El transgenerismo atenta contra la paridad

En una flagrante violación al principio de paridad, el congreso del estado de Nayarit y la mayoría de las autoridades electorales de las entidades federativas, están abriendo la puerta para que se eche por tierra dicho principio

por María Gudelia Delgado Meza

Por Gudelia Delgado

El 5 de octubre de 2023, en el Periódico Oficial de Nayarit se publicó la REFORMA A LA LEY ELECTORAL de ese estado. En la fracción IV del APARTADO B de dicha ley se establece que “En el caso de las candidaturas de las personas de la diversidad sexual, tratándose de personas trans, la candidatura corresponderá al género con el que se identifiquen y dicha candidatura será tomada en cuenta para el cumplimiento del principio de paridad de género…”

En pocas palabras, los hombres que se “identifiquen” como mujeres ocuparán los espacios políticos de las mujeres, ¡y se considerará que así se cumple la paridad! Lo que persigue esa reforma a la ley, que además es la tendencia en los lineamientos respectivos en prácticamente todos los institutos electorales del país, constituye un descomunal atentado contra el principio constitucional de paridad en los cargos de elección que tomó décadas de lucha de parte de mujeres dentro y fuera del Congreso de la Unión.
La paridad de género es un criterio legal para garantizar la igualdad entre hombres y mujeres en el acceso a puestos de representación política. Es un principio constitucional que busca asegurar que las mujeres tengamos una participación y representación equilibrada y justa en la vida democrática del país. Que los hombres que no se “sienten” como tales nos arrebaten estos espacios políticos ganados con titánico esfuerzo es el más misógino de los despropósitos para el ejercicio de nuestros derechos político-electorales.
En una flagrante violación al principio de paridad, el congreso del estado de Nayarit y la mayoría de las autoridades electorales de las entidades federativas, están abriendo la puerta para que el transgenerismo eche por tierra el principio de paridad, ya que, si cualquier hombre que no se “identifique” como tal puede usurpar el espacio de una mujer, nada impide que todos los espacios de las mujeres sean usurpados por ellos.
No han sido los hombres (se nombren como se nombren o se sientan como se sientan) los que han sido excluidos de los espacios de poder público. Somos las mujeres quienes hemos sido discriminadas, violentadas y excluidas desde siempre del ámbito político. A duras penas, hace muy poco tiempo que logramos incorporar en la constitución la obligatoriedad de la paridad y ahora resulta que, de buenas a primeras, por capricho del transgenerismo impuesto desde las instituciones al más puro estilo fascista, basta con que los hombres “se sientan” mujeres para desplazarnos.
Si, en aras de la mal llamada “inclusión” las autoridades electorales, los constituyentes y los partidos políticos quieren concederles espacios de poder a los hombres que “se sienten” mujeres, entonces que sean los hombres, quienes cedan sus espacios. ¿Los señores se sienten muy “incluyentes”? ¡pues inclúyanlos en sus lugares, no en los nuestros!

El transgenerismo atenta contra todos los derechos de las mujeres basados en el sexo. Es un atentado contra la paridad y contra todas las conquistas del feminismo. Es el patriarcado de siempre con más faldas que nunca.

Foto de kuppa_rock desde Getty Images. Composición LCR

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