El Pornocuñadismo

Una gran bola de señores adultos y “funcionales” que han dejado patente que viven, no en la caverna, sino en el fondo del fondo de la caverna, al tomarse el tema del porno como una ocurrencia de la que hablar entre risitas

por Nuria González López

Por Núria González López

De todas las propuestas estúpidas que hemos recibido últimamente, les confieso que el “carnet porno por puntos” es la que menos me desagrada.

Lejos de ser una buena idea en su concepto y lejos también de ser una idea que se pueda aplicar en todo el amplio espectro de internet que debería, lo cierto es que tiene algún punto que no está tan mal, como por ejemplo el del registro de porneros. No me parece para nada mala idea que exista una lista oficial de guarros. Nunca se sabe que maravillas pueden llegar a hacer los hackers…

Sin embargo, el primer efecto patente que ha tenido esta única iniciativa, por el momento, de hacer algo respecto al problema que supone la licuadora de cerebros en la que se está convirtiendo el porno actual, es el alarde que han hecho de la ignorancia más radical la mayoría de hombres adultos de este país, al tomarse a cachondeo este asunto o, directamente, al demostrar que no tienen ni la más mínima idea de lo que hacen sus hijos e hijas, ni aun cuando los tienen sentados al lado en el sofá.

Una gran bola de señores adultos y “funcionales” que han dejado patente que viven, no en la caverna, sino en el fondo del fondo de la caverna, al tomarse el tema del porno como una ocurrencia de la que hablar entre risitas, como si aún viviéramos en la época en la que para ver una “peli XX” había que traspasar una cortinilla en un videoclub o poner el Canal+, aunque estuviera codificado.

Todos esos señores que llevan días haciendo coña del asunto demuestran que, al menos en lo que a las relaciones sexuales entre los adolescentes, y más aún, ante el aumento de más del 66% de la violencia sexual entre esos mismos adolescentes, esos señores tienen la misma información que si vivieran en los mundos de Yupi, aún incluso cuando las y los adolescentes implicados son sus propios hijos.

Sin embargo, de todas las estupideces que he escuchado estos días, más propias de las pelis de Esteso y Pajares que de un debate serio sobre un problema muy real, hay una, en la que si tiene razón. Y es en la referida al desistimiento activo que han hecho muchos padres y madres a la hora de educar a sus hijos e hijas, delegando en pantallas de móviles, tablets, o cualquier aparato que haga posible que nos les molesten en exceso. Yo no digo que no les quieran o que su dejadez no sea fruto del estado de cansancio extremo en el que viven continuamente muchos padres y madres. Pero lo cierto es que el problema está ahí y los que no están son los adultos para solucionarlo.

Porque los adultos o no están o están haciendo mofa del asunto. A este segundo grupo me gustaría preguntarles dónde creen ellos que niños de 10, 11 o 12 años aprenden lo que es una violación en grupo y la normalizan de tal manera que la practican en el patio del cole o a los centros comerciales.

O les preguntaría si saben que existe una aplicación como Tinder pero para menores de 16 años, exactamente con la misma función que la original pero donde se acaban colando adultos a la caza de fotos de menores que se hacen ellos mismo. Dónde creerán los de las bromitas que aprenden los menores a hacerse esas fotos…a ver si va a ser en el porno al que acceden desde punto y hora que tiene un smartphone en la mano tal y como han determinado los estudios más serios de las universidades más prestigiosas de todo el mundo. A ver.

Ciertamente, el ya rebautizado como pajaporte” no es el adalid de las políticas públicas. Pero vista la reacción de los adultos “responsables”, igual había que empezar por intentar traerlos a ellos a la realidad a ver si se enteran de lo que pasa ante sus propias narices y entonces dejan de comportarse como un cuñado de barra de bar bravuconeando y se toman lo que es serio en serio.

Las opiniones aquí vertidas son responsabilidad exclusiva de su autora y no necesariamente representan la postura de La Costilla Rota.

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