El Plan C ya está en curso

Hoy no hay medio de noticias que no mencione las giras de las precandidaturas de Morena, y también de su guerra fratricida para convencer al presidente sobre quién le es más fiel y por lo tanto le garantice su maximato

por Angelica De la Pena

Por Angélica de la Peña

En todo este proceso de presiones contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación para evitar invalidarse las reformas inconstitucionales del Plan B, también constatamos que el presidente está determinado a pintar todo el país de guinda y a desaparecer a toda la oposición. La ley electoral, y otras leyes, no le importan. Por eso las precampañas de las corcholatas en todo el país, en franco e ilegal proselitismo por su partido Morena.

Hoy no hay medio de noticias que no mencione las giras de las precandidaturas de Morena, y también de su guerra fratricida para convencer al presidente sobre quién le es más fiel y por lo tanto le garantice su maximato.

Recordemos que el plan A fue la reforma a 18 artículos de la Constitución Política para modificar todo el espectro electoral eliminando el INE, creando otro organismo, otra conformación del Poder Legislativo federal y local, otro Poder Judicial, entre otras reformas estructurales que significarían un retroceso de 40 años. Por fortuna el Presidente no tuvo los dos tercios para estas reformas porque en la elección del 21 perdió la mayoría calificada que tenía en la Cámara. Pero ya tenía preparado su Plan B con el mismo problema de origen: reformas hechas a modo para desaparecerle atribuciones al organismo autónomo encargado de organizar y calificar las elecciones, menoscabar al Tribunal Electoral y tener control desde el Ejecutivo de las campañas y recursos para lograr, reitero, un único fin: control total de las elecciones. Y que sus resultados le garanticen sometimiento de los gobiernos en los tres órdenes de gobierno, de los congresos, del poder judicial: la ruta hacia el totalitarismo, ese es el objetivo de toda su estrategia.

Tómese en cuenta la importancia de haberse concretado la alianza Va por México, con PAN, PRD y PRI en la elección del 21 que derivó en que Morena y aliados perdieron la mayoría calificada en la Cámara de Diputados. Por eso AMLO continuó con su estrategia de guerra con su Plan B, no importara sus reformas a diversas leyes secundarias fuesen inconstitucionales, igual se aprobaron sin permitir discusión alguna. La oposición emprendió Acciones de Inconstitucionalidad debidamente fundamentadas y la Suprema Corte invalidó el Plan B.

Por cierto hay que reconocer con orgullo que la Suprema Corte es nuestra única esperanza republicana, y ha resistido los ataques y descalificaciones perpetrados desde Palacio.

Ante el fracaso de sus planes A y B, va por su Plan C. El Presidente dirige las campañas para ganar la presidencia y ganar dos tercios tanto del Senado como de la Cámara de Diputados en la elección del 2024. Este es su plan C. En ese nuevo Congreso de la Unión votaría en septiembre del 24 su reforma constitucional y se enviaría a la mitad de los congresos locales dominados por Morena, se concretaría así la votación por el congreso permanente y él la publicaría en el Diario Oficial de la Federación para que entrase en vigor al otro día de su publicación. Así lograría, dice, estos cambios a la CPEUM antes que termine su mandato. Con un Congreso dominado por Morena puede trastocar todo el marco constitucional del país, no exagero el peligro inminente que se avecina si se sale con la suya.

Por lo tanto para la oposición no hay más que un solo plan: ir de la mano de la sociedad civil, y con valentía y determinación rescatar al país del desastre y peligro de un obradoriato.

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