Voces inaudibles

Por décadas las mujeres hemos sido criminalizadas, pues vivimos en una sociedad en la que el sistema defiende a un hombre de un feminicidio o un ataque con acido hacia una mujer, pero acribilla socialmente y criminaliza a una mujer por haberse robado un pan

por La Costilla Rota

Por Monse García

“…A pesar de que les dije que estaba embarazada me golpearon tan fuerte que perdí a mi bebé…”

Nuestra sociedad se encuentra cimentada en un sistema patriarcal, pues históricamente las mujeres hemos sido invisibilizadas como seres sociales, hemos participado en guerras, como mujeres hemos estado al frente en líneas de combates bélicos, hemos impulsado la economía, hemos buscado cambios sociales, hemos innovado, participado en la ciencia y tecnología, etc.. sin embargo, nuestra participación social y global ha sido mutilada de la historia y nuestra voz hasta hoy en día sigue siendo enmudecida.

Si bien es cierto en grandes dimensiones sociales en las que hemos participado, hemos sido invisibilizadas y calladas, por el mismo sistema social, ahora bien, reflexionemos como nuestra voz y nuestras luchas también han sido enmudecidas e ignoradas por el sistema de justicia.

La “justicia patriarcal” es una realidad. Quienes juzgan tienen las herramientas para evitarla, pero no las aplican. Y el impacto, como lo evidencian nuestros reportajes, es devastador, no solo para las mujeres a las que golpeó el mazo machista, sino también para la sociedad. (GERTH, 2019)

En México, históricamente es sabido que “EL DERECHO, ES PARA HOMBRES”, pues socialmente así se ha decidido, y jurídicamente ha diseñado a las mujeres como hombres, por que el sistema legislativo ignora las verdaderas necesidades sociales y personales de las mujeres, mutilando sus derechos, criminalizándolas y generando un sistema legislativo paternal para los hombres.

La justicia es patriarcal por que en el aparato judicial son mayormente hombres machistas quienes deciden que es legal o no y cómo o por cuánto tiempo sancionar.

Por décadas las mujeres hemos sido criminalizadas, pues vivimos en una sociedad en la que el sistema defiende a un hombre de un feminicidio o un ataque con acido hacia una mujer, pero acribilla socialmente y criminaliza a una mujer por haberse robado un pan por que tenía hambre, o peor aun que recluye a una mujer con un trastorno intelectual, para cederle la custodia de su menor hija de tres años a quien fuera su agresor sexual, y si te encuentras en estado de gravidez es peor,-“PARECIERA QUE SE ENSAÑAN MÁS POR EL HECHO DE ESTAR EMBARAZADA”- refiere Agustina quien al ser detenida fue golpeada brutalmente por los ministeriales hasta perder a su bebé.

Es importante visibilizar la violencia y la impunidad que vivimos en México como mujeres, pues regresando al breviario histórico, como mujeres nos han juzgado por la toma de decisiones, por intentar tener una participación social, nos han tratado como brujas por el hecho de impulsar la medicina y la herbolaria, entre muchas cosas más, pero es aún más indignante  que esta sociedad a través de la construcción e idealización de la “familia perfecta” nos ha enseñado como mujeres a cuidar, procurar y maternar hombres, y que gracias a ello el 80% de la población femenina penitenciaria se encuentra recluida, juzgada y abandonada por delitos que cometieron sus parejas sentimentales y que ellas no tenían conocimiento alguno de ello, pero que se empeñaron en cuidar la figura masculina para no perder la postura familiar o ser señaladas como “MALAS MUJERES” por no luchar y conservar su relación o matrimonio en la que son violentadas.

Al respecto, del párrafo que antecede, y al realizar una observación en los penales sobre todo del Estado de México, podemos vislumbrar que la visita para acceder a los módulos de varonil siempre se encuentran saturadas, y el 80% de la visita son MUJERES, (madres, esposas, novias, hijas, hermanas), por que reitero esta sociedad nos ha enseñado que un hombre no se debe abandonar por que a pesar de ser quien sea y haber cometido los crímenes que haya cometido graves o no, debemos apoyarlos y no juzgarlos o señalarlos.

De acuerdo con Equis.org, en su informe “Medidas alternativas al encarcelamiento en el nuevo sistema de justicia penal”, refiere que las características de la mayoría de mujeres acusadas, procesadas o sentenciadas por la comisión de delitos en México, es que dependen económicamente de su pareja o se encuentran sometidas a una relación de poder, y se vieron involucradas en el delito en apoyo a la pareja o porque fueron forzadas a participar, es decir, se trata de mujeres que no son protagonistas, sin poder de decisión, utilizadas como distracción o “carne de cañón”. (EQUIS JUSTICIA PARA LAS MUJERES, 2022)

“Fui detenida, por crímenes que había cometido mi hijo, quien actualmente se encuentra recluido, y me enoje con mi hija porque, aunque yo reciba la visita de mi hija y mis nietas ella no quiere pasar a visitar a su hermano y si no va a visitarlo y apoyarlo a él entonces que no me visite a mí por que no quiero que mi hijo esté abandonado“ Isabel, 58 años.

