LaCostillaRota. Mundo, 17 de septiembre, 2024-. Las mujeres y las niñas se enfrentan a los desproporcionados impactos generados por el cambio climático. Asimismo, ellas están impulsando soluciones climáticas a todos los niveles: como agricultoras, trabajadoras, consumidoras, administradoras de sus hogares, activistas, líderes y empresarias.
La crisis climática no afecta a todo el mundo por igual. Las mujeres y las niñas se enfrentan a los desproporcionados impactos generados por el cambio climático (principalmente, porque conforman la mayoría de la población mundial en situación de pobreza) y su sustento está fuertemente ligado a los recursos naturales disponibles en su entorno local.
Especialmente en las zonas rurales, las mujeres y las niñas suelen encargarse de conseguir alimentos, agua y leña para sus familias. Durante las épocas de sequía y lluvias irregulares, las mujeres del entorno rural realizan un trabajo más arduo, caminan distancias más largas y dedican más tiempo a garantizar que sus familias obtengan ingresos y recursos. Esta situación también puede exponerlas al aumento de los riesgos de sufrir violencia de género, pues el cambio climático intensifica los conflictos, desigualdades y vulnerabilidades ya presentes.
Cuando tienen lugar desastres climáticos extremos, las mujeres y los niños tienen 14 veces más probabilidades de morir que los hombres, principalmente a causa del acceso limitado a la información, la movilidad, la toma de decisiones y los recursos. Se calcula que 4 de cada 5 personas desplazadas por los impactos generados por el cambio climático son mujeres y niñas. Los desastres graves también pueden alterar los servicios esenciales, como por ejemplo, la atención sanitaria sexual y reproductiva, por lo que se agravan los perjuicios para las mujeres y las niñas.
Dado que se sitúan en primera línea de la crisis climática, las mujeres están en una posición excepcional para ser agentes del cambio y ayudar a encontrar distintas formas de mitigar las causas del calentamiento global y adaptarse a sus impactos sobre el terreno
He aquí tres motivos por los que empoderar a las mujeres y las niñas es primordial en la acción por el clima:
1. Las mujeres custodian el medio ambiente
Las mujeres se encargan de la mitad de la producción mundial de alimentos. En los países emergentes, ellas producen incluso hasta el 80 por ciento de los alimentos. Las mujeres agricultoras han aprendido a hacer frente al cambio climático y adaptarse a él, por ejemplo, practicando una agricultura sostenible en armonía con la naturaleza, cambiando al uso de semillas resistentes a la sequía, empleando técnicas de gestión del suelo ecológicas o de bajo impacto, o liderando iniciativas comunitarias de reforestación y recuperación.
Las mujeres nativas han estado a la vanguardia de la conservación del medio ambiente. Aportan conocimientos y prácticas ancestrales de incalculable valor que generan resiliencia dentro del clima cambiante, por ejemplo, preservando la biodiversidad de los cultivos y las variedades de semillas, protegiendo a los polinizadores y las poblaciones locales de abejas, utilizando métodos naturales de fertilización y formación del suelo, o dejando intactos los bosques.
Sin embargo, las mujeres tienen menos acceso a una serie de recursos: desde derechos sobre la tierra y concesión de créditos hasta la educación y la tecnología. Si las mujeres tuvieran el mismo acceso a los recursos productivos que los hombres, el rendimiento agrícola podría aumentar entre un 20 y un 30 por ciento, por lo que alimentarían a entre 100 y 150 millones de personas más. Este hecho reduciría la presión para la tala de árboles cuyo objetivo fuera conseguir más tierras agrícolas, uno de los mayores causantes del cambio climático. A nivel mundial, más de la mitad de la deforestación se debe a la conversión de los bosques en tierras de cultivo.
2. Las mujeres son la columna vertebral de la resiliencia
Las mujeres realizan, como mínimo, dos veces y media más trabajo no remunerado doméstico y de cuidadosque los hombres. Cuando tienen lugar desastres climáticos (como, por ejemplo, inundaciones, incendios forestales, sequías y tormentas), las mujeres asumen todavía más cargas.
Como suelen ser las principales encargadas del cuidado del hogar y de las personas que lo habitan, las mujeres, con frecuencia, son las primeras en reaccionar, en caso de que se produzcan desastres, rescatando a niños, ancianos, personas con discapacidad y otros miembros de la comunidad e informando a las autoridades locales y a los equipos de emergencia.
Tras un desastre, las mujeres probablemente se encargarán de cuidar a los enfermos y heridos, proporcionar ayuda a sus familias y contribuir a la recuperación y reconstrucción de las comunidades. Y, sin embargo, aunque las mujeres se ven afectadas de manera desproporcionada por los desastres y lideran la recuperación posterior a los desastres, son, en gran medida, excluidas de la formulación de las políticas, las estrategias y los programas que aborden el riesgo de sufrir desastres y la resiliencia.
Es fundamental que las mujeres participen activamente en la toma de decisiones relacionadas con las iniciativas de recuperación y reconstrucción. Si se utilizan plenamente las capacidades, los conocimientos y las habilidades que las mujeres aplican al prepararse y recuperarse de los desastres, se facilitará la identificación de los riesgos de sufrir desastres y la generación de protección para las familias y comunidades.
3. Las mujeres son agentes del cambio
Las mujeres y niñas (como por ejemplo, estudiantes, madres, mujeres nativas y celebridades) han liderado movimientos por el clima internacionales y nacionales que han puesto de relieve la urgencia de la crisis climática y la necesidad de actuar por el bien de esta generación y las futuras generaciones.
Las mujeres consumidoras, trabajadoras y líderes políticas y empresariales también desempeñan un papel esencial a la hora de impulsar el cambio.
En las sociedades más opulentas, las mujeres determinan entre el 70 y el 80 por ciento de todas las decisiones de compra de los consumidores liderando la transición hacia estilos de vida más sostenibles. Es más probable que las mujeres reciclen, minimicen los residuos, compren alimentos orgánicos y productos con etiqueta ecológica y ahorren agua y energía en el hogar. Al liderar el cambio de comportamiento y las actitudes de los consumidores, las mujeres pueden impulsar el cambio en todos los sectores.
A nivel político, las investigaciones demuestran la existencia de vínculos claros entre el liderazgo de las mujeres y las medidas que luchan contra el cambio climático. Por ejemplo, los estudios han demostrado que los países cuya mayoría parlamentaria está constituida por mujeres tienen más probabilidades de ratificar tratados medioambientales internacionales, crear áreas terrestres protegidas y contar con políticas climáticas más estrictas.
En el ámbito empresarial, las compañías que respetan la diversidad de género tienden a contar con mejores informes medioambientales y gobernanza climática que sus homólogas e invierten más en energías renovables y mejoras de la eficiencia energética.
Las mujeres también contribuyen cada vez más al sector de las energías renovables y actualmente representan el 40 por ciento de los empleados en el sector de la energía solar, una proporción muy superior a la del sector petrolero y gasístico (22 por ciento).
Ha llegado la hora de invertir en las mujeres, pues son una poderosa fuerza para el cambio que abre la senda hacia un futuro más sostenible.
Información de: https://www.un.org/es/climatechange/science/climate-issues/women
Foto: Piyaset de Getty Images