Por Gudelia Delgado
El transgerismo lo hizo de nuevo.
El viernes 15 de septiembre, un hombre que se identifica como “trans” se introdujo al baño de mujeres de la Cineteca Nacional; una madre y su hija se encontraban ahí y, por obvias razones, la madre solicitó a los elementos de seguridad que expulsaran al sujeto; una mujer policía, en cumplimiento de su deber, lo hizo. El tipo enardecido salió a hacer frente a otro elemento de policía y a voz en cuello vociferó “¡Soy una ‘mujer trans,’ y esa pendeja me sacó del baño!, ¡es la Ciudad de México y es el año 2023, esto es discriminación!”, acto seguido, fue tras la mujer policía gritando “¡Ven acá idiota, ven acá pendeja!”.
¡¿Cómo respondió la Cineteca Nacional ante estos hechos?! Pocas horas después, a través de un comunicado, se disculpó con el “ofendido” y, palabras más, palabras menos, manifestó que “sensibilizaría a su personal” para no cometer “actos de discriminación” contra la comunidad “trans”. Además, despidió a los elementos de seguridad (incluyendo a la policía violentada) del recinto.
Esta es una dolorosa, fehaciente y misógina muestra del patriarcado postmoderno. ¡¿Cómo es que las disculpas se le ofrecen a un sujeto delirante y violento y no a la madre que, junto con su hija fueron víctimas a las que les negaron sus derechos a la privacidad y a la garantía de un baño exclusivo para mujeres?!
¡¿Cómo es que se ofrece “capacitación y sensibilización” para el personal de la Cineteca Nacional para cumplir los caprichos de hombres que no se identifican como tales y no se exigen cuentas al sujeto que violentó a una mujer policía que se limitó a cumplir con su deber?!
Por si no fuera suficiente revictimización para las mujeres víctimas de los sucesos en la Cineteca Nacional y por si quedara alguna duda de que esta emite un mensaje claro para todas las mujeres con el que se nos restriega en la cara que los “sentimientos” de los hombres están por encima de nuestros derechos, al día siguiente, el victimario acudió, junto con otras personas, a realizar una “manifestación” a la Cineteca Nacional.
La “manifestación” consistió en un asalto a la dulcería de la cineteca; al grito de “¡Aquí está la ‘resistencia trans’!” los “manifestantes” saquearon productos mientras los encargados se retiraron en silencio del lugar. Tal vez, parte de la “capacitación” a la que han sido sometidos, implica dejar hacer lo que les venga en gana a los hombres que se “identifican” como “trans”; impunidad institucionalizada, pues.
Además, los “manifestantes” desplegaron un pliego petitorio a la Cineteca en el que, entre otras cuestiones, exigen un año de acceso gratis a la “comunidad trans”; el 30 por ciento de plantilla laboral para personas “trans”, incluyendo puestos directivos; así como el financiamiento para la realización y proyección de “cine nacional trans”.
No sorprende. Estos tipos están envalentonados por el acelerado y creciente éxito del transgenerismo en México. ¡Y cómo no!, si al más puro estilo fascista, el Estado utiliza todas sus instituciones para imponer su ideología.
Mientras el poder se pliega a los delirios “trans”, las mujeres insistimos en una exigencia simple y lógica: ¡Saquen sus penes de nuestros baños!
Foto captura de pantalla desde X