Isabel, no está mal, no la juzguemos más, no la señalemos socialmente por su discurso y sus decisiones, ella está siendo juzgada y criminalizada por los crímenes en que corresponde la total responsabilidad social, penal y personal a su hijo, Isabel, únicamente nos permite ver a través de su discurso el reflejo de la sociedad patriarcal en la que fue formada como hija, como madre, como mujer, y que en esta formación ha normalizado la violencia de la que ha sido víctima toda su vida.

-“Hace más de 10 años no recibo visita, el día que caí presa y mi familia se entero me dijeron que no me podían apoyar, mi propia madre me abandonó diciéndome que si quería andar de cabrona que me aguantara y me atuviera a las consecuencias, pero yo no cometí ningún delito, mi único error fue estar desayunado birria con el que era mi novio y ya hasta que estaba aquí en audiencia me entere que él si tenía una orden de aprehensión, cuando llegaron los ministeriales al puesto donde estábamos comiendo, él huyó, y hasta la fecha yo sigo detenida pagando los delitos que él cometió”- Araceli, 45 años.

El abandono familiar de las mujeres que se encuentran privadas de su libertad es otro de los grandes problemas y violencias que viven, pues ya no solamente son señaladas y juzgadas por el sistema judicial, sino también por quienes se supone deberían ser su lugar seguro, su lugar de consuelo y apoyo: “SU FAMILIA”.

“No hay pruebas en mi contra, porque yo no le robé, yo solamente protegía a mi niña de 9 años para evitar que fuera abusada o violada por él, fui a la fiscalía a denunciarlo, pero me dijeron que estaba loca, que seguramente me estaba confundiendo y que los niños a esa edad dicen mentiras, a los días él me fue a denunciar por robo, y basto su dicho y señalamiento para que el juez me sentenciara” Karla, 38 años.

La sociedad, y el sistema se enoja, y nos juzga locas a las mujeres por tener ganas de romper y quemar todo, y se remiten a decirnos que confiemos en sus instituciones, pero sus instituciones no nos escuchan ni siquiera cuando nosotras somos las víctimas, y con este tipo de situaciones, verificamos el hecho de que el sistema de justicia esta hecho por y para hombres, blindándolos de cualquier acusación en su contra, por que ellos tienen justificación de hacer y cometer delitos que afecten nuestra integridad física, sexual y emocional y no verse involucrados en una situación legal, y son escuchados por las autoridades cuando casualmente quieren destruir la vida de una mujer o una niña, atropellando una y otra vez nuestros derechos como mujeres, nuestra vida.

“Me detienen con mi novio camino a una fiesta, resulta que la camioneta que él conducía se la había robado días antes, y yo no lo sabía, él me dijo que se la había prestado un amigo, cuando el juez me sentencio comencé a llorar tan fuerte que se me empezó a ir la respiración, yo me quería morir, pero el juez solo se reía y me decía, que era una exagerada que mejor disfrutara mi nuevo hogar” Paola, 25 años

Qué tanto odio debe vivir una persona en su vida para burlarse del dolor humano, qué tanta misoginia debe existir en su vida y en su realidad para burlarse y disfrutar del dolor de una mujer, qué tan incompetente debe ser como impartidor de justicia.

Es importante que hagamos visible la incongruencia de la impartición de justicia, pues el aparato judicial y todos aquellos servidores públicos que lo conforman y ejecutan, hablan de justicia, hablan de la eficacia e inmediatés de actuación en sus instituciones para el acceso a la justicia, pero no tienen sentido de la misma, pues van transgrediendo una y otra vez los Derechos Humanos, violentando y criminalizando a las mujeres.

Esto solo son algunos extractos de las historias de vida de algunas mujeres que hoy en día viven en prisión por delitos que no cometieron, que no fueron escuchadas durante su proceso, que no les permitieron declarar, que si emitieron su declaración esta fue invalidada, que por más que griten no son escuchadas, y lo único que les queda es la fe y la esperanza de algún día poder ver la luz del exterior, o reunirse con su familia.

Es así que nos exhorto a no juzgar la vida de una mujer, sigamos en pie de lucha ayudándonos las unas a las otras, validándonos y dándonos ese reconocimiento personal, emocional, y profesional entre nosotras, hagamos visible la crueldad con la que nos tratan y somos juzgadas ante las instituciones “impartidoras de justicia”, no permitamos que la sociedad, el sistema y el patriarcado nos contraponga, juntas sigamos gritando hasta que nuestra voz sea escuchada.

Montserrat García.

 

Bibliografía

EQUIS JUSTICIA PARA LAS MUJERES. (2022). Medidas alternativas al encarcelamiento en el nuevo sistema de justicia penal. MÉXICO: EQUIS.

GERTH, S. (2019). JUSTICIA PATRIARCAL. MÉXICO: CIMAC NOTICIAS.

 

Foto de sakhorn38 vía Getty Images

 

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