Por Gaby Pablos
La violencia vicaria en su expresión más extrema termina con el asesinato de los hijos, (filicidio) porque los agresores saben que es es el golpe fulminante para la madre. No hay forma de hablar de esto sin que se le desgarre a una el corazón. Fernando, de tan solo 8 años, murió ahogado en una cubeta de agua, cuando se encontraba bajo el cuidado de su agresor vicario. Las madres protectoras no nos callaremos ante esta aberración y no descansaremos hasta que se haga justicia.
Dulce Gabriela Flores, vivía en Cuautla, Morelos con sus pequeños Fernando y Santiago de 8 y 11 años de edad, su padre José Israel Vazquez Román, se había mudado tiempo atrás a Celaya, Guanajuato y había hecho su vida con otra pareja. Los niños conforme crecieron, estuvieron interesados en buscar y convivir con su padre, por lo que la madre accedió a buscarlo pensando en la importancia del vínculo paterno.
Los pequeños fueron en julio del 2022 a unas vacaciones de las que no regresaron, cuando el progenitor se negó a que volvieran con su madre el 28 de julio, amedrentándola además con insultos y amenazas de que no volvería a ver a sus hijos nunca más. Dulce acudió a la Fiscalía General del Estado de Morelos en su regional oriente donde al igual que a tantas madres que buscan a sus hijos, le negaron la atención y la diligencia de recuperación de los niños, a pesar de tener la Guarda y Custodia desde 2016 decretada en los Tribunales Familiares de la Ciudad de México.
Es común que las autoridades tomen con poca seriedad la grave violencia que implica una sustracción, ocultamiento o retención de menores, aún cuando está penalizada en el artículo 203 del Código Penal Federal, pues normalizan la voluntad abusiva de la figura del «padre de familia», y esa falta de criterio y rigor a Fernando le costó la vida.
Dulce Gabriela Flores, como muchas madres víctimas de la sustracción de nuestros hijos, no supo más de ellos hasta que el pasado 9 de mayo, cuando una maestra de Fernando, le llamó a Dulce para darle el pésame por la muerte de su hijo.
«Estábamos en Cuautla cenando eran como las 7 pm del día 9 de mayo cuando la maestra con la que Fer había estado cuando llegó a Celaya le hablo a Dulce para darle el pésame por el fallecimiento de Fer… ella se puso muy mal, como pudimos llegamos a Celaya y todavía lo encontramos en su caja, lo estaban velando llegamos a las 3am del día 10 de mayo, el Día de las Madres más triste de toda nuestra vida», me dijo la señora Yolanda, madre de Dulce y abuela de los niños.
Yolanda contó que al llegar al funeral José Israel Vazquez, presunto asesino de Fernando y sus acompañantes no permitieron que Dulce y su madre se acercaran al féretro por una supuesta orden de restricción que le notificaron en esos momentos policías y aún en el panteón, no pudo decirle adiós a su hijito por última vez.
Tras acudir a la Fiscalía de Guanajuato les informaron que supuestamente el niño fue encontrado en el baño de la casa de su padre con la cabeza dentro de una cubeta con agua, la historia que el progenitor presentó aludía a que el niño se suicidó a causa de padecimientos mentales como esquizofrenia y depresión que jamás se manifestó mientras estuvo bajo custodia de la madre.
El cuerpo de Fernando fue llevado sin vida a un hospital y en un primer momento fueron absueltos José Israel y Yeraldi pero fueron aprendidos después de que se acreditaran señales de violencia física en el menor por las periciales forenses y de que rindiera su declaración Santiago, que presenció el homicidio de su hermano. Ambos, el progenitor y su pareja Yeraldy Hernandez, fueron detenidos y vinculados a proceso el pasado domingo.
Santiago se encuentra bajo disposición del DIF del Estado de Morelos, no se le ha permitido tener contacto alguno con su madre, exigimos dejen de revictimizar a este pequeño y sea restituido inmediatamente con su madre.
Mientras Dulce Gabriela realizaba indagatorias sobre el caso descubrió la existencia de supuestas denuncias de violencia familiar que abrió el agresor en su contra así como un nuevo juicio de Guarda y Custodia que abrió José Israel en el Cuarto Distrito Judicial de Morelos con el expediente 440/ 2022 con lo que le decretaron la custodia provisional, resolución que había sido ocultada a la madre a quien jamás le notificaron dicha resolución.
La violencia vicaria culmina en su máxima expresión con el asesinato de los hijos, porque lo agresores saben del daño irreparable e irreversible que es el asesinato de su hijo.
Las omisiones de la Fiscalía de Morelos, y normalizar esta violencia al día de hoy son en parte responsables de que Fernando jamás regresará a casa.
Las madres protectoras no nos callaremos ante los atropellos de derechos humanos que han padecido Dulce Gabriela Flores y sus hijos y no descansaremos hasta que haya justicia hacia todos los responsables de que Fernando esté sin vida.