En Yucatán no se permitirá que ningún deudor alimentario ocupe cargos públicos, así lo decidió ayer la Suprema Corte de Justicia de la Nación a partir de la propuesta con perspectiva de género emanada del ministro Alberto Pérez Dayán, a quien desde este espacio le externamos todo el reconocimiento por el sentido del proyecto aprobado con 9 votos, en el que se antepuso el interés superior de las infancias a recibir la pensión alimenticia; dando un revés a la acción de inconstitucionalidad promovida por la Comisión Nacional de Derechos Humanos y cuyos casos similares en otros estados, muy probablemente se resolverán de forma similar.

Únicamente dos votos fueron en contra: el de los ministros Javier Laynez y Juan Luis González Alcántara, cuyas intervenciones en la sesión fueron aberraciones machistas y carentes de sensibilidad al no entender el problema social que representan los 35 millones de padres irresponsables y las más de 60 millones de infancias que no tienen garantizado este derecho en México.

Las cifras anteriores no coinciden con los números oficiales porque hemos romantizado a las jefas de familia a partir de los “apoyos” gubernamentales que se les brindan (y que son insuficientes), cuando lo que realmente se necesita es justicia, para que los deudores alimentarios dejen de estar impunes y solapados por todo un sistema patriarcal que los encubre y protege.