Vacaciones dignas ¿para todxs?

Por Alix Trimmer

Estamos en un momento histórico, previo al cambio de una de las disposiciones laborales menos alteradas; las vacaciones.

La Ley Federal del Trabajo mantiene el número de días de vacaciones a los que tiene derecho una persona, inamovible desde 1970; más de 30 años han pasado y quienes legislan en nuestro país no habían tomado cartas (al menos no en serio) en el asunto, hasta ahora.

La propuesta que modificaría los días de vacaciones en términos de la siguiente tabla, es prácticamente un hecho, ya se cuenta con la aprobación de Senadores y únicamente está pendiente el trámite del dictamen ante la otra cámara.

Si todo continúa como hasta ahora, a partir del 1 de enero de 2023, el mínimo de vacaciones en México habrá aumentado y en algunos casos se habrá incluso duplicado.

No obstante parece una mejora trascendental, que viene a posicionarnos en un mejor escalón de respeto de los derechos laborales, ese incremento traería consigo la polarización de otros temas que, no todas las personas, han tenido presente en las discusiones:

1. Más vacaciones implica más deberes de cuidado para las mujeres: Sí, es un hecho que en nuestra sociedad, estereotípica e indebidamente, siguen siendo las mujeres quienes mayormente se hacen cargo de las tareas de cuidado relacionadas con el hogar (limpieza, cocina, cuidado de infancias y personas mayores o con discapacidad, etc.). No es ajeno para nadie que cuando una mujer disfruta de vacaciones, una o todas sus actividades planeadas para esos días tengan que ver con las labores de cuidado. Las vacaciones no están pensadas, como prestaciones laborales, para ser usadas en labores domésticas, por el contrario, la razón de ser de las mismas es otorgar a las personas trabajadoras la posibilidad de descansar, de hacer cosas distintas, de esparcimiento.Por lo anterior, existe la creencia fundada de que al incrementarse los días de descanso, se polaricen (aún más) las labores de cuidado.
2. Las vacaciones, al ser proyectadas como tiempo de recreación y descanso, implican gastos adicionales, según estudios, con el incremento de los días de descanso, solo 4 de cada 10 personas trabajadoras podrían, en alguna moderada medida, disfrutar de ese descanso sin que ello implique una dificultad económica mayúscula. Es evidente que los salarios y prestaciones económicas que hoy recibe la población no son suficientes, ni para las vacaciones ni para llevar una vida digna. En un análisis de género, además, es evidente que la proporción que cuenta con las condiciones económicas para disfrutar las vacaciones, no tiene importante presencia de mujeres y disidencias, quienes, por brecha salarial, siguen ganando menos.
3. Y para hablar de dinero, también hay que señalar el gasto que el otorgamiento de más días de vacaciones va a generar en las personas empleadoras de las micro, pequeñas y medianas empresas que constituyen la base de la pirámide económica de México. Empresas que no cuentan con incentivos de cumplimiento y respeto de los derechos laborales y la formalidad, y que ahora solo tendrán una nueva (mayor) obligación que no habrán de cumplir.

Este artículo no pretende ser una crítica a la propuesta de incremento del número de días de vacaciones, lo que considero sumamente necesario; sino poner en perspectiva que ese incremento tiene que considerar éstas y muchas otras peculiaridades y que las mismas deben ser resueltas a la par: es necesaria la regulación del sistema de cuidados, la des-precarización de las labores de las mujeres y las disidencias, el incremento de los salarios y de los incentivos para formalizar la economía y respetar los derechos laborales de las personas.

Antes que decir que la reforma generará vacaciones dignas es necesario repensar si esa dignidad nos va a alcanzar a todas las personas o solo a unas cuantas…