¿Perspectiva feminista o de género?

En la época de la transversalización de la perspectiva de género (o institucionalización del feminismo) sucede que mediáticamente mucho se habla de esta, aunque poco se entienda de que va

por Mag Mantilla

Por Mag Mantilla

En la época de la transversalización de la perspectiva de género (o institucionalización del feminismo) sucede que mediáticamente mucho se habla de esta, aunque poco se entienda de que va. Por lo regular se tiende a asociar con el feminismo o con el movimiento de las disidencias sexuales. Cuando se asocia al feminismo en seguida remite a la violencia contra las mujeres y la terrible problemática social del feminicidio en nuestro país. Cuando se asocia al movimiento LGBTTTIQ+ remite a las identidades sexuales y la cada vez más nombrada performatividad del género. En muchas ocasiones no existe distinción entre estas vetas, simplemente se aglutinan, cabe señalar que cada una tiene sus contextos específicos, la que me interesa mostrar aquí es en torno a las epistemologías feministas y el pensamiento de las mujeres.

La teoría que proviene de las epistemologías feministas[1], con núcleo en la experiencia de las mujeres que viven en la sociedad machista, demuestran que el género es una categoría analítica que, si bien primariamente fue empleado desde la antropología y la psicología, dentro de estas disciplinas sólo abarcó lo meramente descriptivo del término, es a partir y gracias a la teoría feminista que se desarrolla como categoría de análisis para la comprensión de la realidad social, al develarlo como ha explicado la autora Alicia Puleo :“[…] sistema de organización social basado en el control y la dominación sobre las mujeres”.

La teoría feminista surge a finales de los años sesenta y principios de los setenta; es una teoría auténtica, tremendamente lucida, pues su claridad rompe con los preceptos de la teoría patriarcal convencional, y en comparación con otras es muy joven con sus casi sesenta años de existencia. Sus madres son Carol Hanisch, Shulamith Firestone y Kate Millett, y sus obras: Lo personal es político, La dialéctica del sexo y Política sexual, respectivamente. Es importante datarla en un contexto particular, porque sí bien a lo largo de la historia ha habido autoras pilar para dicha teoría y pensamiento de las mujeres, es hasta las décadas mencionadas que se afianza en tanto certezas comunes en torno a las autonomías en todos los aspectos que conforman las vidas de las mujeres.

Si bien no todas las vertientes del pensamiento feminista hablan en términos del género, pues otras prefieren elaborar pensamiento a partir de la diferencia sexual, la clase sexual, la supremacía masculina, etc., es importante decir que género fue el término mejor aprobado para introducir la perspectiva feminista en la academia e instituciones en general, considerando que si aún hoy en día causa escozor y miedo infundado la palabra feminista, en otra época la reacción ante este enfoque fue aún más exagerada, prejuiciosa y mal recibida (desafortunadamente lo sigue siendo). Así, hoy en día es un acto de subversión al patriarcado posicionarnos desde la perspectiva feminista en tanto reconocimiento de la genealogía de las mujeres y su valioso pensamiento, en tanto nombrarnos fuera de la institucionalización  del feminismo a través de la dichosa perspectiva de género, misma que muchas veces se usa de forma estratégica, pero es importante nombrarla desde el feminismo y así reconocer la autoría de las mujeres en la propuesta teórica feminista, que no nace en la academia, sino que germina y florece en los grupos de toma de conciencia entre mujeres de los que escribe Carol Hanisch en su ensayo antes nombrado, Lo personal es político.

Nombrar a las autoras y sus creaciones es subvertir la cultura androcéntrica y su política sexual, es decir, el patriarcado. Perspectiva feminista es un acto político, porque transforma de raíz las condiciones establecidas, no se conforma con los paradigmas tradicionales que solo mutan y se disfrazan de progres e igualitarios. La teoría feminista y su grandeza no solo abona a las vidas plenas y satisfactorias para todas las niñas y mujeres, sino también al final del patriarcado en todas las vidas humanas dispuestas a renunciar a este, a traicionarlo y no seguirlo replicando. El feminismo, además de teoría que siempre es ineludible a la práctica, también es construir mundo para vivir bonito y plenamente.

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Nota al pie

[1] Me refiero a todo lo relacionado con los conocimientos de las mujeres que provienen a partir de su experiencia en el sistema patriarcal. Las epistemologías feministas son ajenas a la epistemología convencional pues la increpan y subvierten.

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