Por R. Aideé Aguilar
Las violaciones sexuales se ha usado como arma de guerra en diferentes partes del mundo, donde han ocurrido conflictos armados. Las violaciones se cometen principalmente hacia mujeres de todas las edades, pero también, en ocasiones hacia hombres. Estás pueden ser individuales o colectivas, con diversos objetos. La violencia sexual en tiempos de guerra son las violaciones u otras formas de violencia sexual, perpetradas por combatientes durante un conflicto armado, una ocupación militar o una guerra, entre otros momentos, pero especialmente en conflictos étnicos.
Este tipo de crímenes es usado como una agresión psicológica, principalmente, para humillar al enemigo. Pero si estas agresiones se cometen principalmente en contra de mujeres, entonces, ¿por qué se ve como una forma de humillar?
Para empezar hay que mencionar que al estudiar los comportamientos de las personas, tenemos que hablar de las relaciones sociales de dominación, tal como lo plantea Rita Segato. En este caso al usarse como una arma de guerra, «estas se hacen en el cuerpo de las mujeres porque eso tiene un significado cultural, religioso y simbólico», que con ello permite humillar y así, vencer a los hombres.
Algunas analistas comparten que este tipo de agresión es más efectiva y poderosa que una bala o una bomba. Ahora bien, ¿cuáles son los efectos de este tipo de violencia?
Hay testimonio de mujeres y niñas que sufren desde algún trastorno mental hasta aquellas que tienen alguna discapacidad por haber sufrido violaciones colectivas. Otro punto es darnos cuenta que muchas de estas mujeres quedaron embarazadas y no pudieron o no les permitieron interrumpir el embarazo, y ahora tienen que cuidar al hijo producto de esas violaciones, por lo que incluso, odian a esos hijos que les recuerdan para toda su vida lo que les pasó.
Al hablar de estos crímenes podemos referirnos a varios conflictos armados como el ocurrido en la República Democrática del Congo, en la República de Centroáfrica, los genocidios en Ruanda, la Ex Yugoslavia, los conflictos en Medio Oriente, en Asia, y hoy en día, la más reciente guerra rusa-ucraniana.
A la fecha se tiene documentado que el ejército ruso está cometiendo violaciones sexuales como una arma de guerra en contra de mujeres ucranianas. Esto nos tiene que poner en conciencia de que los mencionados crímenes de lesa humanidad no corresponden a contextos lejanos en el tiempo y las circunstancias: la violencia sexual de guerra está ocurriendo en este mismo momento, en latitudes donde hasta hace muy poco se vivía una paz civilizada, con gobierno e instituciones legales, con familias que nada opinaron sobre la detonación del conflicto armado y que hoy están desplazadas para huir de los horrores de la guerra que se ensaña con los más vulnerables. Es momento de mostrar al mundo lo que ha sucedido por décadas y hoy prevalece sin que sea objeto de la sanción firme de los organismos internacionales. La guerra es también patriarcal.