Presentan sobrevivientes y activistas Alianza México-Colombia contra violencia química

Fundaciones Carmen Sánchez y Natalia Ponce de León, buscan conjuntar esfuerzos para visibilizar, prevenir, atender y sancionar este tipo de violencia feminicida extrema en ambas naciones

por La Costilla Rota

LaCostillaRota. 13 de junio de 2023.- Integrantes de la Fundación Carmen Sánchez y de la Fundación Natalia Ponce de León, presentaron este lunes la Alianza México-Colombia para prevenir, atender y sancionar la violencia Química.

En una rueda de prensa convocada por ambas fundaciones, medios de comunicación y activistas se dieron cita en el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez en la Colonia San Rafael de la Ciudad de México, donde sobrevivientes y expertas panelistas explicaron la importancia de esta Alianza y las implicaciones de los ataques químicos como una forma extrema de violencia feminicida.

El presidium integrado por las sobrevivientes María López y Martha Ávila, así como por las expertas Carolina Hernández, abogada penalista, Adriana Reyes, experta en peritaje psicológico y Ximena Canseco, activista vicepresidenta de la Fundación Carmen Sánchez, estuvo encabezado por Natalia Ponce de León, sobreviviente de ataque con ácido en Colombia y referente de la lucha contra la violencia química en América Latina, así como por Carmen Sánchez, sobreviviente de un ataque con ácido ocurrido en 2014 y activista que logró la primera sentencia ejemplar de un ataque de este tipo como feminicidio en grado de tentativa en México y en el continente americano, en contra de su agresor Efrén García, condenado a 46 años 8 meses de prisión el pasado 11 de Mayo.

Ambas fundaciones, únicas en sus países, se han dedicado a acompañar y ayudar a víctimas de ataques con sustancias químicas, brindando asesoría legal y psicológica, así como el acceso a tratamiento clínico gratuito. En el caso de México, la Fundación Carmen Sánchez se encuentra promoviendo una iniciativa de ley amplia, que además de considerar los ataques con ácido u otras sustancias como ataques calificados como feminicidio en grado de tentativa, busca que al igual que en Colombia, las víctimas tengas acceso a atención médica gratuita, continúa e inmediata a fin de detener o impedir los graves daños a la integridad y a la salud que estos ataques provocan contra las mujeres.

Natalia Ponce de León, activista colombiana presidenta de la fundación que lleva su nombre, narró que cuando salió de la unidad de quemados del Hospital Simón Bolvar en Colombia después de un año de internat sobrevivir al ataque químico que padeció, reconoció estar más viva que nunca, con una gran misión por delante que la llevó a luchar por las demás sobrevivientes. «En el mundo nos queman a las mujeres por el simple hecho de ser mujeres», aseveró.

En el 2015 creó la Fundación Natalia Ponce de León con el propósito de defender los derechos humanos de las mujeres víctimas de estos ataques y para promover la prevención y visibilizar la problemática que llevó a Colombia a ocupar el deshonroso primer lugar en el mundo en ataques con agentes químicos en 2012. Entre los logros de la Fundación Natalia Ponce se encuentra la sanción de la ley 1773, mejor conocida en Colombia como la Ley Natalia Ponce, la cual consiguió que desde el 2016 los ataques con agentes químicos fueran catalogados como delitos graves.

Carmen Sánchez, presidenta de la fundación Carmen Sánchez, contó que el 11 de mayo pasado logró obtener para su agresor la primera sentencia ejemplar en México y América para castigar como feminicidio en grado de tentativa el ataque con ácido del que fue objeto. Agradeció a los medios de comunicación por abrazar su caso, el cual debe de ser de interés de toda la sociedad por que aseguró que no solo se daña a las víctimas si no a sus familias y su entorno, representando una violación grave a los derechos humanos. El trabajo de investigación científica y de acompañamiento integral de sobrevivientes hecho desde la fundación, dijo, se inspira en la lucha de muchas mujeres activistas y sobrevivientes «Como dice Marcela Lagarde, una causa no la ha ganado una mujer sola, y es preciso recuperar las aportaciones y contribuciones que se han hecho desde otros países para defender y promover nuestros derechos humanos… las mujeres no estamos huérfanas; sin genealogía no tenemos presente ni mucho menos futuro», proclamó al tiempo que anunció la Alianza internacional para conjuntar los esfuerzos de ambas fundaciones para prevenir una de las violencias más atroces y crueles que existen contra las mujeres en el mundo.

María López, mujer sobreviviente de un ataque con ácido en México en 1988, intervino para narrar su historia, siendo la primera mexicana en sufrir esta violencia hace ya 3 décadas. María, reconoció que de no ser por el acompañamiento de la Fundación Carmen Sánchez y de las compañeras que ha conocido en este camino, hubiera seguido en el autoexilio, el cual ha decidido dejar atrás para alzar la voz.

Martha Ávila, sobreviviente de un ataque con agentes químicos en 2017, también se hizo presente para reconocer la labor de las activistas y sumarse al trabajo de esta nueva alianza internacional, además de recalcar la importancia de combatir la impunidad, que se haga justicia y que no se permita acceso a privilegios judiciales a los agresores.

La abogada y experta penalista Carolina Hernández, también presentó las condiciones en que se ha desplegado la estrategia jurídica para lograr la primera sentencia ejemplar contra un agresor químico y del mismo modo, la psicóloga Adriana Reyes explicó la implicaciones psicológicas de la violencia química y un poco de su extensa investigación sobre el peritaje a víctimas como mecanismo de acceso a la justicia.

Finalmente, la activista e historiadora Ximena Canseco, explicó algunas de las actividades de defensa y acompañamiento de sobrevivientes que se realizan desde la Fundación Carmen Sánchez, dando a conocer los aspectos de afectación a los que se enfrentan las víctimas que hoy demandan justicia, los cuales ya se han plasmado en un artículo científico realizado por la Fundación.  Sostuvo que «su vida se ve trastocada por completo, se enfrentan al estigma social, a la discriminación laboral, a precarización económica… y eso es justo lo que buscan los agresores», dando a conocer que ante la falta de información, las activistas también tuvieron que convertirse en académicas e investigadoras para explicar a las autoridades de justicia y del sector salud el impacto integral de la violencia química, en aras de trabajar en conjunto a favor de las sobrevivientes.

 

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