Por Angélica de la Peña
Movimiento Ciudadano, el partido de Dante Delgado, está enfrentando una crisis que lo pone en serias dificultades de no participar en la contienda presidencial en el 2024, ya que inscribió a Samuel García como su único precandidato y éste abandonó la precampaña: se regresó a Nuevo León.
MC decidió ir solo, ha vendido que no van con el PRI y que juegan un papel de equilibrio entre las alianzas más preponderantes. Hablan incluso, de una pureza política que no resiste un análisis serio.
Pero para ser honestos, no es diferente al papel que juegan el PT y el PVEM que siempre buscan la sombra del árbol más robusto, según la estación del clima político coyuntural, para seguir devengando sus intereses particulares. MC no se ha sumado a Morena, pero pretende jugar como el tercero en discordia, cuando en realidad su perorata está dirigida contra Xóchitl Gálvez.
En la política partidista nada está escrito en piedra. Los partidos políticos determinan sus alianzas a partir de lo que se analiza es mejor para avanzar en la democracia, que la gente viva mejor. Pero en la historia constan alianzas oportunistas de facto que se mueven en función de lo que les es más conveniente a sus dirigentes, no a la sociedad.
Así que en la disputa hacia el 2024 sólo hay de dos sopas: la continuidad del deterioro hacia el autoritarismo o la posibilidad de restituir las instituciones que con mucho trabajo se han construido en los últimos 40 años. Dos contextos diferenciados: es la continuidad con la carrera hacia el desastre o se opta por la alternativa integrada por el PAN, PRD y PRI.
De qué tamaño será el reto que la oposición integrada por el PAN y PRD hoy hacen alianza con el PRI. Y el PRI hace alianza con los partidos cuyo origen fue precisamente la crítica contumaz contra quien fue durante 70 años el partido único hegemónico. Pero hoy todo cambió y la alianza de estos tres partidos tiene como objetivo detener al autoritarismo representado por Morena, este es el interés superior, por encima de las diferencias, una alianza contra la omnipotencia del lopezobradorismo.
Esto lo saben los partidos que se suman a Morena, pero juegan para sí mismos. Pero también lo sabe Dante, MC y Samuel García. Y ahí iba, atacando a la oposición, hasta que el Congreso del Estado de Nuevo León le endilgó lo que sembró y cosechó, así que eligió a un interino sin ninguna relación con García. Por cierto, ningún precepto legal señala que el interino deba ser de su mismo partido o nombrado por él.
Pero de qué tamaño fue el desequilibrio de Samuel García que el interino no fuese su propuesta, que le obligó mejor dejar su precampaña a la Presidencia, y regresar a “reasumir” las funciones que apenas unos días atrás, no le merecían ninguna importancia.
Dos sopas, dos contextos: MC bien podía cumplir como institución de interés público y contribuir a rescatar el país apoyando a Xóchitl Gálvez. O como observamos, prepotente, se prestó a jugar un suspicaz papel de esquirol político.
Sería bueno que la Auditoría Superior del Congreso del Estado de Nuevo León revisara la cuenta pública del ejercicio de Samuel, porque todo parece indicar hay un mal manejo que oculta. Ese es el verdadero temblor que llevó a Samuel a dejar con un palmo de nariz a Dante. Su preocupación no es la vieja política, su desasosiego quizá tenga que ver con ocultarle a la población malos manejos y la posible corrupción de su gobierno. Al tiempo.
Defensora de derechos humanos
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