Por Angélica de la Peña
El 2 de junio se votará quién ocupará la presidencia del país. En realidad sólo dos mujeres tienen objetivas condiciones de ganar: Claudia Sheinbaum quien hace campaña desde 2021 cuando López Obrador la destapó como su corcholata, y Xóchitl Gálvez quien resultó electa por el frente opositor del PRI, PAN y PRD “Fuerza y Corazón Por México”, apoyada también por la sociedad civil.
Las mujeres tenemos derecho a ser votadas desde 1953, pero fue hasta 1979 que una mujer pudo ocupar una gubernatura: Griselda Álvarez. Y hasta la fecha, solo 18 mujeres han ocupando una gubernatura; de éstas, 9 lo son actualmente.
No pretendo en este artículo hacer una evaluación respecto de si quienes han ocupado u ocupan este cargo, lo ejercieron, o lo ejercen correspondiendo consecuentemente con las causas de las mujeres, y si han hecho honor o no, a quienes hemos trabajado por la igualdad sustantiva. Solo menciono que son todavía muy pocas mujeres quienes han podido llegar a estos espacios. Tendremos una Presidenta por fin, sin embargo debemos dirimir que entre las dos candidatas hay un abismo de diferencias.
Claudia, la candidata de López Obrador, su principal característica es que goza de toda la confianza de su jefe y líder. Su fidelidad a él ha quedado refrendada desde que formó parte de su equipo cuando fue jefe de gobierno de la capital del país. Forma parte de su clan ideológico y político; hay muchos indicios de su dependencia y falta de autonomía, y si Morena y sus aliados logran dos tercios en el Congreso de la Unión, asegurará la continuidad de lo que ella misma ha llamado el segundo piso y escalón de la 4T, y que son todas las reformas que no pudo concretar López, entre ellas la reforma del Poder Judicial y la eliminación de los Organismos Constitucionales Autónomos como el INE, INAI, CNDH, entre otras reformas estructurales de corte estatista. Seguirá usando los programas sociales desde un enfoque electorero para seguir enganchando a la gente más pobre; continuará la inseguridad, y el desastre en salud, educación y desarrollo, etc. Ella reafirmará el obradorato desde una línea telefónica directa.
En cambio la candidata de la oposición Xóchitl Gálvez, irrumpe en la competencia electoral con una gran historia de emancipación bajo el brazo. Niña indígena, inconformista con el estatus de usos y costumbres, se propone salir de su pueblo en busca de su propio desarrollo vital y profesional. Empresaria exitosa, sabe que las acciones gubernamentales deben ocuparse en fomentar y apoyar con becas a las niñas y niños más discriminados y pobres del país. Cuando Xóchitl muestra su empatía con las madres buscadoras, voltea a ver a otro segmento de la población que nadie ve y que es resultado del desastre de inseguridad e impunidad que sobrevive el país. Por eso también le preocupan las hijas e hijos huérfanos de mujeres víctimas del feminicidio. Xóchitl no sólo está comprometida con que México deje de usar combustibles de origen fósil, la transparencia del ejercicio público, o el nearshoring. Tiene claro que la desigualdad social se resolverá con políticas públicas sustentadas en el desarrollo sostenible. Todos estos y otros retos, con un equipo de personas honestas, trabajadoras y capaces.
Una Mujer ocupará la Presidencia de México, este hecho no se puede dejar al garete, debemos asegurarnos sea trascendental, un triunfo de magnitud histórica: es Xóchitl Gálvez.