Por Mayra Martínez Pineda
Hablar del empoderamiento económico de las mujeres, nunca fue más evidente que ahora, sucedió después de la frase de la cantante Shakira en relación a que las “mujeres ya no lloran, las mujeres facturan”, por supuesto que esto sería lo ideal, es justo el verdadero empoderamiento de todas, es así como debería ser la igualdad por la que por décadas se ha luchado, pero nada más alejado de la realidad. Justo cuando escuché la frase pensé, ojalá todas tuviéramos las mismas oportunidades, conociendo el mapa de la situación real de la mayor parte de las mujeres mexicanas.
Las mujeres mexicanas en su mayoría no facturan. Su situación es alarmante, la mayoría aún vive con la precariedad de lo indispensable y hay un alto riesgo de que sean víctimas de violencia por ser dependientes de la economía de un hombre que puede ser su agresor.
Recientemente el comunicado 05/23 de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, que es una iniciativa de articulación, creada por más de 60 organizaciones de la sociedad civil mexicana para incidir de manera propositiva frente a la desigualdad y la pobreza, refiere un estudio sobre exclusión y precariedad laboral como raíces de la desigualdad, en donde refleja datos que son banderas rojas de alerta sobre la situación.
El primer dato que llama mi atención es el siguiente:
*Más de 21.5 millones de mujeres no tienen empleo remunerado.; mujeres que son excluidas del sistema laboral, esto está ligado al tema de cuidados, pero también a la baja oferta de empleos sobre todo en zonas más alejadas a los centros urbanos, aunado a la poca incidencia de oportunidades para la profesionalización de las mujeres, que aún existe en las zonas rurales o lo que es peor, las pocas oportunidades de empleo para mujeres con altos perfiles profesionales, lo que en suma, es una lamentable realidad en la que no se ha puesto aún una solución.
*4.4 millones están desempleadas y disponibles para trabajar y 17 millones realizan labores de cuidado y domésticas, sin remuneración. La grave situación de mujeres que desean trabajar pero que no tienen una sola puerta abierta para desempeñarse, algunas deben migrar por un empleo incluso, y otras serán toda su vida dependientes económicas por el tema de cuidados y por estereotipos. No poder generar ingresos propios, es una gran desventaja que tienen muchas mujeres, pocas se atreven a hablar de lo difícil que a veces llegar ser, el vivir ellas mismas con grandes limitaciones, sobre todo si no tienen oportunidad de administrar los recursos que llegan a casa y sólo se ajustan a indicaciones de un proveedor, lo cual llevo a tipificar la violencia económica; cuando se agrede la dignidad de las mujeres. Nunca olvidaré la situación que vi en un súper mercado, cuando una pareja estaba colocando las cosas de la despensa en la banda de cobro y el esposo sacó de inmediato cosas personales de ella, por considerar que eran gastos innecesarios, la cara de vergüenza y de tristeza que le vi, fue una sacudida a la realidad, por lo que jamás se debe hablar desde los pocos privilegios que se tengan, no, no todas facturan.
Y de este mismo estudio retomo lo siguiente:
* La tasa real de desempleo femenil en México es de 15.7%
* México ocupa el lugar 145 del mundo, de 179 países, en la tasa de participación de mujeres en el sistema laboral
Las mujeres tienen una participación laboral de 40%, pero aportan el 60% del desempleo. En realidad, la tasa de desempleo de las mujeres es de 15.7%, considerando tanto a las desocupadas como a las disponibles, mientras que la tasa general de desempleo es de 11%.
Los datos del INEGI refieren que además de las mujeres excluidas, hay 23.6 millones de mujeres con trabajo, pero 7 de cada 10 (16.3 millones) carecen de ingreso suficiente para superar el umbral de pobreza y 6 de cada 10 (14.1 millones) trabajan sin acceso a los servicios de salud y protecciones de seguridad social.
Hay pobreza, precariedad en la mujeres mexicanas, y es tiempo de cambiar el discurso, y empezar a ver cómo realmente lograremos que todas facturemos, revisar la brecha salarial, mejorar las condiciones de acceso al empleo en igualdad de oportunidades, mejorar las condiciones y prestaciones de mujeres en trabajo informal y en trabajo en el hogar o de cuidados, incentivarles los créditos sin burocracias y sin sesgos, hacer grandes acuerdos con empresas e instituciones gubernamentales para revisar sus convocatorias, dando prioridad al acceso de las mujeres, sin discriminación incluso por ideologías, el verdadero empoderamiento de las mujeres no sucederá nunca si no es el económico; la pobreza de las hijas e hijos está ligada a la pobreza de la madre, lo ha dicho ya la UNICEF, y si la situación es tal en México, al resto del mundo no le pinta mejor, al menos en la lista de las personas más ricas en el mundo, no hay el nombre de una sola mujer, la pobreza sigue concentrada en las mujeres. Menuda agenda para una rebelión.
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