Por Angélica de la Peña
La real disputa por la Presidencia de México será entre dos mujeres. Habrá un tercero que parece entra a un parque de diversiones; es un majadero, y para muestra la ofensa contra la población de Saltillo. Además no oculta a quién tiene en la mira: a la precandidata Xóchitl Gálvez. Es una vergüenza que MC lleve de candidato a quien se comporta como bufón a favor de Morena. Así que no cuenta.
¿Cuál es la diferencia entre las dos mujeres que competirán en el 24? Voy a hacer un somero análisis sobre su personalidad. No de su formación académica, sino como competidoras.
Sheinbaum formó parte del gabinete de López Obrador cuando fue Jefe de Gobierno en la CIudad de México. De hecho le encarga la verificación y concreción de sus acuerdos con los constructores de los segundos pisos. Claudia se mostró como una buena empleada, discreta y cumplidora de sus instrucciones. A la fecha no se sabe cuánto costó esa construcción porque ha sido reservada, pero lo que sí sabemos es que Sheinbaum era su secretaria de mayor confianza. Así llega a la jefatura de gobierno, y así la destapa como corcholata con una consigna inequívoca: “Es Claudia”.
La precandidata del Frente Amplio por México, Xóchitl Gálvez, en cambio, es una mujer independiente, que ha remontado todas las dificultades y discriminaciones derivadas de haber nacido en una comunidad indígena, con una familia disfuncional, padre alcohólico, madre sumisa. Ella se propone desde niña salir de ese situación, romper con el estatus que imponen a las niñas indígenas cuyo futuro está circunscrito a perpetuar las relaciones propias de un sistema patriarcal en detrimento de las mujeres.
La diferencia social entre las dos es que una tiene todas las condiciones económicas para educarse en la universidad que quiere, incluso hasta el doctorado. La hidalguense sale de la pobreza motivada por su aspiración a prosperar: una mujer que decide sobre sí misma. Busca becas, vive en un cuarto de azotea en Iztapalapa y logra con un gran esfuerzo su propio desarrollo profesional en la construcción de espacios inteligentes.
Claudia es una buena empleada del Presidente, por lo que la desconfianza que provoca está debidamente fundada: sería la continuación del obradorato. Para decirlo con claridad, López, con ella, seguiría decidiendo sobre el país y la hacienda pública discrecionalmente, no habría ningún cambio.
Xóchitl surgió de un proceso donde la participación de la ciudadanía le dio un millón de firmas en su competencia con figuras de los tres partidos del FAM. Motivó simpatía más allá de los partidos, y se le ve como alternativa en la competencia por la Presidencia. Tiene personalidad y pensamiento propios, también ha dicho que en su gabinete estarán mujeres y hombres con conocimiento y experiencia para lograr un buen gobierno. Esto da mucha certidumbre.
México tendrá por primera ocasión a una Presidenta. Es verdad que ser mujer no garantiza nada y que sólo por serlo se harán mejor las cosas. Sin embargo, es importante se avance en la igualdad sustantiva y sobretodo se elija a la mejor. De las dos, me decanto por Xóchitl porque ha demostrado ser fuerte, no se rinde, no es empleada de nadie, es independiente. Y estoy segura enfrentará con inteligencia el desastre que deja el actual régimen: la inseguridad, la violencia contra las mujeres y los delitos inscritos en graves violaciones a los derechos humanos agudizados en este sexenio.
Defensora de derechos humanos