10 de mayo: día de la maternidad libre y voluntaria

La maternidad implica una doble decisión, en primera instancia la concepción, y en  una segunda, el ejercicio de la maternidad como una elección de vida

por Verónica Chalita

Por Verónica Chalita

Desde 1922, el 10 de mayo se conmemora el día de las madres en México como resultado de una campaña del periódico Excélsior, avalada y apoyada por el entonces secretario de Educación, José Vasconcelos; sin embargo, en 1979 el Frente Nacional de Lucha por la Liberación y los Derechos de las Mujeres (FNALIDM) y la Coalición de Mujeres Feministas (CMF) elaboraron el proyecto de Ley sobre Maternidad Voluntaria que se presentó ante la Cámara de Diputados, y así se declaró también el 10 de mayo como el día de la maternidad libre y voluntaria.

Esto con el claro objetivo de reconocer la maternidad como opción y no como mandato social, dejar de lado la idea de que es un deber ser de la mujer y comprenderla como una elección, no como un destino.

Este día, a la vez que se reconoce a las madres, más que por la misma concepción, por la importantísima labor de la crianza de los hijos y por ser el pilar de la mayoría de los hogares, también se reconoce la maternidad desde el ejercicio de la libertad reproductiva y el derecho a decidir.

Igualmente, este día invita a repensar la maternidad lejos de la abnegación, del sacrificio y de los roles de género, y, por el contrario, a visibilizar las labores de la crianza y cuidados del hogar. Y es que hay que decir que las mujeres trabajadoras dedican un aproximado de 26 horas semanales al trabajo no remunerado que representan las cargas domésticas, además de sus 40 o 48 horas de jornada laboral remunerada.

Es así, que algunas mujeres han renunciado a un trabajo incompatible con ser madre o han sido despedidas o su desarrollo profesional se ha visto limitado o no alcanzan mejores posiciones ya que cargan el estigma de su menor compromiso con las empresas o instituciones cuando tienen que atender algún asunto relacionado con los hijos. Algunas mujeres tienen que competir con hombres cuyos hijos cuidan sus mujeres o incluso padecen la desigualdad salarial.

Desde esta presión, se podría decir que la maternidad penaliza a la mujer, y lo hace en mayor medida cuando no existen políticas públicas de conciliación familia/trabajo, lo que repercute en que muchas mujeres se sientan insatisfechas o caigan en la autoexigencia de la perfección.

En España, se fundó el club de las Malas Madres, en el que se reúne un grupo aproximado de 62 mil jóvenes profesionistas que no han podido disfrutar de un equilibrio entre el trabajo y la maternidad, pero que han adoptado este espacio para compartir sus experiencias y emociones al respecto.

Así que la maternidad implica una doble decisión, en primera instancia la concepción, y en  una segunda, el ejercicio de la maternidad como una elección de vida.

Elección en la que falta el acompañamiento de políticas públicas para que se transite por un camino menos empedrado, más feliz, más pleno, y por supuesto, libre de cualquier tipo de violencia de género.

 

Foto de Stel Antic de corelens

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