Por Mar Grecia Oliva Guerrero
Entre los escándalos de corrupción, el desprecio a la vida de los migrantes, las disidencias sexuales y las mujeres, este domingo arrancó Qatar 2022, uno de los eventos deportivos más importantes del mundo y, también uno de los más polémicos de las últimas décadas. El mundial varonil de fútbol de la FIFA, celebrado cada 4 años, convertido en una fiesta que para las y los amantes del deporte era una excusa perfecta para convivir y apoyar a nuestra selección nacional, ocurrirá este año por primera vez en un país del medio oriente, cuyo gobierno es muy diferente a lo que en occidente conocemos, siendo aquel un emirato o monarquía islámica, es decir, un estado-nación regido por las reglas de la religión musulmana expresadas en la sharia o ley islámica.
Qatar, es uno de los cada vez menos países en el mundo que consideran la homosexualidad un crimen, por lo que, aunque los miembros de la comunidad LGBT+ extranjeros que asistan al mundial serán “tolerados” en tanto respeten las normas del país anfitrión según lo afirmaron los organizadores, las disidencias sexuales locales seguirán siendo castigadas con cárcel y otras penas trascendentales si se atreven a manifestar su orientación o identidad, lo cual, ya ha sido objeto de protestas por parte de jugadores, directivos y organizaciones defensoras de los derechos humanos que rechazan esas anacrónicas posturas.
Si bien, el uso de hiyab, burka o velos islámicos no son obligatorios para las mujeres extranjeras que asistan al evento, en Qatar si son obligatorias para las mujeres locales, así como también lo es obtener el permiso de su tutor hombre (esposo, padre, hermano, hijo o pariente) para poder ejercer muchos derechos básicos como lo son el recibir educación, trabajar, viajar, casarse o tener hijos, según lo demuestra el informe “Las mujeres y las normas de tutela masculina en Qatar”, elaborado por Human Rights Watch.
El mundial de Qatar, también arroja un cifra de vidas perdidas para su realización que no se puede minimizar pues según lo reveló una investigación del periódico británico The Guardian, al menos 6,500 trabajadores provenientes de Pakistán, Bangladesh, Sri Lanka, Nepal, India, Filipinas y Kenia, murieron durante el periodo que fueron contratados para realizar a marchas forzadas las obras relacionadas con el mundial, sin que sus familiares hayan recibido compensaciones o, al menos, explicaciones claras sobre los decesos. Así mismo, se han documentado las condiciones infrahumanas de hacinamiento, explotación y pauperización en las que esos miles de trabajadores migrantes laboraron para que los lujosos estadios y obras relacionadas con la infraestructura requerida para la celebración del Mundial, pudieran estar listos a tiempo.
Todas estas violaciones a derechos humanos evidenciadas por el seguimiento a la organización del mundial no bastaron para que la FIFA desistiera de mantener la polémica sede pero si consiguió que artistas internacionales de la talla de Shakira, Dua Lipa y Rod Stewart, alzarán la voz y se negarán a legitimar con su presencia el mundial de la vergüenza, rechazando públicamente contratos multimillonarios para amenizar el magno evento deportivo como una forma de protesta a las ideas y los valores que han normalizado los abusos, el machismo, la homofobia y la explotación esclavizante de migrantes. Con ese mismo sentimiento, es importante cuestionarnos si lo que ha pasado en Qatar y que tanto nos indigna, no se parece demasiado a lo que vivimos en nuestra vida diaria en occidente: ¿cuánto dinero se moviliza diariamente en nuestra región para que ignoremos las injusticias?, ¿cuánto para que nuestros gobernantes omitan castigar o impedir el abuso de poder de funcionarios violentos o de empresarios explotadores?, ¿cuánto dinero para ignorar la adquisición de medicamentos caducos o a sobreprecio que luego, por escasez o descomposición, causan tragedias y pérdida de vidas?
No vamos a cambiar el mundo dejando de ver el mundial, pero vale la pena que hagamos conciencia de que los abusos sufridos y las vidas perdidas para poder tenerlo, no valen este espectáculo ni ningún otro. Que nuestra indiferencia deje de ser negocio es un asunto que está en nuestra cancha.
Malas Mujeres
De entre lo más rescatable que podemos mencionar sobre este mundial, son las mujeres que por su gran calidad profesional, tendrán la oportunidad de arbitrar algunos de los partidos, lo cual, hasta hace muy poco, era inaudito. Por primera vez en la historia de un mundial de fútbol varonil, habrá 6 mujeres participando en el arbitraje, siendo nuestra paisana, la también ingeniera agroindustrial, Kare
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