Por Josefina Meza Espinosa
En el mundo, en América Latina y especialmente en México, el movimiento amplio de mujeres y el movimiento feminista, las sufragistas y las paritaristas, hemos “conquistado” y por decirlo de una manera coloquial, “hemos arrebatado al sistema patriarcal político” imperante y gobernante en México, primero el derecho al voto en 1953, posteriormente en 2014, el derecho a ser votadas, y en 2019 el derecho a ocupar la mitad de todos los encargos de toma de decisiones.
Claro, escribirlo y resumirlo en 5 renglones fue muy fácil, pero es importante mencionar que han sido luchas inacabables, que han puesto en riesgo no solo la vida de las mujeres que las lideran, sino también su futuro político, porque reciben tremendas reprimendas, discriminaciones, castigos ejemplares, incluyendo privarlas de su libertad, solo por ser críticas al sistema, por no estar de acuerdo con la exclusión de las mujeres en el ámbito público, con la discriminación estructural a las mujeres por razón de nuestro sexo y de los mandatos y asignaciones del género.
A pesar de las grandes reformas antes mencionadas, el “pensamiento” de los hombres en la política sigue rigiéndose por las creencias machistas y misóginas de que las mujeres “estamos destinadas al ámbito privado” y que “ellos” son los dueños del espacio público, aunque también “mandan” en el privado.
Está comprobado que los grandes cambios sociales deben “germinarse” con cambios desde la educación formal, de la comunicación del estado y sus instituciones desde los medios de comunicación y ahora desde las redes sociales, desde la promoción de una cultura de paz, de derechos humanos, que abrace todas las intersecciones y la multiculturalidad, desde la visión violeta feminista y por supuesto colocando al centro la dignidad humana, en otras palabras, que el derecho de género se respire, se vivencie, se conozca y se garantice.
Estamos a unos días de que se lleve a cabo “La madre de todas las elecciones”, que permitirá que las y los mexicanos, rompamos de una vez por todas ese “techo de concreto” que nos colocaron para que no pudiéramos llegar, bueno, ni aspirar a ser PRESIDENTAS DE LA REPÚBLICA.
Para “Las paritaristas” es un gran logro. Un avance sustancial, un salto enorme y un representa otro fruto de la lucha por la igualdad de derechos y oportunidades.
Conste que, en esta entrega, no vamos a entrar en el debate y/o la discusión de cuál de las 2 candidatas es mejor, o cual sí representa la agenda feminista y de derechos humanos. Ese debate se está dando en redes sociales y respetamos profundamente las distintas posturas que se argumentan muy bien por nuestras compañeras.
Seguro tendremos oportunidad de realizar grandes reflexiones, de construir grandes acuerdos en los que el centro sea “ponernos de acuerdo en las estrategias que debemos seguir” para acceder a los espacios públicos y realmente ejercer el poder, además de que se nos garantice el ejercicio de nuestros derechos políticos y electorales, pero sin que nos cueste la vida, sin que perdamos nuestra dignidad, nuestra tranquilidad, nuestro patrimonio.
Una constante en estas campañas es la falta de acompañamiento de los partidos políticos a sus candidatas. No las han asesorado, no las han empoderado, eligen candidatas al vapor, muchas de ellas nunca han militado en los Partidos Políticos y por consecuencia, no los conocen. El recurso económico, es la gran deuda con las mujeres. Las dirigencias deciden en que se gastará el recurso y luego reportan al área de fiscalización del INE que le dieron a la candidata, cantidades que ellas nunca administraron.
A 5 años de la reforma constitucional de paridad en todo, tenemos mucho que analizar desde la visión crítica, incluyendo los avances innegables, pero también, la forma como el sistema patriarcal político ha desarrollado toda clase de estrategias, acciones y omisiones, que nos ha permitido comprender, “que ellos siguen mandando”, que son ellos los que siguen decidiendo, que son ellos, los que manejan los recursos económicos y los que quitan o ponen candidatas/os según sus intereses personales y de grupo.
A unos días de la elección, las feministas estamos atentas y dispuestas a dialogar al interior de nuestro movimiento, porque la democracia será paritaria y libre de violencia política contra las mujeres, solo por ser mujeres, O NO SERÁ.
