Mi primera Marcha 8M

Hace un par de años no me consideraba feminista, es más, se me hacía un término algo “brusco” por nombrarlo de alguna manera y si fuese o no tampoco tendría nada de malo o bueno, sin embargo en una charla con alguna amiga me dijo: Yolanda, tienes un grupo de mujeres (Proyecto M) en el cual apoyas a otras mujeres a sanar de una forma u otra ¡claro que eres feminista!

por Yolanda Díaz

Por Yolanda Díaz

Hace un par de años no me consideraba feminista, es más, se me hacía un término algo “brusco” por nombrarlo de alguna manera y si fuese o no tampoco tendría nada de malo o bueno, sin embargo en una charla con alguna amiga me dijo: Yolanda, tienes un grupo de mujeres (Proyecto M) en el cual apoyas a otras mujeres a sanar de una forma u otra ¡claro que eres feminista! Y así fui como caí en cuenta que sí, si soy feminista.

Creo que la mayoría conocemos el significado de ser una mujer feminista, hay diferentes corrientes y cada una de ellas son respetables, yo por ejemplo me denomino una “feminista light”

He de confesar que cuando sabía de las marchas del 08 de marzo, Día Internacional de la Mujer y veía en las noticias que había disturbios, pero además que vandalizaban monumentos, quebraban vidrios y demás no empatizaba y hasta llegué a criticar.

Poco a poco me fui involucrando más, me fui informando, pero lo que marcó de alguna manera mi forma de pensar en cuanto a las pintas fue una charla que tuve de sobremesa con la hija de mi ex. Me puso un ejemplo que hasta la fecha lo comparto. Me dijo: ¿Yolanda qué pasaría si a alguna mujer de tu familia, amigas o círculo cercano le pasara algo? ¿No quemarías, pintarías todo lo que estuviera a tu paso para lograr que se le haga justicia? Ahí me cayó “el 20”, y mi respuesta sin dudarlo fue: por supuesto que sí, luego agregó: los monumentos se vuelven a reparar, los vidrios se reponen, las pintas se limpian, pero una vida ya no se recupera. Y fue así que empaticé con esa manera de manifestarse.

Como lo mencioné antes las marchas solo las había visto por televisión y redes sociales, en alguna ocasión estando en Reforma en un día cualquiera me topé con una marcha de mujeres y salí corriendo porque me dio miedo, sí aunque se lea incongruente; me dio miedo.

Este año me propuse asistir, porque además del grupo de mujeres que tengo, también escribo en este primer periódico digital feminista (La Costilla Rota) y sentía una obligación moral de ir, pero sobretodo porque tenía ganas.

Pues le hablé a una amiga que conocí vía twitter y ella súper linda me invitó a unirme junto con otra amiga (Gracias mi Beka). Las tres enfundadas en nuestro outfit morado – lila nos dirigimos a la marcha, cabe hacer mención que no íbamos con algún contingente, básicamente fuimos “por nuestras pistolas”. Llegamos por el Ángel y al ver caminar a todas esas mujeres vestidas de un mismo color se me enchinó la piel, luego nos metimos a un contingente y la vibra se dejó sentir, me encantaría describirles con palabras el cúmulo de sensaciones y sentimientos de ese momento, pero de verdad es inexplicable, de inmediato nos unimos a las consignas que eran de todas: ¡“Mujer escucha, esta es tu lucha” o “En falda o pantalón, respétame cabrón! También “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente”, eran miles de voces unidas por una misma causa; “Ni una más, ni una menos”, justicia por las que ya no tienen voz.

Veía las caras de miles de mujeres desconocidas, pero en esos momentos no se sentía eso, se sentía una sororidad, nos veíamos las caras y nos sonreíamos, nos uníamos en cantar y gritar; ¡queremos llegar vivas a casa! Tan solo de recordarlo se me vuelve a enchinar la piel.

Luego a nuestro paso nos encontramos al señor José Luis Castillo, papá de Esmeralda Castillo una niña de 14 años que desapareció en 2009 en Ciudad Juárez, Chihuahua y que cada año viaja de su ciudad de origen hasta la Ciudad de México para manifestarse y recordar a su hija. En ese momento en el grupo que íbamos nos detuvimos a gritarle a José Luis: “no estás solo” seguido de “Esmeralda, hermana aquí está tu manada”, una a una nos fuimos acercando a él para abrazarlo y la gran mayoría de las que lo hicimos terminamos secándonos las lágrimas, hasta la más fuerte se conmovía al ver tal demostración de cariño.

Después de ese acto, de común acuerdo previsto, nos regresamos por reforma a paso lento, tomando videos, fotos, en fin documentando, pero sobretodo viviendo al máximo la Marcha del 8M.

Esta vez no llegamos al zócalo por diversos motivos, pero para mí ya fue un gran paso, y lo viví y disfruté al máximo.

Aunque anteriormente no había asistido como ya lo mencioné, mi forma de demostrarlo no ha cesado y no nada más el 08 de marzo y eso mismo me gustaría que hicieran todas las mujeres. La empatía y la sororidad se deberían de manifestar los 365 días del  año. ¿Cómo? Para empezar dejemos de llamarnos zorras, p-tas, etc., entre nosotras, dejemos de humillar, dejemos de criticar y si lo vamos a hacer que sea por una causa que lo “justifique”, dejemos de burlarnos del físico de las demás, de su forma de vestir, etc., eso como un comienzo.

Segura estoy que somos más las mujeres buenas, las mujeres que sí queremos un cambio y lo podemos hacer.

“Una mujer puede hacer la diferencia, pero todas juntas podemos conquistar el mundo”.

Sin más ni más…

Nos leemos la próxima semana

 

Yolanda Díaz

IG @yoladiaz.n

Twitter @yoladiazn

 

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