Por Vanesa Garfías
“No podemos avanzar todas, si a la mitad se nos deja atrás”
Malala Yousafzai
Qué sería de las mujeres sin el apoyo y aliento de nosotras mismas cuando sufrimos situaciones de crisis; las cuales lamentablemente son recurrentes a lo largo de nuestras vidas y se relaciona con la gran fortaleza de sostener relaciones familiares, conyugales, amorosas y de amistad. Cuántas mujeres han encontrado en la participación política, social, intelectual, científica y económica la forma de materializar sus objetivos y así alcanzar la justicia en el mundo.
Hoy reconocemos a todas esas mujeres que han abierto paso a las nuevas generaciones, nosotras, las jovenas, aceptamos el reto de continuar abriendo y pavimentando el camino; nos comprometemos a romper esos techos de cristal y destrozar el pacto patriarcal que nos impide empoderarnos y ser políticas libres. Las jovenas las honramos, las reconocemos y nos reconocemos en su lucha.
Sin embargo, es necesario hacer una pausa cuando no se están tomando en cuenta las voces de todas. Pensemos si la sororidad solo la usamos de manera discursiva o si la aplicamos en todo nuestro entorno. En un México que padece una epidemia de violencias debemos de asegurarnos que nuestro espacio seguro sea entre nosotras, las mujeres. Nos han precedido mujeres y movimientos que han logrado acuerdos surgidos desde una mirada violeta, una mirada feminista.
Las mujeres jovenas decimos “YA BASTA”. No queremos más violencia intergeneracional, ni de ningún otro tipo. Exigimos un alto a seguir siendo invisibilizadas, minimizadas, u obstaculizadas desde el adultocentrismo. Por ello, hoy hacemos un llamado para que firmemos un pacto intergeneracional, un pacto entre mujeres de diferentes generaciones, pero al final un pacto por una sola causa, acabar con las desigualdades y violencias de las cuales hemos sido sujetas durante siglos y poder construir juntas el camino sororo a la paridad. Derribemos los pactos patriarcales, eso es responsabilidad de cada una de nosotras.
Mujeres de este grandioso país, hoy pido su compromiso para firmar este “Pacto Sororo Intergeneracional” que incluye los siguientes compromisos.
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Apoyar de forma genuina y desinteresada a las mujeres que me rodean; creer en su empoderamiento y en sus capacidades, sin verlas como una extensión de poder e influencia.
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Ayudar a otras mujeres y servir como mentoras para superar obstáculos patriarcales sistémicos, políticos, económicos y culturales.
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No juzgar las apariencias físicas y fomentar el respeto entre nosotras para acabar con las críticas, prejuicios y cosificación de las mujeres que no contribuyen a las relaciones sororas.
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Respaldar, apoyar y creer a las víctimas de cualquier tipo de violencias, con especial atención a la violencia política en razón de género contra las mujeres. Empaticemos con los procesos que vivimos cada una y no solapemos ni apoyemos a violentadores aunque nos sea redituable políticamente.
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No violentar a ninguna mujer, bajo ninguna circunstancia, ni siquiera por la lucha por el poder. La violencia política no puede ser ejercida nunca entre nosotras mismas.
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Utilizar el lenguaje incluyente, no replicar mensajes sexistas, ni peyorativos referentes a las mujeres.
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Tener una ética feminista. Esto implica honrar, citar y visibilizar a las mujeres en sus discursos y también mediáticamente.
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Recordar siempre que lo importante es priorizar la agenda de derechos humanos, aspecto que también es indispensable para “no agredirnos entre nosotras”.
Solo unidas podremos romper este pacto patriarcal, que nos afecta a todas sin excepción.
Firmemos hoy un pacto entre nosotras, un pacto de sororidad intergeneracional