La ex no es como la pintan

Dicen que una puede volverse santa o demonia en la boca de otras personas. Pero no bruja, tóxica, loca, dañada u obsesiva. Esas son las etiquetas que un hombre coloca en una ex pareja cuando habla de ella para referirse al “infierno” que vivió en las manos de esa “indigna mujer” que lo hizo vivir una pesadilla

por Stephanye Reyes

Por Stephanye Reyes

Dicen que una puede volverse santa o demonia en la boca de otras personas. Pero no bruja, tóxica, loca, dañada u obsesiva. Esas son las etiquetas que un hombre coloca en una ex pareja cuando habla de ella para referirse al “infierno” que vivió en las manos de esa “indigna mujer” que lo hizo vivir una pesadilla. ¡Ojo ahí! Normalmente se trata de un narcisista escondiendo sus violencias dando avisos silenciosos de que tu lugar no está a su lado.

Pero, ¿qué pasa cuando una cae en esa red de mentiras y decide compartir-se con ese tipo de sujetos? Por supuesto, bajo la concepción del amor romántico, creemos a ciegas lo que nos cuentan sobre las mujeres que nos antecedieron y damos por hecho de que se tratan de enemigas o mujeres a superar con cualidades que “repararán el daño recibido por las insensatas damas que pasaron antes de nosotras”.

Una se “pule” día a día al vivir bajo la sombra del monstruo que nos construyeron y que además, se vuelve carga y sombra emocional. Porque conforme avanza la relación, el exceso de mención se vuelve tortuoso y comenzamos a despreciar a una completa desconocida partiendo de una versión que no nos consta y que creemos válida porque el hombre que “amamos” nos la cuenta.

Hasta que un buen día, todo hace click en nuestra cabeza y descubrimos que ella no era tóxica, sino que él es infiel. No se trataba de una obsesiva, él es un irresponsable afectivo incumplidor de acuerdos. El capacitismo de llamarla loca, era solo eso porque era la manera de deslindarse de sus violencias. Así es como comprendes que esa mujer no era la villana de la historia, sino una víctima antes que tú del mismo ser.

El patriarcado se regodea entre el desprecio, el odio y por ende, la separación entre mujeres. Siglos de historia nos han demostrado la necesidad de mantenernos divididas mediante diversos mecanismos, y la competencia o comparación siempre han sido un recurso bastante infalible. Sin embargo, es posible quemar las raíces heteronormadas que conocemos al brindarnos la oportunidad de compartir heridas, experiencias y dolores con mujeres que desafortunadamente vivieron lo mismo que nosotras en manos del mismo hombre.

Las relaciones entre “ex´s” parejas de un violentador son posibles si se comprende que no somos enemigas sino espejos con dolencias similares. Compartir experiencias puede partir desde un grito de auxilio a quien conoció la misma versión del hombre que nos habló mal de ella; porque la lista de “ex´s novias locas” crece y se recarga con cada nueva pareja. El encuentro de mujeres víctimas de un narcisista, un potencial feminicida, un macho pues, puede gestar una amistad y ampliar la red de apoyo.

No hay que temer pedir referencias a la “ex” cuando las cosas no van bien. Quizá sea el detonador que necesitamos para salir vivas y libres de esos lugares. No hay que echar en saco roto las recomendaciones de mujeres que se acercan a nosotras a querer prevenirnos de un tipo, usualmente se hace con miedo a ser tachada de «tóxica» pero con la firme convicción de que nadie más viva la mala experiencia del tipejo en cuestión.

Este texto es una invitación a mirar a las mujeres del pasado de la pareja como aliadas y no como enemigas. Como fuentes de referencia en un país machista y feminicida. Ante la violencia, nos queda tomar herramientas de sororidad y empatía para dejar de dividirnos por ellos. 

Y tú, ¿también has oído de la «ex loca»? ¡Cuidado! Vale más una platicadita a tiempo que un proceso terapéutico posterior.

** Gracias C. por acercarte a mí y romper esa falsa pared que había entre las dos. Gracias por cuidar de mi hijo y por seguir en resistencia. Eres una mujer increíble, capaz y fregona. No dejes que nadie te convenza de lo contrario. (Tú inspiraste este texto ❣️)

 

Foto de Milkos de Getty Images

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