LaCostillaRota. 18 de Octubre, 2023.-Para la mayoría de las mujeres, la menopausia viene marcada por el fin de la menstruación mensual (también conocida como periodo menstrual o «periodo»), que a su vez se debe a la pérdida de la función folicular de los ovarios. Esto significa que los ovarios dejan de liberar óvulos para que sean fecundados.
Si bien la regularidad y la duración del ciclo menstrual varían a lo largo de la etapa reproductiva de la mujer, lo habitual en todo el mundo es que las mujeres experimenten la menopausia natural entre los 45 y los 55 años.
Se considera que la menopausia natural se produce tras 12 meses consecutivos sin menstruación, siempre y cuando el final de la menstruación no se deba a ninguna otra causa fisiológica o patológica evidente ni a una intervención clínica.
Algunas mujeres experimentan la menopausia a edades más tempranas (antes de los 40 años). Esta «menopausia prematura» puede deberse a una serie de anomalías cromosómicas, a trastornos autoinmunitarios o a otras causas desconocidas.
Es imposible predecir en qué momento experimentará la menopausia una mujer en particular, aunque existe una cierta correlación entre la edad de la menopausia y determinados factores demográficos, sanitarios y genéticos.
Asimismo, la menopausia también puede ser consecuencia de procedimientos quirúrgicos que conlleven la extirpación de ambos ovarios o de intervenciones médicas que detengan la función ovárica (por ejemplo, la radioterapia o la quimioterapia).
Muchas mujeres dejan de menstruar antes de la menopausia, por ejemplo, porque se han sometido a determinadas intervenciones quirúrgicas (la histerectomía o la extirpación quirúrgica del revestimiento uterino), o bien porque utilizan ciertos tipos de anticonceptivos hormonales u otros medicamentos que detienen la menstruación o la convierten en esporádica. Sin embargo, estas mujeres también pueden experimentar otros cambios relacionados con la transición menopáusica.
Cambios asociados a la menopausia
Los cambios hormonales asociados a la menopausia pueden afectar al bienestar físico, emocional, mental y social. Los síntomas que se experimentan durante y después de la transición menopáusica varían notablemente de una persona a otra. Mientras que algunas mujeres sufren pocos síntomas, o incluso ninguno, otras pueden padecer síntomas graves que lleguen a condicionar sus actividades diarias y mermar su calidad de vida. En algunos casos, los síntomas pueden durar varios años.
Estos son algunos de los síntomas asociados a la menopausia:
- sofocos y sudores nocturnos. Los sofocos consisten en una sensación repentina de calor en la cara, el cuello y el pecho, a menudo acompañada de enrojecimiento de la piel, transpiración (sudoración), palpitaciones y sensaciones agudas de malestar físico que pueden durar varios minutos;
- cambios en la regularidad y el flujo del ciclo menstrual, que culminan con el cese de la menstruación;
- sequedad vaginal, dolor durante las relaciones sexuales e incontinencia;
- dificultad para dormir/insomnio; y
- cambios en el estado de ánimo, depresión y/o ansiedad.
La menopausia también puede alterar la composición corporal y el riesgo cardiovascular. La ventaja de las mujeres sobre los hombres en términos de enfermedades cardiovasculares desaparece gradualmente tras la menopausia debido a la importante disminución que se produce de los niveles de estrógenos. La menopausia también puede provocar el debilitamiento de las estructuras de soporte de la pelvis, lo que incrementa el riesgo de prolapso de los órganos pélvicos. La pérdida de densidad ósea que tiene lugar en la menopausia contribuye de manera importante a incrementar las tasas de osteoporosis y fracturas.
Los síntomas de la menopausia se pueden aliviar aplicando diversos tipos de intervenciones, tanto hormonales como no hormonales. Los síntomas que afectan a la salud y el bienestar se deben analizar con un dispensador de atención de salud a fin de conocer las opciones de tratamiento disponibles, teniendo en cuenta el historial médico, los valores y las preferencias de la mujer afectada.
Durante la perimenopausia sigue siendo posible el embarazo. Para evitar los embarazos no deseados se recomienda utilizar métodos de anticoncepción hasta que hayan transcurrido 12 meses consecutivos sin menstruación. Después de la menopausia, es improbable que se produzca un embarazo sin someterse a un tratamiento de fecundidad con óvulos de donantes o con embriones previamente congelados.
Durante la perimenopausia y tras la menopausia todavía se pueden contraer infecciones de transmisión sexual (ITS), incluido el VIH, por medio de contactos sexuales sin protección, incluidos los de tipo oral, anal o vaginal. El adelgazamiento de la pared vaginal después de la menopausia aumenta las posibilidades de que se produzcan lesiones y desgarros, lo que incrementa el riesgo de transmisión del VIH a través del sexo vaginal.
La importancia de comprender la menopausia
Es fundamental entender la menopausia como un punto más en el continuo de las etapas vitales. El estado de salud que presenten las mujeres al entrar en la etapa perimenopáusica estará muy condicionado por su historial sanitario y reproductivo previo, su estilo de vida y factores ambientales. Los síntomas perimenopáusicos y posmenopáusicos pueden perturbar la vida personal y profesional de las mujeres, y los cambios asociados a la menopausia afectarán a su salud durante su etapa de envejecimiento. Por tanto, la atención perimenopáusica desempeña una función importante en la promoción del envejecimiento saludable y la calidad de vida.
