Por Gudelia Delgado
Nos han repetido hasta el cansancio que la actual legislatura federal es la más paritaria de la historia de México porque hay igual cantidad de diputados que de diputadas. Falso. En la Cámara de Diputados hay 248 mujeres, 250 hombres y dos hombres que no se identifican como tales y usurpan dos espacios de mujeres.
Uno de estos diputados (identificado como “trans”), ha protagonizado una serie de actos violentos tan memorables como indignantes pero, como es costumbre en la actual época del patriarcado postmoderno, su “identidad de género” lo dota de la más categórica impunidad.
A pocos días de su arribo a la Cámara de Diputados, el sujeto de apellidos García Moreno insultó al personal de la cafetería de esa Cámara, mientras furibundo tiraba al suelo vasos y diversos utensilios. No hubo sanción por este hecho.
En febrero de 2022, en compañía de otros miembros de su “comunidad”, García Moreno gritó, empujó e insultó a la diputada federal Teresa Castell en el “honorable” recinto de la Cámara de Diputados. No hubo sanción por este hecho.
En marzo de 2022, Clemente García publicó en sus redes sociales videos explícitos de contenido sexual, argumentando que “mi oficio es ser puta y tengo derecho a ser puta”. No hubo sanción por este hecho.
En julio de 2022, durante el VII Congreso Latinoamericano y Caribeño sobre Trata de Personas y Tráfico de Migrantes, García Moreno violentó, entre otras mujeres, a Sonia Sánchez, reconocida activista por la abolición de la explotación sexual, gritándole: “¡Trabajo sexual es trabajo!”, a lo que Sonia le respondió: “Las mujeres nacimos para ser libres, no para ser putas”, entonces Clemente gritó aún más fuerte: “¡Yo sí nací para puta!”, para después desgañitarse ante otra mujer llamándola “¡Maldita terfa excluyente!”. No hubo sanción por estos hechos.
En noviembre de 2022, Clemente increpó a personas que marchaban en una manifestación a favor del INE. “Bola de nacos y muertos de hambre”, vociferó, para después acercarse a distintas mujeres y gritarles en la cara: “Eres una ignorante, ¿no tienes nada mejor que hacer?, ¡eres una naca!, ¡pónganse a trabajar, bola de nacas!”. No hubo sanción por este hecho.
Recientemente, en septiembre de 2023 Clemente García violentó a diversas diputadas, llamándolas “perras, mugrosa, naca, pobre y enana” para, posteriormente, en una conferencia de prensa, negar las acusaciones de las víctimas y afirmar que se considera “una perra del presidente Andrés Manuel López Obrador”. No hubo sanción por este hecho.
Estos son sólo algunos de los actos en los que García Moreno ha perpetrado violencia física, política, verbal, psicológica y sexual. Ni el partido político al que pertenece, ni la Cámara de Diputados, ni las instancias responsables de garantizarnos a las mujeres una vida libre de violencia, nadie, absolutamente nadie se ha pronunciado para reprobar estos hechos que, a todas luces, constituyen delitos.
Piensen tan sólo por un momento qué hubiera pasado, qué estaría pasando, si estos eventos hubieran sido protagonizados por una mujer. Imaginen a una diputada federal de cualquier partido político insultar al personal y tirar objetos de una cafetería; imagínenla gritando, empujando e insultando a alguien en los pasillos de la Cámara de Diputados; imagínenla publicando un video sexual y llamándose “puta”; imagínensela defendiendo la explotación sexual y violentando a las asistentes de un congreso internacional; imagínensela agrediendo a manifestantes de una marcha pacífica; imagínensela llamándose “perra” del presidente.
La violencia de este hombre identificado como “trans”, la total misoginia con la que se conduce y la inconmensurable impunidad de la que goza sólo nos corrobora una certeza: no es una mujer.
Clemente es la personificación del privilegio masculino y el pacto patriarcal.
