Celebro a aparición de este espacio. Bendigo a la madre de Arcelia, que desde el cielo le inspiro para crear un espacio para mujeres, y me permitio a mi, reconocer en esta joven profesional, todo los dones y talentos para ser mensajera de tantas mujeres que encontramos en la palabra el mayor acto de libertad que puede ser lanzado al cielo.
Kattia Cardenal, cantautora nicaraguense, escribió la mejor canción que grafica la lucha de tantas mujeres que como yo, queremos escapar de las secuelas que parecen eternas del abuso sexual. La canción “mariposa de alas rotas” relata como las mujeres con historia de violencia resistimos cada día a las profesias de nuestros agresores de habernos dejado paralizadas para toda la vida, marcadas por la traición a lo humano, y con huellas que nos pretenden convertir en un desierto de caricias. El abuso sexual desvasta la existencia y si las mujeres de forma valiente no nos asumimos responsables de estrenar nuevas piernas para volver a caminar, probablemente nos convertimos en un segmento de seres dormidos deambulando por la vida únicamente con la cruz a la que fuimos sometidas.
Yo me he negado a esto. He resistido con la fuerza de mis hijos y de mi naturaleza de mujer a la posibilidad de resignarme en primer a perder mi capacidad de ser feliz y en segundo lugar a perder mi derecho a ejercer ciudadanía. Menciono ambas cosas porque desde mi punto de vista, el reto de las mujeres sobrevivientes no es la sanación interior únicamente, sino la opción de que una vez recuperamos la dignidad, podemos caminar en el espacio publico con discurso propio e identidad.
El camino de sanar es un largo trayecto. A veces cansa, a veces duele mas de la cuenta, y a veces hacemos un balance en el que no siempre salimos airosas en el recuento de lo que se ha avanzado y lo que aun continua pendiente atascado en la memoria. Sin embargo, este trayecto, es un rio de aprendizajes del que muchos y muchas deberían de aprender.
Yo creo en la sanación individual y colectiva. Creo que de la violencia solo se sana recuperando la capacidad de sentirse humano y eso solo se aprende en convivencia de distintos tipos. Creo que la sociedad debe admitir que tiene personas realmente afectadas por los efectos destructivos de la conflictividad personal y social, y asumir el desafio de saberse capaz de gestar procesos verdadramente sanadores y que nos restauren la paz interior y la capacidad de amar al prójimo y de construir vínculos y sociedades igualitarias.
Cada vez que yo tengo una recaída emocional, me mortifico con la idea de que no avanzo. Pero después de varias de estas, me pongo a pensar que tengo el privilegio de no poder escapar al reto de ser un mejor ser humano y crecer infinitamente hacia donde quiero ir. Ojala las sociedades aprendieran esto de nosotras las sobrevivientes de violencia. De la valentía que se necesita para verte en el espejo y descifrar que parte de las huellas aun hace falta sanar.
Yo apuesto a que la sanación es un acto poitico. Porque solo sanando nos convertimos en sujetas de transformación de nosotras mismas y de nuestras sociedades. Hay que sanar para nosotras, y luego sanar para nuestro sentido de vida sea cual sea. En este sentido también, nuestras sociedades heridas por conflictos, por guerras, por autoritarismo, ojalapudiesen también verse a si mismas, y reconocer que aquello que yace en la profundidad de nuestra memoria histórica, en nuestros dolores y tragedias sociales, condicionan el que hagamos verdaderos cambios en nuestras historias.
Después de que Kattia Cardenal dedico la Canción “Mariposa de Alas rotas” a mujeres sobrevivientes de violencia, ella misma, compuso “Aurora”. Aurora es retada por la canción al decir “Es la hora de verte volar….”. Porque precisamente, cuando una mujer despierta a su dolor, lo asume, se compromete con crecer y atesora el amor nuevo que un día te llega a las manos, no habrá fuerza humana que detenga su vuelo, y su cruzada por la libertad propia y la libertad de quienes la rodean. Incluso la libertad de su pais.