Por Araceli García Rico
Ante cualquier contingencia las personas en colectivo o individual debemos conocer los “Protocolos de actuación”, pero ese concepto, así como el de “Se abrió una carpeta de investigación“, parecen generar una sensación inmediata de cumplimiento ante el hecho concreto o delito cometido según sea el caso.
Durante años he trabajado en el desarrollo de Protocolos para la prevención, detección, atención y sanción de la violencia contra las mujeres, sin embargo, este documento que contiene las referencias jurídicas nacionales e internacionales, los principios fundamentales de atención a víctimas, la descripción de la comunidad a la que va dirigida, las acciones de prevención, de detección, las áreas destinadas a la atención y contempla las sanciones, es un hecho que estos lineamientos no se transversalizan en toda la dependencia o empresa. ¿Por qué de este fenómeno? Primero, por negar el problema de acoso u hostigamiento laboral o sexual; segundo, por desconocimiento pensando “que son cosas de mujeres”; tercero, porque no quieren que se incremente la cultura de la denuncia por el buen nombre de la institución, o simplemente por desconocimiento de sus alcances y modo de actuación.
Sin duda, nuestro país se encuentra en alerta nacional, ya que según datos de la ONU son víctimas de feminicidios alrededor de 11 mujeres al día, aumentando el número de niñas y adolescentes asesinadas.
Si estas cifras no llaman nuestra atención, si no mueven conciencias y se promueven acciones articuladas, todo seguirá igual, ya que por decreto, con la simple publicación de un Protocolo o de una Ley General, todo seguirá igual.
Debemos insistir en la interseccionalidad, en la inclusión, la no discriminación, tomarnos en serio nuestro papel dentro de nuestro ámbito laboral o escolar y darle garantías de seguridad a la persona denunciante.
Y ese es otro gran tema, ¿por qué las resistencias a denunciar? por la desconfianza ante las autoridades que reciben nuestro dicho, por temor a la estigmatización, por la falta de confidencialidad, por la incertidumbre de los tiempos de respuesta, por miedo a las represalias o bien, por evitar la revictimización, lo cual, no debería darse si se aplican las medidas de protección adecuadas.
Sin duda, para alcanzar la igualdad sustantiva, estiman las organizaciones internacionales, a nuestro país le llevaría alrededor de 150 años, así que la tarea es inmensa y está en manos de todas y todos.
¿Qué debemos fomentar?
1.- Contar con un marco normativo actualizado que incorpore la prevención y permita identificar los órganos de atención a la Violencia laboral, escolar, acoso/hostigamiento sexual;
2.- Generar vínculos nacionales e internacionales con organismos e instituciones que impulsen la Agenda 20-30 “Objetivos de Desarrollo Sostenible”;
3.- Capacitar y sensibilizar permanentemente a las y los colaboradores de la institución o empresa, para detectar oportunamente cualquier conducta, contraria a los principios y valores éticos de institución: (Directivos, administrativos, docentes, alumnado, proveedores, personal externo, seguridad integral, protección civil);
4.- Generar indicadores que permitan la atención y la no repetición de conductas nocivas;
5.- Alcanzar espacios laborales y escolares libres de violencia, fomentando la cultura de paz y resolución positiva de conflictos; e
6.- Informar oficina por oficina o salón por salón de las medidas implementadas por su Plantel para atender el acoso/hostigamiento sexual.
Así que actuemos, detengamos el flagelo de la violencia laboral y escolar, no esperemos a que el problema avance en tu empresa o dependencia, hagamos comunidad e impulsemos la cultura de paz y resolución positiva de conflictos.
DRA. EN DERECHO
ARACELI GARCÍA RICO
X: Aragarciarico
Foto de LaylaBird desde Getty Images
