Por R. Aideé Aguilar
Otra forma de deconstruir el amor romántico es comprender cuáles son las formas de relacionarnos que nos han enseñado. Anteriormente lo vimos a través de los celos; hoy lo abordaremos desde el control, que va de la mano con lo anterior.
Tengamos en cuenta que las relaciones interpersonales, las normalizamos como relaciones de poder, donde una de esas personas, ejerce poder y hasta coerción para someter a la otra persona.
Pensemos que en una relación heterosexual, hombre-mujer, debemos cuestionar cómo nos han dicho que deben de ser estar forma relacionales patriarcales. Nos enseñan que las mujeres debemos de aceptar el rol de la mujer sumisa, la que obedece al hombre y le sirve en todo momento, ante cualquier situación. Pero esto también, lo vemos en otras parejas con diferentes preferencias u orientaciones sexuales.
Son comportamientos que hemos normalizado y que aprobamos. Incluso, hasta con ello nos atrevemos a medir o poner parámetros con los cuales determinamos si una relación es buena o no. Muchas personas les dices a sus parejas que «las controlan porque las aman», pero en realidad las relaciones interpersonales tanto románticas o no, debe ser construidas desde la confianza, por supuesto, no una confianza ciega, sino una que se genere a través de palabras acompañadas de actos, de congruencia y respeto.
En ocasiones, las parejas «justifican» el control hacia la otra persona, como una forma de cuidado y preocupación, que se vuelve obsesiva, al grado de querer determina cómo debe o no actuar la otra persona. Todo esto lleva al grado que hacen que las personas pierdan individualidad. Nos insertan la idea que son uno mismo. Uno desproporcionado porque al final una de las dos personas termina sometiendo a la otra.
Por ello, es de suma importancia que rompamos con estas actitudes que provocan que nos relacionemos de manera violenta y, ademas, que creamos que eso está bien.
Foto de https://abcblogs.abc.es/gema-lendoiro/2014/12/11/vuelve-el-ama-de-casa?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F
