Por Alix Trimmer
La historia de #Wendy Guevara ha sido contada por un número importante de personas debido a su triunfo en el reality show “La Casa De Los Famosos”, sin embargo, la historia de esta mujer revoluciona más allá de su posicionamiento en el medio de la farándula.
Las poblaciones #LGBT+ hemos sido invisibilizadas durante casi toda nuestra historia y, cuando hemos sido representadas, lo hemos sido a partir de burlas, bromas, estereotipos y un número importante de discriminaciones y violencias normalizadas para el deleite público. Particularmente las mujeres de la diversidad (incluyendo a las #mujeres de la comunidad #trans en todo el paraguas que representa esta letra T) hemos sido víctima de interseccionalidades diversas que nos han vulnerado aún más.
No soy una persona que siga de cerca los programas de televisión y una de mis razones es precisamente el vacío de los discursos que a través de este medio se publicitan; a pesar de ello y de la naturaleza del programa del cual Wendy resultó ganadora, hoy tengo claro que se ha conquistado un espacio que tradicionalmente se encontraba reservado para la cis-hetero-norma.
No es que antes no hayan existido personas de la comunidad en medios tradicionales como la televisión, la radio e inclusive los medios impresos, pero que hoy exista una persona que, más allá de aparecer, habla de las violencias, realidades e intersecciones que su vida le ha representado, suma a que las personas de la comunidad seamos vistas precisamente como personas más allá de una sola de las etiquetas.
Las personas que integramos la diversidad sexual y de #género somos más que esa pertenencia, somos personas con contextos económicos, educativos, sociales, profesiones, oficios y ocupaciones, con antecedentes, con historias, con relaciones humanas afectivas, políticas y demás y es sumamente reduccionista y absurdo que seamos etiquetadas y clasificadas, única y exclusivamente, por nuestra orientación sexual o por nuestra identidad o expresión de género.
Las mujeres de la diversidad y muy en especial las mujeres trans se encuentran en un espacio inseguro en nuestro país, en múltiples publicaciones en torno al suceso “Wendy” hemos leído que #México tiene uno de los primeros lugares en transfeminicidios, que 9 de cada 10 mujeres trans no tienen un empleo formal (reconocido por la Ley Federal del Trabajo, con acceso a seguridad social, prestaciones y salarios dignos), y aún son menos las que tienen la posibilidad de estudiar una carrera universitaria y todo esto es información y datos que, si no son llevados a la práctica orientada hacia el cambio y a la conciencia, seguirán aumentando, seguirán sonando y permanecerán únicamente en el anecdotario de las redes como números sin trascendencia.
Necesitamos una sociedad consciente, una sociedad que, a partir de la identificación (cariño, empatía, orgullo, representación y más) que generó con una persona como Wendy, se voltee a ver su realidad, que en los espacios educativos, laborales, sociales y políticos en los que se encuentran también busquen a otras Wendys, que busquen a Javier que es un hombre trans, que busquen a Alex quien es una persona no binarie, que se enteren de cuáles son sus vivencias, sus necesidades, que pregunten de qué manera lograr que su experiencia de vida no sea una historia triste de discriminación y violencia sino que, al igual que el resto de las personas, puedan tener una vida plena y, sin que sea mucha ambición, feliz. Y para mi comunidad querida, para las letras LBQ+, arropemos y celebremos, porque hoy le toca a la «T».
Estas letras no pretenden de forma alguna apropiarse de la experiencia trans puesto que no me pertenece; estas letras hablan de cómo una mujer cis, una mujer de la diversidad sexual, una mujer a la que atraviesan varias intersecciones, una mujer que aún rodeada de privilegios ha sido víctima de discriminación; se siente feliz de que una de las suyas haya llegado para quedarse en el espacio de la fama y la trascendencia; porque la etiqueta “trans” es necesaria por el contexto, la visibilidad, la representación, pero para mí, lo más importante de Wendy es que, guste a quien le guste y pese a quien le pese, es una mujer y, como dice ella, #nimodérrimo.
Sobra decir, para aquellas personas a las que estos temas incomodan y quieren siempre generar controversia, que la identidad y expresión de género de Wendy, es de ella y ya; sus vivencias, consideraciones y posicionamientos pueden o no representar a otras tantas mujeres y/o personas, trans o cis, así que ni se pongan a buscar piedras donde no las hay.
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