estereotipos que infieren que las mujeres no sirven para trabajar fuera de la casa, que no somos capaces de estudiar, de analizar, ni de organizar equipos de trabajo. Inclusive, rescato que la fuerza colectiva de las mujeres ha destacado la “ejemplaridad” de nosotras, que es uno de los valores más importantes que debemos reconocer en una persona líder. A través de la sororidad nos hemos permitido disfrutar de estos aplausos que durante tantos años estuvieron escondidos en el inconsciente de nosotras y de ellos también.

Es común y hasta normal que cuando una mujer logra algo laboralmente, las demás personas suelen cuestionar su capacidad técnica y además es evaluada más severamente que si fuera un hombre, a quien por el hecho del género le infieren atributos que las mujeres debemos demostrar.

Los cuestionamientos a los que se enfrenta una mujer por ocupar un cargo de toma de decisiones son muchísimos, en ocasiones se sugiere que fue apoyada por un hombre, ya que dudamos del poder que tenemos las mujeres en solitario, derivado de las “malas” costumbres que nos han permeado hasta estos años en la actualidad.

En definitiva las medidas afirmativas para la inclusión de mujeres en el ámbito laboral y en la toma de decisiones son de mucha ayuda, pero no llegaron para quedarse, pues por su naturaleza son temporales y cuando estas no se requieran es cuando se habrá cumplido con el principio de paridad participativa. A pesar de la existencia de estas medidas afirmativas, seguimos siendo las mujeres las más cuestionadas respecto a cómo llegamos a un espacio para desarrollarnos laboralmente, y en este sentido me gustaría abonar una pequeña pero significativa invitación: las invito a no cuestionar los méritos de las mujeres cuando llegamos a un espacio laboral, las invito a sumarnos al reconocimiento y a la solidaridad con nosotras.

Ya basta de los cuestionamientos, que tan solo por el hecho de ser mujeres nos hacen al llegar a un cargo, analicemos por qué si un hombre llega no lo cuestionan y a las mujeres nos cuestionan TODO, poniendo en tela de juicio nuestros méritos, nuestro valor e incluso nuestra moral, educación, ética y valores. Ya basta de tener que demostrar.

¿Qué acaso no está implícito nuestro valor en el ser? Veámoslo así y sigamos dignificándonos.

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