LaCostillaRota. 12 de Noviembre, 2024.- En honor a la décima musa, una de las máximas exponentes de las letras mexicanas e hispanas, Sor Juana Inés de la Cruz, en el año de 1979 se declaró el 12 de noviembre de cada año como el Día del Libro en México.
Y es que Juana de Asbaje Ramírez de Santillana o, como mejor se le conoce, Sor Juana Inés de la Cruz, es parte ya del firmamento mítico del Siglo de Oro español. Exponente sin comparación de la lírica, el auto sacramental, el teatro y la prosa, su obra ha recorrido ya más de tres siglos, permaneciendo vigente como una de las grandes literatas y pensadoras que ha dado nuestra nación en todos los tiempos.
Hija de Isabel Ramírez y Pedro Manuel de Asbaje, Juana de Asbaje Ramírez nació el 12 de noviembre de 1648 o de 1651, en San Miguel Nepantla, hoy Estado de México, y creció entre las haciendas de Nepantla y Panoaya, al lado de su abuelo materno, y de su biblioteca. Con corta edad aprendió a leer, escribir y contar, y aún siendo una niña, consiguió dominar el latín en sólo 20 lecciones y escribió su primer poema: Loa al Santísimo Sacramento.
Debido a las relaciones de su familia y a su enorme bagaje y capacidad intelectual, Juana ingresó a la Corte con los virreyes de Mancera en 1665 y, bajo el mecenazgo de Antonio Sebastián de Toledo, Marqués de Mancera y Vigésimo Quinto Virrey novohispano, y de su esposa, Leonor Carreto, tuvo acceso al diálogo con teólogos, matemáticos, filósofos y todo tipo de humanistas, en su mayoría profesores o egresados de la Real Pontificia Universidad de México. Con frecuencia, la propia Corte le solicitaba sonetos, loas, poemas y elegías.
Sometida, sin embargo, por los hábitos sociales, frente a la decisión de optar por el matrimonio o la religión, el 14 de agosto de 1667 ingresó al convento de San José de las Carmelitas Descalzas, de donde salió el 18 de noviembre del mismo año para luego entrar a la Orden de San Jerónimo, un convento con una disciplina más relajada donde se le permitió recibir visitas, celebrar tertulias y, sobre todo, estudiar y escribir.
Entre 1690 y 1691 protagonizó quizás la más célebre de sus batallas, dando gala de sagacidad, sarcasmo y convicción. Sor Juana criticó en su Carta atenagórica un sermón del jesuita Antonio Vieira. La carta fue publicada por el Obispo de Puebla, Manuel Fernández de Santa Cruz, pero acompañada de otro texto firmado con el seudónimo de “Sor Filotea de la Cruz”, en el cual recomendaba a la monja que abandonara las “humanas letras” y se dedicase a las divinas. La reacción de la poeta quedó plasmada en la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, un documento donde Sor Juana hizo una encendida defensa de su trabajo intelectual y en el que reclamaba el derecho de la mujer a la educación y el conocimiento.
Con el inicio de 1695 se desató una epidemia que estragó la capital y, particularmente, el Convento de San Jerónimo, con lo que Sor Juana cayó enferma poco después , contagiada tras atender a sus compañeras, muriendo en la madrugada del 17 de abril, nuestra Décima Musa. «La Fénix de América», recibió sepultura en el hoy ex templo de San Jerónimo de la Universidad del Claustro de Sor Juana.
Poetisa, escritora, amante del conocimiento; su personalidad no correspondía con la época en la que le tocó vivir y aun cuando fue demeritada, asediada y asfixiada por una sociedad que no supo comprenderla, su legado pervive y cautiva hasta las más recientes generaciones, y su amor por las letras, es honrado junto a su memoria cada 12 de noviembre en México, con la celebración del Día del Libro.
Leamos en honor a Sor Juana, leamos a mujeres y leamos a Sor Juana.
Puedes leer gran parte de su obra en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.