Mirada Violeta
Por María Guadalupe Ramos Ponce
En un hecho histórico, México votará por su primera presidenta el próximo año después de que el partido gobernante Morena, eligiera a Claudia Sheinbaum para enfrentarse a la candidata de la coalición opositora, Xóchitl Gálvez.
Aunque no son las primeras mujeres que aspiran a la presidencia de México (otras seis ya lo habían hecho antes), sí son las primeras que logran consensuar el apoyo de los principales partidos políticos en el país, es decir, por primera vez en México, dos mujeres son la apuesta política de los principales partidos para las elecciones presidenciales de 2024.
Llegar a este momento, no ha sido fácil, la presencia y participación de las mujeres en la política ha sido progresiva y también demasiado lenta. No fue sino hasta 1953 que las mujeres obtuvieron el derecho al voto. Sin embargo, es apenas en 2014 que en México se establece la obligatoriedad de la paridad, es decir, que los partidos políticos presenten el mismo número de candidatas mujeres y de hombres para poder llegar al Congreso de la Unión y que esto sea replicado en todos los niveles de gobierno.
Si bien es cierto que este escenario es inédito y es el resultado de la lucha de las mujeres y del movimiento feminista, es importante reconocer el liderazgo de las mujeres políticas que encabezan ahora las aspiraciones para dirigir al país a pesar de las múltiples violencias de género que han sufrido para lograrlo.
La violencia política de género se ha hecho presente cuando ambas aspirantes, tanto Sheinbaum como Gálvez, han sido objeto de duras críticas sobre su apariencia física, su forma de vestir, así como por su origen. Lo que nos hace pensar que estamos a las puertas de una campaña teñida de violencia política de género, porque hay una cultura machista, misógina, que no acepta que las mujeres puedan tener un protagonismo a partir de su trabajo, de su experiencia, de su talento. Seguramente en una sociedad con una cultura patriarcal como la que vivimos, todavía mucha gente considera que el hombre es el único que puede estar en el espacio público compitiendo por la presidencia en este caso y no un par de mujeres.
Por otro lado, la presencia de las mujeres en la política, no significa que per sé, éstas sean feministas y/o tengan una agenda feminista. En el caso de Claudia y de Xóchitl, ninguna lo es. Lo que sí es importante diferenciar, son los proyectos políticos que encabezan, por un lado, Xóchitl representa a la Derecha y a lo peor de los gobiernos de Calderón y Fox de los que formó parte y Claudia encabeza la continuidad del proyecto actual de gobierno. Y aquí dejo claro un estigma que se ha generado en torno a la candidatura de Claudia Sheinbaum, al pretender mostrarla como una persona sin agencia política propia y a la sombra del presidente López Obrador (eso constituye una clara manifestación de violencia política de género), por el contrario, Claudia, quien nació en la Ciudad de México, es licenciada en Física y obtuvo una maestría y un doctorado en Ingeniería en Energía, siendo la primera mujer en lograrlo.
Si bien es tiempo de mujeres, también y aunque no queramos, es tiempo de las violencias machistas que estarán presentes no solo durante el proceso electoral sino en la virtual presencia de una mujer presidenta de México. No nos equivoquemos, el patriarcado sigue vivo y fuerte, son los mismos que impusieron a Xóchitl, son los mismos que allanaron el camino a Claudia y son los mismos que de manera indigna bajaron a Beatriz Paredes de la contienda electoral. Y son los mismos que con desplante dirán “yo no me someto a esa señora”, (como lo dijo en su momento Marcelo Ebrard respecto de Claudia Sheinbaum).
Lo que es claro, que este momento histórico es gracias al movimiento feminista mexicano. No es fortuito, ni gracias a los dirigentes partidistas, ni siquiera es gracias a las figuras de Claudia y de Xóchitl; sino que es gracias al movimiento amplio de mujeres y al movimiento feminista que una de ellas dos va a ser presidenta de la República y por primera vez en nuestra historia, estaremos gobernados por una mujer.