Por Polett Delgado
Las últimas semanas en el estado de Coahuila se ha evidenciado el abandono de las autoridades hacia las infancias, falta de justicia y nula responsabilidad por vigilar que sus derechos sean respetados.
Es un hecho que el entorno social y las propias familias han fallado a los niños y niñas coahuilenses sin embargo justamente para cuando esto ocurre existen instancias gubernamentales que rescatan y vigilan que ellos crezcan seguros, o al menos eso debería de ser.
El pasado 12 de septiembre Rosario una niña de 12 años de edad permaneció secuestrada varios días, escapó de sus captores y consiguió llegar a casa de su tío, la pequeña nunca tuvo reporte de desaparición, sus padres la entregaron como el pago de una deuda por sustancias.
Un par de días después, Pablo Ayala, padre de dos pequeños de 4 y 6 años denuncian que sus hijos fueron abusados dentro de una institución educativa por otros tres estudiantes de preescolar, no hubo ningún tipo de investigación ni del hecho reportado, ni del contexto familiar de los agresores que seguramente fueron victimas en su momento.
Itzy murió el pasado 18 de septiembre en la clínica 1 del IMSS en Saltillo, le dieron 3 infartos, estaba desnutrida y deshidratada, ni si quiera pudo ser sepultada dentro del tiempo establecido porque nunca estuvo registrada.
La PRONIF tenia reportes de lo que ocurría con esta niña y sus tres hermanos desde hace dos años pero no hubo seguimiento. La Policía Violeta de Saltillo también visito el domicilio cuando los vecinos denunciaron violencia, pero igualmente no hubo continuidad a la seguridad de estos pequeños.
En estos 3 casos, uno tras otro los derechos de los niños en el estado de Coahuila han sido violentados, denuncias, marchas y manifestaciones pero todo sin éxito.
Seguiremos señalando los horrores que vivan los niños coahuilenses, y los errores de las instituciones dormidas, porque para existir se debe de nombrar.
Imagen creada con IA por LCR