Por Josefina Meza Espinosa
Era el martes 24 de octubre por la noche en el bello puerto de Acapulco (fecha que no podrá olvidarse), en los Hoteles de la Costera se vivía el bullicio de los turistas que, ya fuera convocados a un congreso o capacitación por sus empresas, de vacaciones, o simplemente de escapadita de fin de semana, ocupaban el 50% de las habitaciones en los hoteles.
Había sido un día normal, quizás con un poco de vientos y nublados por la tarde, pero nadie, absolutamente nadie podía imaginarse el “horror” que estaban a punto de vivir.
Pasadas las 11 de la noche comenzaron los vientos y las lluvias, OTIS estaba tocando tierra. Fueron horas de terror, angustia, desesperanza. Muchas personas, sin entrenamiento, no atinaban a tomar la mejor decisión. Bajar por las escaleras de los hoteles, quedarse a resguardo en su habitación o encerrarse en los baños y closets de las habitaciones.
En menos de 5 horas, OTIS destruyó los sueños y proyectos de miles de familias. Sepultó, literalmente bajo el lodo, el agua, la desolación, casas, hoteles, negocios, familias.
La mañana del miércoles 25, Acapulco, Coyuca de Benítez, Benito Juárez, Atoyac de Álvarez, Xalpatláhuac y Tecpan de Galeana, amanecieron para despertar a una PESADILLA, a una realidad apocalíptica.
Las familias, los dueños de los negocios, los trabajadores, haciendo el recuento de los daños, vidrios rotos, techos que volaron, paredes y estructuras que colapsaron, autos destruidos, volcados, con medallones rotos, las mascotas desaparecidas o muertas, algunos miembros de las familias que no habían llegado a sus hogares por alguna razón, no podían ser localizados.
Las personas damnificadas, esperaban la llegada de las autoridades, en Acapulco y los otros municipios afectados, se requería de la presencia inmediata de los 3 órdenes del gobierno, en lo local, la Gobernadora Evelyn y la Presidenta Municipal Abelina López Rodríguez, en lo federal el Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador y todas las secretarías de estado necesarias para atender de inmediato la emergencia.
No fue así. Esperaron y esperaron. El presidente intentó llegar, tuvo “contratiempos” por decirlo de alguna manera, que lo colocaron a “él” y no a las víctimas, como personaje central de una tragicomedia que todos los días da notas desde el Palacio Nacional en su muy conocida y acostumbrada “Mañanera”.
Yo, de manera particular pensé: Ante esta desgracia, el presidente debe dar un “viraje” rotundo a sus formas de comunicarse, a sus mensajes rectores, a su comportamiento. No fue así, de inmediato comenzó con las descalificaciones, con las prohibiciones, con la repartición de culpas, con su muy peculiar manera de denostar a quienes no están con “él”, ya que de acuerdo con su interpretación “estamos contra él”. Se equivoca señor presidente. Usted es eso: El presidente de México, uno más, solo eso. México, las mexicanas y los mexicanos somos un pueblo generoso, una sociedad que tiene muchas problemáticas por resolver, mucho por desaprender, mucho por corregir, pero nos caracteriza la solidaridad, el amor a las personas próximas, todavía nos asombramos ante el dolor ajeno, aún conservamos un compromiso con la otredad, millones de mexicanas y mexicanos aún tenemos “humanidad”.
Quiero regresar a las víctimas del huracán, a Guerrero, a la Costa Grande, a la Costa Chica, esa tierra en la que habitan hombres y mujeres trabajadores, una sociedad que sabe “guerrear”, que entiende que la pobreza es una condición provocada por un sistema político y económico que produce desigualdades, un sistema patriarcal y capitalista que es voraz con quienes menos tienen. Un sistema que ha tenido a las mujeres, como destinatarias de su irá, de su exclusión, de su misoginia.
En Guerrero, “La Red Nacional de Mujeres Defensoras de la Paridad en Todo de la República Mexicana” tiene uno de sus capítulos más participativos. Justamente estábamos planeando un Encuentro Estatal de Mujeres Políticas Guerrerenses en diciembre de este año. Ahora lo primero que debemos hacer es pensar en encontrar a las compañeras desaparecidas, a todos los desaparecidos, integrar a las familias, vincularlas, reconfortarlas, escucharlas, pero principalmente, atenderlas, proporcionar alternativas de solución, ayudarlas a reencontrarse. Nosotras somos una Organización de la Sociedad Civil, de esas que no somos bienvenidas en el gobierno del presidente Andrés Manuel, pero hemos realizado muchas acciones, repudiadas y sin el recurso económico que el estado debiera proporcionarnos.
Al día de hoy, dentro del caos y la tristeza tenemos buenas noticias:
- Hemos logrado ser enlace de vinculación entre muchas familias.
- Articulamos acciones para que nuestra compañera Sara Llórens saliera de Acapulco, sin dinero, sin documentos, sin bienes, solo con la esperanza de que todo estará mejor.
- Desde los distintos capítulos de la Red, estamos realizando una importante tarea: Se están acopiando víveres, despensas, agua, artículos de limpieza, de higiene personal, medicamentos, palas, picos, y los llevaremos personalmente a nuestras compañeras del Capítulo Guerrero para participar con un granito de arena en esta gran tarea de reconstrucción, pero primero de SOBREVIVENCIA.
- Tenemos conocimiento que ya están apareciendo sin vida familias completas en sus casas, el agua, los vientos y el lodo sepultó sus sueños y acabó con sus vidas. Nuestro más sincero pésame a sus familias.
- Vamos a dar a conocer la realidad de lo que está ocurriendo en las zonas afectadas.
- Seremos la voz de quienes no tienen voz.
- Vamos a asesorar jurídicamente a las familias damnificadas.
- Vamos a atender psicológicamente a quienes nos lo soliciten.
- Estamos conscientes de que lo que sigue, es muy complicado: los contagios de enfermedades por falta de atención a heridas, por la insalubridad, por la falta de alimentos, serán pandémicos.
- Nos hacemos cargo de nuestras decisiones. El gobierno debería hacerse cargo de sus
Hay mucho que escribir sobre lo que ocurrió en el bellísimo estado de Guerrero, en sus costas, a su hermosa y trabajadora gente. Sin embargo, quiero concluir esta nota con un mensaje para todas las familias, para todas las mujeres: “Se van a levantar de esta” “No están solas”, lamento sus pérdidas, yo sé de pérdidas y soy sensible a su dolor. Desde la Red queremos que sepan que quienes así lo deciden y desean, estamos orando por ustedes.
Nuestro mensaje es de amor, de reconciliación, de esperanza. Pronto estaremos por allá, ya que estamos haciendo colectas de víveres, medicamentos, despensas, ropa y calzado que sabemos en estos momentos les hacen mucha falta.
¡NADIE DA LO QUE NO TIENE!
DA MAS, QUIEN TIENE MÁS VOLUNTAD.
JUNTAS ES MEJOR.
Josefina Meza Espinosa.