Mariana Lima Buendía

El dolor del asesinato de su hija y la impunidad que provoca aún mayor sufrimiento, ha motivado a Irinea Buendía a iniciar un recorrido por el país, con la sentencia de Mariana, para decirnos que su familia nunca se dio por vencida

por Angelica De la Pena

Por Angélica De La Peña

Un 29 de junio, hace 13 años, doña Irinea Buendía recibió una llamada del marido de su hija, quien le dijo que Mariana se había suicidado. Ella reaccionó y le contestó “tú la mataste”. Llegar a esa terrible conclusión no era una reacción del momento, Mariana había sobrevivido un cruento suplicio por parte de Julio César Hernández, policía judicial del Estado de Mexico.

Cuando su familia llegan a la casa de Mariana la encontraron en la cama, su cara violentada, el marido dijo que se había ahorcado, y que la había bajado de donde se había colgado. No le creyeron. La autoridad que llegó por el cadáver no tomó previsión de la protección de la cadena de custodia, al dejar a Julio Cesar en la casa, manipulando todos los indicios. El peritaje señaló no habían encontrado indicios de violencia.

Comienza un horrendo vía crucis para la familia, la primera bronca fue evitar que Julio Cesar la incinerara. Sobrevivieron a amenazas pero no cejaron de insistir: Mariana no se había suicidado. Oír a su madre relatar toda esta historia de ignominia y de terror, padeciendo la corrupción de las autoridades y la protección a este judicial que se movía con influencias para tergiversar los hechos.

El caso tuvo que llegar hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación en 2015, cinco años después del crimen, para lograr lo que parecía imposible: ordenar a las autoridades ministeriales del Estado de México reabrir nuevamente la investigación sobre la muerte de Mariana Lima Buendía. La exhumación y la nueva investigación forense comprobaron que la fractura de cuello no fue provocada por mecánica de asfixiamiento y le encontraron en sus uñas evidencias de piel del marido que mostraron hubo resistencia de la chica frente a una violencia que por desgracia la llevó a la muerte.

Esta sentencia de la Suprema Corte es emblemática y una luz en la oscuridad deprimente de la injusticia, la primera como un referente para evitar los casos de feminicidio sigan gozando impunidad desde el Estado. Los amparos no dejaron de enfrentarse para retrasar lo que finalmente se logró: fincar la responsabilidad penal al feminicida y una sentencia de 70 años de prisión.

El dolor del asesinato de su hija y la impunidad que provoca aún mayor sufrimiento, ha motivado a Irinea Buendía a iniciar un recorrido por el país, con la sentencia de Mariana, para decirnos que su familia nunca se dio por vencida. Hoy se dignifica la imagen de esta chica de 29 años que se enamoró de un violento patán controlador, como muchísimas mujeres que creen podrán formar una familia con hombres quienes ya en sus brazos, los convierten en cadenas y sobreviven una opresión criminal.

El machismo cobra víctimas a 2 de cada 3 mujeres en México, y se asesinan a 11 mujeres diariamente, sin embargo en la realidad son muchas más mujeres víctimas, las cifras se ocultan en supuestos suicidios o accidentes.

Esta sentencia ordena la reparación del daño sufrido a la familia, su madre, padre y hermanas. Dar a conocer este caso por su madre desde la Caravana Por la Justicia y la justicia para Mariana Lima Buendía y la sentencia contra este feminicida, tiene como objetivo promover las características procedimentales de cómo se debe investigar y juzgar con perspectiva de género todas las muertes violentas de mujeres. Mi reconocimiento y admiración a esta defensora de los derechos humanos de las mujeres: doña Irinea Buendía, quien acaba de estar en Aguascalientes.

Foto La Costilla Rota.

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