Por Angélica de la Peña
Es el tiempo de México, es ahora o nunca. Esta frase de la senadora Xóchitl Gálvez, cimbró en el recinto parlamentario en el inicio del tercer y último periodo ordinario de sesiones de la LV Legislatura del Congreso de la Unión. La radiografía que presentó en 12 minutos fue resultado de lo que vio, oyó y escuchó en más de 60 días de recorrido por el país para buscar la coordinación del FAM, Frente Amplio por México.
La sesión de instalación no fue tranquila. No podría serlo cuando ya estamos en la disputa de facto por la Presidencia del país. La senadora como mujer insumisa que es, rompió el establishment, legitimó el verbo amar; derivado justo de los tres elementos que concretan su planteamiento: inteligencia, corazón y firmeza.
Porque por el bien de todos y todas, primero las víctimas. Poner orden en México implica dejar claro, “la ley sí es la ley”. Acompañamos su determinación de que es una necesidad imperiosa devolver la paz a la gente. Inteligencia, corazón y firmeza: la mirada violeta de una mujer que está convencida en pelear por la Presidencia de la República, para recomponer el México que necesita la gente, sin exclusión.
Quien vive hoy en Palacio Nacional, es un ejemplo del uso -y abuso- del poder; y la trae entre ceja y ceja, porque ella dice las cosas como son: hay una autocracia que se debe corregir, basta de ligar a México con dictadores.
Xóchitl invoca recuperar la esperanza: “En 2018 Andrés Manuel López obrador convocó a un cambio, y a muchos los esperanzó con la promesa de terminar con la corrupción, la desigualdad, la pobreza y la violencia. Lamentamos profundamente que haya traicionado la esperanza de millones de mexicanos que anhelaban un México mejor. Tenían todo para hacer realidad la transformación, respaldo popular contundente, mayoría legislativa en ambas cámaras y toda la fuerza política, pero tiraron a la basura su oportunidad. No hubo transformación, hubo destrucción. Hoy en este quinto informe sabemos que México no sólo no está mejor, sino que en muchos aspectos está peor que cuando inició su administración. Los datos no mienten, no hay otros datos; el gobierno de Morena fracasó. La mayor preocupación de la gente, y el mayor dolor de nuestro país, son la violencia y la inseguridad”. Sin desperdicio. Es la realidad en los datos objetivos. No los datos de mentirillas del Presidente, esos que buscan maquillar, como el número real de personas desaparecidas de manera forzada.
Una verdad lastimosa: “Este sexenio es y será el más violento de la historia”. Y puso el dedo en la llaga: “Hay que decir las cosas como son: abrazos, no balazos resultó ser una ocurrencia, pero no una ocurrencia cualquiera; abrazos, no balazos, es una ocurrencia criminal. Se abraza a los delincuentes, mientras balean a los mexicanos.” A pesar de su garganta cansada, la senadora se hizo oír y dijo la neta: la pobreza no se supera con mañaneras llenas de palabras.
Es el enfoque de una mujer preparada para gobernar, apoyada en la sociedad civil y los partidos que parecía imposible juntar: PAN, PRD y el PRI.
Fuerte y decidida llama a la reconciliación; a que el pueblo sea tomado en cuenta para su propio beneficio. Al escucharla me vino a la memoria el 39 constitucional y nuestro derecho también a un cambio pacífico que es necesario invocar. Espero lo entienda López Obrador por el bien de México y le baje 10 rayitas a su tirria misógina contra la Señora X.
Defensora de derechos humanos