Además de los cambios biológicos, la menopausia puede acarrear cambios importantes desde el punto de vista social. La experiencia de las mujeres con la menopausia en el ámbito social puede verse condicionada por normas de género y factores familiares y socioculturales, por ejemplo, la percepción que exista en su entorno cultural del envejecimiento femenino y la transición menopáusica.
La población mundial de mujeres posmenopáusicas va en aumento. En 2021, las mujeres de edad igual o superior a 50 años representaban el 26% de toda la población femenina mundial, mientras que diez años antes esta proporción solo alcanzaba el 22%.[i] Además, actualmente la vida de las mujeres se ha alargado. A nivel mundial, en 2019 una mujer de 60 años podría esperar vivir, de promedio, 21 años más.[ii]
La menopausia puede ofrecer una buena oportunidad para replantearse la salud, el estilo de vida y los objetivos.
Desafíos de salud pública relacionados con la menopausia
Las mujeres perimenopáusicas necesitan tener acceso a servicios sanitarios de calidad y a comunidades y sistemas que les puedan dar respaldo. Desgraciadamente, en la mayoría de países la concienciación sobre la menopausia y el acceso a la información y los servicios relacionados con ella siguen presentando deficiencias importantes. A menudo la menopausia es un tema que queda silenciado en las familias, las comunidades, los lugares de trabajo o los centros de salud.
Es posible que las mujeres no sepan que los síntomas que experimentan están relacionados con la menopausia, o que existen opciones de asesoramiento y tratamiento que pueden ayudar a aliviar las molestias. Algunas mujeres con síntomas menopáusicos se sienten incómodas o avergonzadas exponiendo su experiencia y evitan solicitar ayuda.
Es posible que los dispensadores de servicios de salud no estén formados para reconocer los síntomas de la perimenopausia y la posmenopausia, o bien para asesorar a las pacientes sobre las opciones de tratamiento y acerca de cómo preservar su salud después de la transición menopáusica. Actualmente, la menopausia recibe poca atención en los planes de formación de numerosos trabajadores sanitarios.
En muchos países se pasa por alto el bienestar sexual de las mujeres menopáusicas. En consecuencia, es posible que queden desatendidos los efectos ginecológicos comunes de la menopausia, como la sequedad vaginal y el dolor durante el coito. Del mismo modo, cabe la posibilidad de que las mujeres mayores no se consideren en riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual,[iii] entre ellas el VIH, o que no reciban asesoramiento de sus prestadores para practicar sexo seguro o hacerse las pruebas.
Muchos gobiernos carecen de políticas sanitarias y de financiación para incluir el diagnóstico, asesoramiento y tratamiento relacionados con la menopausia en los servicios que ofrecen de manera sistemática. La prestación de servicios relacionados con la menopausia es particularmente difícil en los entornos donde a menudo existen otras prioridades urgentes que pugnan por recibir financiación sanitaria.
Respuesta de la OMS
La OMS considera que el apoyo a la salud social, psicológica y física durante la transición menopáusica y tras la menopausia debería ser una parte integral de la atención sanitaria. La Organización se ha comprometido a realizar las siguientes actuaciones para mejorar el conocimiento de la menopausia:
- concienciar sobre la menopausia y dar a conocer mejor su repercusión en las mujeres, a nivel individual y social, y en el desarrollo sanitario y socioeconómico de los países;
- abogar por la integración del diagnóstico, tratamiento y asesoramiento relacionados con el manejo de los síntomas de la menopausia en la cobertura sanitaria universal;
- promover la inclusión de la capacitación sobre la menopausia y las opciones de tratamiento en los planes de formación previa al servicio destinada a los trabajadores sanitarios; y
- hacer hincapié en la aplicación de un enfoque de salud y bienestar basado en el ciclo de vida (que abarque la salud y el bienestar sexuales), garantizando el acceso de las mujeres a información y servicios sanitarios adecuados a fin de promover un envejecimiento saludable y una buena calidad de vida antes, durante y después de la menopausia.
[1] Aunque la mayoría de las experiencias personales con la menopausia se refieren a las mujeres cisgénero (es decir, las que nacieron hembras y se identifican como tales), los hombres transgénero y algunas personas que no se identifican ni como hombres ni como mujeres también experimentan la menopausia.
Esta nota descriptiva se refiere a las «mujeres» con arreglo a la información disponible, que no incluye de forma sistemática datos sobre la identidad de género. Hay pocos datos de fácil acceso sobre cómo experimentan la menopausia las personas trans y de género diverso. Estas personas tienen necesidades sanitarias singulares relacionadas con la edad que los médicos deben tener en cuenta, por ejemplo, derivándolas a servicios especializados cuando sea necesario.
[2] Aunque la menopausia no es una enfermedad, esta nota descriptiva se refiere a las experiencias perimenopáusicas y posmenopáusicas de las mujeres como «síntomas», dado que pueden provocar un nivel de malestar que llegue a afectar a su calidad de vida.
[i] Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, 2021. World Prospects 2021. https://population.un.org/wpp/Download/Standard/Population/
[ii] Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, División de Población, 2019. World Population Ageing 2019: Highlights (ST/ESA/SER.A/430). https://www.un.org/en/development/desa/population/publications/pdf/ageing/WorldPopulationAgeing2019-Highlights.pdf
[iii] ONUSIDA. The Gap Report 2014: People aged 50 years and older. Ginebra (Suiza), 2014. ONUSIDA. https://www.unaids.org/sites/default/files/media_asset/12_Peopleaged50yearsandolder.pdf
Boletín Publicado en: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/menopause
Toda la información en la Organización Mundial de la Salud
Foto:@gettyimages