Trasplante de Órganos

Por Dolores Colin

Parece que fue ayer cuando en México celebramos con júbilo la hazaña del doctor Rubén Argüero, el primer trasplante de corazón ocurrido el 21 de julio de 1988, en el Centro Médico La Raza. La donante Eloísa Pacheco, joven diagnosticada con muerte cerebral y el receptor José Fernando Tafoya Chávez, quien gracias al trasplante recuperó su vida normal para trabajar, su vida familiar y social. Murió año y medio después por una infección estomacal

A 34 años de ese primer trasplante los avances son contundentes. Sin embargo, los retos también son mayores. Uno de ellos, es incrementar el número de donaciones ya que el rezago de donaciones de corazón, hígado, riñón y córneas es muy alto, la lista de espera de pacientes en espera de un órgano se estima en 23 mil.

De acuerdo a investigaciones de académicos de la UNAM, en nuestro país hay más hospitales autorizados para realizar trasplantes que en Estados Unidos o España. Sin embargo, la donación de órganos tiene tasas muy bajas en comparación con países de América Latina.

Para muestra, un botón. La tasa de trasplantes renales (vivos y cadavéricos) según cifras de 2019 en México, es de 22.4 por millón, en Argentina es de 37.1; y Uruguay de 44.3. Y lo que no debemos dejar de observar es que mientras en México tenemos 273 hospitales certificados y autorizados para realizar el procedimiento, en Argentina hay 59 y en Uruguay solo tres.

Hace unos días, en la Cámara de Diputados se habló de una minuta para modificar la Ley General de Salud, que buscaba avalar la donación automática de órganos y así atender el rezago que actualmente tiene en lista de espera a más de 23 mil pacientes. Morena a través del diputado Ignacio Mier, presidente de la Junta de Coordinación Política y líder de la fracción, validó la minuta que estaba congelada desde hace cuatro años, cuando llegó del Senado.

Y no pasó nada. Confirmaron algunas legisladoras de Morena que fue decisión del subsecretario López-Gatell posponerla, al argumentar que los medicamentos para los trasplantados son muy costosos y el sistema de salud mexicano no tendría capacidad de solventar a un alto número de trasplantes. Así la sensibilidad de nuestras autoridades sanitarias.